
Monseñor Adolfo Canecin, concluyó su visita pastoral a la Parroquia San José Obrero de Goya. Recorrió las Comunidades Eclesiales de Base, los organismos parroquiales y diversas instituciones de la jurisdicción parroquial que conduce pastoralmente el presbítero Jorge Ariel Gimenez. El prelado remarcó “la vitalidad que tiene esa parroquia” y fueron “días de gracia” para él “que los visitó y los que recibieron las visitas” dijo.
“Es Jesús Buen Pastor, quien se prolonga en este caso en la persona del Obispo” y como síntesis de su recorrida dijo que “se lleva muchas impresiones” destacando entre ellas el templo parroquial que se está construyendo “que es una expresión de la vitalidad de la parroquia” San José Obrero, porque están “haciendo paso a paso, poco a poco, con las ofrendas, los aportes y el trabajo” dijo.
“El templo es la expresión material de la vitalidad de esa parroquia” y resaltó también como “otra expresión de la vitalidad es la presencia de los jóvenes” que en su mayoría pertenecen al Movimiento Juvenil “Mar Adentro” que fue creado por el padre Ariel Gimenez y “la presencia de ellos es vital y muy juvenil, porque llenan de alegría todos los espacios”.
Canecin también destacó la visita a la Comunidad de las Hermanas Siervas de Angle que residen en la jurisdicción parroquial, porque “ellas están integradas a la comunidad parroquial, ya sea en la catequesis, en Caritas y en otros organismos y eso es una impresión muy positiva”.
El obispo también destacó la “vitalidad” de algunas Comunidades Eclesiales de Base, aunque “no todas tienen la misma vitalidad” pero algunas “cumplen con muchos servicios, tienen mucha afluencia de feligreses y varios ministerios”.
Otra impresión del obispo a la que calificó como “desafíos” fue la visita a lugares de “acogida y de acompañamiento de niños” y allí percibió que esas instituciones “experimentan situaciones de abandono” lo genera “gran impotencia y la necesidad de acompañar” para que sea efectivo el servicio que brindan.
ALCOHOLISMO Y DROGAS
El obispo expresó su preocupación por “uno de los mayores desafíos que suele ocurrir y que la Policía tiene” de acuerdo a la impresión que se llevó al tomar contacto con las autoridades policiales que pertenecen a la comisaria seccional segunda, que “tienen que ver con el alcoholismo, vinculado a un lugar donde pareciera se da mucho esto” haciendo referencia a la zona de la “Playita el Ingá”, máxime teniendo en cuenta luego “los accidentes que ocurren fruto de la ingesta descontrolada de alcohol” y esa “es una de las grandes problemáticas” de la zona norte, por eso, el Obispo dijo “tenemos que trabajar mucho en la prevención” y así pudo percibir situaciones de drogadicción que “campea cada rincón y cada espacio” donde se instaló la problemática de las adicciones, por lo que pidió “al Estado y sus organismos, que sigan combatiendo decididamente este delito” e hizo un llamado a “que todos nos organicemos en la línea de la prevención y rehabilitación”.
COPA DE LECHE
Durante su visita visitó un lugar que denominan la “Copa de Leche” en la comunidad de Santa Rita, detrás de la Gruta de la Virgen de Lourdes y es una zona “muy humilde y de allí salí muy edificado” por el testimonio porque “una familia abrió su casa a la comunidad, brindando un espacio físico donde se da la copa de leche a decenas de niños, en un ambiente de religiosidad con gran devoción a la Virgen de Guadalupe” y en ese sentido destacó a un “matrimonio joven” que brinda ese servicio y provocaron al obispo una “enorme impresión, cuando me dijeron ´cuando Dios entró en nuestro matrimonio, nuestra vida cambió´ porque es una pareja joven”.
Monseñor Adolfo Canecin, en su reseña dijo que la visita al Hospital Regional le produjo “impresiones muy fuertes” donde tomo contacto con “diversas situaciones y una necesidad creciente, para seguir acompañando el mundo del dolor”.
PARROCO
Finalmente agradeció al párroco Ariel Gimenez a “quien conozco” desde antes de venir a esta Diocesis de Goya, y al compartir de cerca “durante cinco días” tiene la plena convicción de que “es un hombre de Dios” y percibo “al padre Ariel (Gimenez) como un hombre que busca a Dios”, y en ese sentido resalto los momentos de oración compartida en la liturgia de las horas, pero “me impresionó al verlo, a la siesta, él sacaba a sus horas de descanso para hacer su oración personal además de las horas de la liturgia”.
“Lo veo con mucho fervor y con mucho entusiasmo, con una capacidad de renuncia a uno de sus grandes amores, como es la pastoral juvenil” que a partir de ahora estará asesorada por el padre Daniel Alarcon Sotelo sabiendo “hay etapas que se cumplen en el servicio”.
“Me voy de esta parroquia muy edificado” concluyo emocionado monseñor Adolfo Canecin.