El correntino estuvo en la presentación de la candidatura del cordobés. Como Vigo, tienen mandato hasta el final del próximo periodo presidencial.
El senador Carlos Espínola participó este jueves del lanzamiento de la candidatura presidencial de Juan Schiaretti y confirmó que su vínculo con el Gobierno no tiene retorno. Su situación le impide al oficialismo buscar uno de los votos que perdió para conseguir cuórum y le permite al mandatario cordobés garantizarse dos votos en la Cámara alta hasta 2027 para negociar con el próximo presidente.
El otro voto que atesora Schiaretti es el de su esposa, Alejandra Vigo, quien en febrero armó un bloque con cuatro exintegrantes de la bancada del Frente de Todos, entre ellos Espínola. Como ambos fueron elegidos en 2021, seguirán en el Senado hasta el final del próximo mandato presidencial. Por lo tanto, si el futuro Gobierno no tiene mayoría propia en la Cámara alta, tendrá que hablar con Schiaretti.
En la Cámara de Diputados el gobernador también continuará con poder para negociar leyes. Su bloque, Córdoba Federal, tiene dos representantes con mandato hasta 2025 (Ignacio García Aresca y Natalia De la Sota) y aspira sumar al menos tres en octubre. Fue por este escenario que Horacio Rodríguez Larreta intentó integrar a Schiaretti a la interna de Juntos por el Cambio. Patricia Bullrich lo impidió.
Como explicó Letra P, la apuesta del gobernador cordobés es ampliar sus bancadas con peronistas no identificados con el kirchnerismo, pero esa negociación está sujeta a quién sea el próximo presidente. Mientras tanto, se aseguró dos votos que pueden ser decisivos en la Cámara alta.
La relación de Espínola con Schiaretti no es nueva. El cordobés respaldó su candidatura a gobernador de Corrientes en 2017 y dos años después lo sumó a Argentina Federal, como se denominó el fallido frente electoral del peronismo no kirchnerista. Sergio Massa, Miguel Pichetto y Juan Manuel Urtubey eran los otros que se sentaban en esa mesa y luego se fueron con tres candidatos presidenciales distintos. El gobernador se mantuvo prescindente.
En 2021 Espínola tenía todo listo para competir por su reelección como senador con un partido propio si no podía encabezar la lista, pero Cristina Fernández de Kirchner cedió. La negociación decisiva fue en el despacho de la vicepresidenta y se decidió dejar en el segundo lugar a la entonces senadora Ana Almirón, de La Cámpora, quien no pudo retener su banca, pero fue premiada con el cargo de consejera de la Entidad Binacional Yacyretá.
Con su continuidad garantizada, el medallista olímpico empezó a tener gestos de autonomía, como impedir el tratamiento de los pliegos judiciales. En diciembre apagó el teléfono y en febrero se fue del bloque. No se había ido antes por su vínculo con el presidente Alberto Fernández, que en marzo de 2022 lo convirtió en el principal militante para aprobar el acuerdo con el FMI que Cristina boicoteaba.
Como cada legislador o legisladora que apostó por el Presidente, Espínola terminó desilusionado por las promesas incumplidas. En Corrientes le facturan al Gobierno la parálisis de las obras en la autovía que une la localidad de Riachuelo con el acceso a Santa Anta, la zona de mayor tránsito de la provincia. Fernández envió los obradores en 2020, pero luego los retiró.
Un voto que no vuelve
La oficialización del pase de Espínola al schiarettismo le suma un problema al oficialismo para volver a abrir el Senado, que tuvo su última sesión el 13 de abril, aunque no es decisivo. Como anticipó Letra P, Juntos por el Cambio intentará que el recinto continúe cerrado para evitar que la coalición gobernante nombre magistrados antes de dejar el poder.
El cierre de listas le permitió tener mayores expectativas al jefe del Frente de Todos, José Mayans, porque tres de los cuatro exintegrantes de su bancada que se fueron en febrero respaldaron la candidatura presidencial de Massa. La única excepción fue Espínola.
El jujeño Guillermo Snopek será candidato a diputado de Unión por la Patria, mientras que Edgardo Kueider y María Eugenia Catalfamo publicaron tuits de apoyo al ministro de Economía cuando se anunció que competiría para llegar a la Casa Rosada. El entrerriano tiene dos años más de mandato y la puntana deja la Cámara alta en diciembre, después de un fallido intento por ser vicegobernadora de San Luis.
Este cuarteto le permitía al oficialismo llegar a los 37 votos necesarios para el cuórum, junto a los aliados fijos de partidos provinciales: el rionegrino y gobernador electo Alberto Weretilneck y la misionera Magdalena Solari Quintana. Hasta había un voto extra con la riojana Clara Vega, quien en febrero se definió como massista y, si bien no abandona el Senado en diciembre, lejos de estar molesta, el 24 de junio celebró la candidatura de su nuevo líder.
Mayans no logró retomar el vínculo con los exoficialistas para convocar a una sesión, que además de aprobar los pliegos pendientes permitirá darle ingreso a los últimos que fueron enviados e iniciar el trámite de audiencias públicas. La apuesta de JxC es que el recinto siga cerrado hasta diciembre, para que el destino de quienes se postulan para ser jueces y juezas sea definido por la nueva composición del Senado.
Uno de los pliegos que tiene dictamen para ser aprobado es el que propone la continuidad en la Cámara de Casación Penal de la jueza Ana María Figueroa, acusada por Juntos por el Cambio de favorecer a la vicepresidenta en la causa Hotesur-Los Sauces. Durante la audiencia en la Comisión de Acuerdos del Senado, la magistrada reivindicó su imparcialidad, negó cualquier vínculo con el Gobierno y denunció que por la judicialización de la política a los Tribunales llegan "causas armadas", aunque sin dar más detalles.
Figueroa cumple 75 años en agosto y si el Senado no aprueba su continuidad en el recinto antes de esa fecha, no podrá seguir siendo jueza y el tribunal deberá ser completado con un suplente. Es la apuesta de JxC. Por ahora, la viene logrando. LetraP
