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Internacionales

Negociación bilateral ruso-ucraniana, ¿espejismo de paz?

Las tropas rusas conservan la iniciativa en el teatro ucraniano. Las ucranianas, en actitud generalmente defensiva, tratan de contener los embates de las primeras a la espera de vientos más favorables. Tal disparidad recalca dos intenciones estratégicas radicalmente opuestas. Por parte de Kiev, s e pretendería alcanzar un alto el fuego , de al menos un mes de duración, que sirviera para descansar, recomponer y realimentar a las desgastadas tropas ucranianas. De ahí ese «alto el fuego incondicional de 30 días, por tierra, mar y aire», a partir del lunes pasado, que fue la conclusión de la reunión, el día 10 de mayo, en Kiev, de Zelenski con Macron, Starmer, Merz y Tusk ; requerimiento que fue rápidamente acogido por Trump. Por contra, el propósito de Moscú sería prolongar ininterrumpidamente las hostilidades hasta lograr los objetivos de la invasión diseñada por el Kremlin. A tal requerimiento, Putin astutamente replicó ofertando una reunión ruso-ucraniana , en Estambul, el jueves 15 de mayo, para hablar de paz. Proposición que movió a Trump a cambiar de opinión y presionar a Zelenski para aceptarla. El actual escenario presenta así cuatro rasgos sustantivos atribuibles a Putin. Uno, tirar a la papelera la posibilidad de la tregua inmediata propugnada por los líderes europeos en la reunión del día 10 de mayo. Dos, introducir una nueva cuña disgregadora en el seno de la OTAN. Tres, enviar a Trump una señal supuestamente conciliadora que incluye un cambio en la actitud que negaba legitimidad democrática de Zelenski, por no haber convocado elecciones en su momento. Y cuatro, engatusar a Trump con unas negociaciones directas ruso-ucranianas. Porque, con ello, el presidente norteamericano aparecería como el muñidor de acuerdos pacíficos, al tiempo que descargaría a Washington no solo de la farragosa tarea de intermediar en las reuniones alternativas con rusos y con ucranianos, sino también de la eventual responsabilidad en el caso de naufragio de las negociaciones bilaterales ruso-ucranianas. Es improbable que Putin acepte un alto el fuego mientras duren las conversaciones. Porque en el interés de Moscú está que la tregua, en su caso, sea resultado de las negociaciones y no, como pretende Kiev, un paso previo a éstas. El Kremlin, además, pretende revivir la posición, de marzo de 2022, cuando, también en Estambul, estaba prácticamente acordado un alto el fuego, que fue desbaratado por el primer ministro británico Boris Johnson . En el borrador de tal acuerdo se estipulaba que Ucrania debería aceptar una neutralidad permanente, a cambio de garantías de seguridad internacionales de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido. La gran diferencia con ese retorno al pasado es que, ahora, Putin está en mejor posición negociadora, con mucho más territorio ganado que entonces, y con una perspectiva favorable de ampliar sus dividendos territoriales.Noticia Relacionada estandar Si Rusia obvia las exigencias de alto el fuego de los aliados y ataca Ucrania con más de un centenar de drones Miriam GonzálezPuede pensarse que Putin, con viento en cola, solo trate de ganar tiempo para seguir alcanzando sus objetivos militares en Ucrania. Parece claro que su machacón estribillo: lograr una «paz duradera» pasaría por obtener las condiciones y garantías de seguridad sentidas por el Kremlin que, indefectiblemente, incluyen tanto la neutralización de Ucrania, como el reconocimiento internacional como rusos, además de Crimea, los cuatro oblast anexionados : Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón. Escenario sobre el que, probablemente, Vladímir Putin y Xi Jinping habrán conversado con ocasión de la asistencia del líder chino a los actos de celebración, en Moscú, del 80 aniversario de la victoria contra la Alemania del III Reich. Escenario que, previsiblemente, haya influido en el resultado de la ronda de conversaciones, el pasado fin de semana, en Suiza, entre EE.UU. y China donde, a tenor de lo dicho por el secretario del Tesoro norteamericano, se ha logrado un «progreso sustancial». Ese aplacamiento de la guerra arancelaria ofrece el ¿espejismo? de una posible paz en Ucrania. De producirse un vis-à-vis entre Putin y Zelenski, en el plató se daría una curiosa paridad. Porque, etimológicamente, los nombres de ambos, Vladímir el primero y Volodímir el segundo, tienen las mismas raíces: Vlad/Vladiet (poseer, gobernar) y Mir (paz, mundo). Consecuentemente, ambos podrían ser denominados como «Gobernante del mundo» o «Quien gobierna con paz». A Putin parece pegarle mejor el primer significado. A Zelenski –me temo–, ninguno de los dos .

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