Una de las amenazas que se cierne sobre el continente europeo en 2025 es la coincidencia entre la corriente transgresora de la política estadounidense y la actividad subversiva del vecino ruso. De nuevo desde Washington, un presidente jalea a partidos anti-europeos, desde la extrema derecha de Nigel Farage al ultranacionalismo de Viktor Orbán en Hungría, el caballo de Troya de Vladímir Putin en la Unión Europea. El asesor omnipresente de Donald Trump , Elon Musk , (hasta que llegue la inevitable pelea entre los dos), también ha mostrado en público su cercanía al inglés y estaría dispuesto a financiar al partido neo-nazi alemán, la AfD , en segunda posición en los sondeos de las próximas elecciones de febrero. Para la brocha gorda de Musk, AfD y la formación de Giorgia Meloni en Italia son la misma cosa por su rechazo a la inmigración, sin importarle las claras diferencias entre ambos discursos. El escritor David Brooks ha resumido hace poco la mentalidad del movimiento MAGA con la palabra «transgresión», que permite prescindir de estándares democráticos con tal de combatir la «corrupción» del establishment, un peligroso tic que se extendería a los países occidentales. A la exportación de lo peor de la política estadounidense y, en concreto, la compra de elecciones con financiación ilimitada y tecnología digital, los europeos deben responder con barreras en defensa del Estado de derecho y de los valores y principios que definen la Unión y las constituciones nacionales. Las cosas se complican cuando se añade a la campaña trumpista la subversión continuada de la democracia que desarrolla Rusia en países europeos. Hemos asistido hace poco al bochornoso viaje de Robert Fico , primer ministro de Eslovaquia, para besar el anillo de Putin mientras el dictador bombardeaba Kiev. También a la cancelación \'in extremis\' de las elecciones presidenciales en Rumania por la interferencia masiva de Rusia a favor de Calin Georgescu , un candidato títere de Moscú. Las instituciones comunitarias y los gobiernos nacionales deben responder con urgencia a la doble ola que impulsa en suelo europeo a los clones patrocinados por el \'dream team\' de Trump, Musk y Putin.