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Interior

Monseñor Canecin: “Que bien nos hace que Jesús pueda enjugar nuestras lagrimas”.

En la conmemoración de todos los fieles difuntos, monseñor Adolfo Canecín, obispo diocesano, presidió la celebración de una misa en el cementerio de Colonia El Porvenir, en la zona rural a pocos kilómetros al sur de esta ciudad. “Sabemos que venimos de Ñande Yara (nuestro Dios en guaraní) y vamos a El, venimos del Padre y vamos al Padre, eso nos da una profunda confianza” destacó el prelado.

El prelado rezo en el cementerio de Colonia El Porvenir, a unos siete kilómetros aproximadamente al sur de Goya, visitó algunos mausoleos, panteones y tumbas, tomó contacto con las familias que rezaban a sus difuntos e impartió la bendición. Tuvo momentos de diálogos y oración con las personas que visitaban a sus seres queridos y los invitó luego a participar de la misa que presidió.

Comenzó su homilía señalando que una de las obras de misericordia es “rezar por los difuntos, pedir por su eterno descanso”, en esa línea dijo “estamos cumpliendo lo que dice la palabra del Señor Jesús ´hagan por otros lo que quisieran que mañana hagan por ustedes´ entonces rezamos por ellos”.

“Hoy hacemos por nuestros queridos fieles difuntos lo que queremos que otros hagan el día mañana por nosotros y, seguramente ellos, sin lugar a dudas también lo han hecho con aquellos que lo antecedieron” enfatizo el obispo.

Mas adelante remarco que la fe de los cristianos católicos, “está centrada en Jesucristo, este Jesús del cual nos habla la palabra que hemos proclamado y escuchado, Cristo a resucitado y al resucitar venció los dos grandes males que el ser humano nunca hubiera podido vencer, la muerte y el pecado”.

“Jesús dijo, yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mi aunque muera vivirá, el que cree en mi no morirá para siempre "señaló al remarcar un pasaje del Evangelio y afirmo “Esta es nuestra fe que se abre en esperanza”.

Recordó al padre Julian ZIni que compuso un chamame que decía “la vida es una, y esta vida se hace eternidad” entonces cuando “uno pasa el umbral del tiempo, ingresa a la eternidad, es pasar el umbral de una puerta, eso, es la muerte”.

Por la fe “sabemos de quien venimos, venimos de Ñande Yara (nuestro Dios en guaraní) y vamos a El, venimos del Padre y vamos al Padre, eso nos da una profunda confianza” animo.

Monseñor Adolfo Canecin, enfatizo también que “esa esperanza no nos quita el dolor, no nos quita el sufrimiento y menos las lagrimas” en ese sentido planteo “Jesús lloro por Lázaro” y que bien nos hace saber que “Jesús haya llorado. Si el hijo de Dios lloro, nosotros podemos llorar tranquilos” porque “el llorar no es falta de fe, no es falta de esperanza” y es simplemente porque “los ojos son la ventana del alma y, cuando hay humedad la ventana se empaña”.

“Jesús lloro, por eso, entiende y comprende nuestros dolores y sufrimientos”, entonces animo a los presentes: “¡Que bien nos hace que Jesús pueda enjugar nuestras lagrimas y consolar nuestro corazón!”.

Explico también que “el misterio de la vida y de la muerte, es como una moneda con dos caras” porque una de ellas es la “partida que duele, que es real y cierta, es un desgarro” pero la otra cara es lo que “comienza”.

“La vida es una sola, esta vida pasa y comienza el cielo nuevo y la tierra nueva” expreso haciendo referencia al texto del Apocalipsis donde “ya no habrá llanto, ni dolor, ni muerte” porque “allí será la plenitud, aquello que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni vino en la mente del hombre, esa es nuestra fe y esa es nuestra esperanza”.

“La fe es mirar como Dios mira y, cuando miramos la vida como Dios tiene otro valor, cuando miramos la enfermedad como Dios, la vida tiene otro valor y sentido. Cuando miro la muerte con los ojos de Dios tengo la oportunidad de pasar a la eternidad, por eso, que linda es nuestra fe” enfatizo.

Alentó a no dejar de rezar por “aquellos que se nos adelantaron a la Casa del Padre” y finalmente relato que tiene en grabado en su celular los últimos audios mensajes que le envió el padre Julián Zini y decía al obispo “voy a pasar”, también la vida es así: “vamos a pasar” y eso nos da paz, alegría, consuelo, fortaleza, porque fuimos creados para Dios Padre, y el estuvo en el principio desde donde salimos y ésta es la meta hacia el cual vamos”.-E

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