Explota el caso del ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano , convirtiéndose en un problema político muy delicado para la primera ministra, Giorgia Meloni . Desde hace días, el ministro Sangiuliano (Nápoles, 62 años) está en vilo por un caso político y personal vinculado al papel de una \'influencer\' y experta de moda, María Rosaria Boccia (Pompeya, provincia de Nápoles, 42 años), que se califica como presidenta di \'Fashion Week Milano Moda\'. Sangiuliano, un intelectual prestado a la política, periodista con larga experiencia en la RAI —fue director de los informativos del TG2— ha mantenido con Boccia una relación sentimental, según reconoció el ministro en una entrevista televisiva en la noche del miércoles. La historia trascendió el 26 de agosto, cuando en su perfil de Instagram Boccia publicó una foto suya junto a Sangiuliano, en la que escribió: «Gracias al ministro de Cultura Gennaro Sangiuliano por el nombramiento como Asesora del Ministro para Grandes Eventos». El mensaje María Rosaria Boccia, despertó la curiosidad en el mundo periodístico y surgieron varios artículos que alimentaron sospechas sobre el papel real de Boccia, que se define como una «embajadora de la moda italiana en el mundo». Aunque ella se presentó como asesora del ministro de Cultura, el equipo de Sangiuliano se apresuró a desmentirla , diciendo que no había habido ningún nombramiento. Sin embargo, ella respondió de inmediato en redes sociales asegurando que el ministro había ordenado ya su nombramiento como asesora. Publicó incluso la grabación de una breve conversación telefónica con un alto funcionario del Ministerio, hablando de su nombramiento como asesora. Desde entonces, María Rosaria Boccia ha seguido divulgando documentos y fotos, para desmentir rápidamente las versiones que ofrecía el ministerio de Cultura y su titular Sangiuliano. Las fotos demostraban que Boccia acompañó al ministro en varios viajes y en actividades institucionales . Incluso los medios italianos publicaron un correo electrónico que muestra de forma inequívoca la participación directa de Boccia en uno de los compromisos institucionales más importantes para el ministro Sangiuliano: La cumbre de los ministros de Cultura del G7 y de otros países invitados, prevista entre el 19 y el 21 de septiembre en Nápoles y Pompeya. La historia creó un profundo disgusto en la primera ministra que pidió explicaciones al ministro. Sangiuliano en un largo encuentro con Giorgia Meloni en el Palacio Chigi, sede de la jefatura del Gobierno, le aseguró que «nunca se ha utilizado un euro del ministerio, ni siquiera para un café, en los viajes y los hoteles con María Rosaria Boccia». Sangiuliano demostró a la primera ministra con copia de los recibos que él personalmente había pagado los viajes y hoteles de Boccia , salvo en un par de ocasiones que fueron invitados por los organizadores de los actos culturales a los que asistieron el ministro y su presunta asesora Boccia.Noticia Relacionada estandar Si Draghi presenta su guía contra los soberanistas en la UE: «Corre el riesgo de desaparecer» Ángel Gómez Fuentes El proyecto del exprimer ministro italiano, encargado por la presidenta de la Comisión Europea, se centra en un fisco e inversiones comunes, energía, defensa e innovación El ministro Sangiuliano llegó a presentar el martes su dimisión a Giorgia Meloni que la rechazó y lo defendió horas después en una entrevista en televisión, afirmando que «el ministro le había asegurado que no había gastado un euro público» en su relación con Boccia. Meloni pidió al ministro que ofreciera también explicaciones públicas. «Debes decir la verdad para cerrar esta historia», le pidió la primera ministra. Así lo hizo Gennaro Sangiuliano en una entrevista de 20 minutos, emitida a continuación del TG1 de la noche, el de mayor audiencia de la RAI . Entrevistado por el director del TG1, Sangiuliano aclaró su relación con Boccia: «La nuestra era una relación afectiva, sentimental. Nació como una amistad en los primeros diez días de mayo. El 8 de agosto acabó». Maria Rosaria Boccia, despechada, comenzó entonces su venganza: «Le dije con certeza [a Boccia]que nunca dejaría a mi esposa , que es la mujer más importante de mi vida. Después se habrá sentido decepcionada por el nombramiento no ratificado». Sobre la cuestión de los gastos de viaje de Boccia, el ministro se defiendió con firmeza mostrando extractos bancarios: «Pagué todo con mi tarjeta de crédito personal, por eso no me pueden chantajear». El ministro, al borde de las lágrimas, pidió perdón a su mujer , periodista, a Giorgia Meloni y a sus colaboradores por haberlos metido en una situación embarazosa. Boccia, que utilizaba unas Ray-Ban Stories -las gafas con telecámara- ha publicado algunos audios. Según diversos medios, Boccia podría conservar otras grabaciones. En la entrevista, Gennaro Sangiuliano advirtió que publicar las conversaciones «sería un delito». La oposición ha pedido la dimisión del ministro . Para Giorgia Meloni, a la que no le suele temblar la mano para adoptar drásticas decisiones, como ha demostrado incluso en el terreno personal en la separación de su compañero, el problema es especialmente delicado, porque dentro de dos semanas inicia la cumbre de los ministros de Cultura del G7 . Pero la primera ministra, en una reunión con altos dirigentes de su partido, Hermanos de Italia, les dijo una frase clave, horas antes de la entrevista de Sangiuliano en la RAI: «Estamos haciendo historia, y todos debemos ser conscientes de ello. Y esto no prevé descansos ni paradas, pero mucho menos puede consentir errores y pasos falsos». Giorgia Meloni podría tener ya en mente el nombre del sucesor de Gennaro Sangiuliano. La historia no esta cerrada. Maria Rosaria Boccia sabe lanzar oportunamente sus mensajes en su perfil de Instagram. Lo ha hecho a primera hora de la tarde, para responder a la entrevista del ministro: « No soy una chantajista , he sido engañada. Estoy defendiendo mi dignidad y mi forma de ser mujer. No permitiré que mi historia sea instrumentalizada por el cinismo, por la arrogancia y el capricho de un poder tiránico», escribe la influencer Boccia, que desde hace diez días lanza sus píldoras informativas, escogiendo los momentos idóneos para mantener la atención y curiosidad de los italianos.