
En los primeros nueve días del año, solo por el paso fronterizo Los Libertadores, ingresaron desde la Argentina a Chile 64.995 extranjeros. La gran mayoría siguió hasta Viña del Mar y sus alrededores y otro poco partió las vacaciones en Santiago.
Como quedan apenas unos días para la visita del papa Francisco (16 al 18 de enero) a Chile, en esa y otras aduanas duplicaron la cantidad de casetas de control. En Los Libertadores, por ejemplo, comenzarán a operar las 24 horas para que no haya esperas, con 16 puntos para autos y 16 para micros en el día y 12 para autos y 16 para micros en la noche. A excepción de este lunes, cuando el viento destruyó las estructuras y el cruce llegó a tardar cinco horas. Con las instalaciones a total capacidad, no debería superar la media hora.
La cifra total de argentinos en Chile este verano aún no fue informda por fuentes oficiales, pero la autoridad turística estima que cruzarán más de dos millones de visitantes y más de un millón se concentrará en los primeros 20 días de enero. Para tener una idea del flujo, en todo el 2017 entraron a Chile 6,4 millones de extranjeros y 3,3 millones fueron argentinos y este año esperan sumar otros 300 mil.
Menos compras más paseos
Santiago sigue siendo un destino de compras, pero no se observa el fervor de años anteriores en el shopping. Ganaron popularidad los tours a pie por el centro y rincones de arquitectura europea o medieval que los chilenos no promueven en las guías. Mariana Sánchez y su esposo Diego Vargas son porteños y van con sus dos niños en un micro del Transantiago, un sistema de transporte que los santiaguinos tienen mal evaluado, pero que los argentinos valoran por lo barato y porque está conectado con la red del subte. "La Línea 6 es una maravilla", dice Mariana sobre el nuevo recorrido del subte, que se convirtió en escapada turística solo por probarla.
Los balnearios
Los balnearios de Viña del Mar, Concón, Algarrobo, Maitencillo y La Serena recibieron el primer aluvión de argentinos poco antes de Año Nuevo. Las patentes de los autos y los lugares donde se reúnen, incluso en la playa, dan cuenta de la avalancha.
En el quinto sector de Reñaca hace una semana hubo peleas y denuncias por consumo de alcohol en la playa
Aldana Vega, 21 años, tiene la doble nacionalidad y está veraneando en La Serena. Es de Funes, Rosario, y lleva en el balneario chileno un mes, porque está la casa de su papá. Ella cuenta que pudo estar en Santiago y pueblitos cercanos a La Serena, como Punitaqui, Monte Patria o Combarbalá.
Lo que más le gusta de La Serena es que "tiene valle, bosque y playa". Aldana estuvo de compras y vio lleno de argentinos. Hasta se sintió como en casa. Dice que "la playa, llenísima. En la semana es más familiar, tomar mate, comer, desayunar, compartir con la familia. En la noche, si se da la posibilidad de quedarse en la playa, te quedas, y los fines de semana hay boliches cubiertos para ir. Yo fui con unas amigas a algunos: un boliche que se llama Calama, otro que se llama Tsunami Bar, empieza temprano y tiene vista al mar".
Los que fueron de compras encontraron precios muy convenientes, pero no como en años anteriores, porque la moneda chilena está fortalecida. Un ejemplo: el dólar en enero de 2017 promedió los 660 pesos chilenos, lo que vale una lata de gaseosa. Ahora tuvo un bajón y lo cambian a 610 pesos chilenos. Alcanza para la misma gaseosa, pero antes sobraban 60 pesos chilenos y ahora 10. Rinde casi 10% menos. Los centros comerciales tienen por lo mismo descuentos más grandes y los outlets también sumaron liquidaciones.