
A bordo de una 4x4 con un tanque de agua, una bomba motor y la firme decisión de ayudar, Martín llegó cuando más se lo necesitaba.
Los correntinos de una de las localidades más afectadas por los incendios durante las últimas semanas despidieron con alegría y a base de bocinazos al "Loco de la camioneta", el entrerriano de 44 años que, sin dudar un segundo, abandonó su hogar, adaptó su vehículo y emprendió viaje a Corrientes con el fin de ayudar a combatir el fuego.
El hombre se llama Martín Fernández, pero todo el pueblo de San Miguel lo recordará como el Loco de la camioneta: el loco que, envalentonado y triste por la emergencia ígnea y el aplastante fuego que arrasó con 10% del territorio correntino, dejó la comidad de su casa en Concordia, Entre Ríos, para poner el hombro en el combate de las llamas.
Las postales correntinas, crudas y angustiantes, fueron el puntapié para un sinfín de historias solidarias que se replicaron a lo largo y ancho del país. Miles de personas, cada una dentro de sus posibilidades, se sensibilizaron por la crisis en la provincia y buscaron maneras de colaborar.
Algunos ayudaron con dinero, otros con comida y otros tantos organizando campañas solidarias o recitales a beneficio. Un último grupo, ayudó poniendo la locura al servicio de la comunidad.
Y es que no cualquiera podría abandonar a su pareja, sus hijos y la comodidad del día a día para ir a luchar contra las llamas, el calor, el humo y el sofocamiento. Ese loco es Martín.
Con la firme decisión de ayudar, adaptó su camioneta 4x4, cargó un tanque de agua de 1.000 litros y una bomba motor. Tras buscar información sobre las zonas con mayor necesidad de asistencia, fijó rumbo: el destino fue la localidad de San Miguel.
Martín es comerciante, está casado con Carolina y tiene dos hijos menores Camilo y Fátima. Toda la familia lo apoyó, Carolina le dijo que, si lo sentía en el corazón, no había nada más que hablar. Su hijo le preparó el equipo de mate, infaltable para el largo viaje. "Me mandé para Corrientes", dijo Martín, quien no podía quedarse de brazos cruzados.
Llegó el 18 de Febrero, en el peor momento de los incendios forestales. Cuando las primeras lluvias llegaron para alivianar la situación,la urgencia de la tarea de Martín fue llegando a su ocaso. Su familia fue al pueblo de San Miguel y el reencuentro en plena ruta, bajo las tan anheladas lluvias, fue un abrazo.
Tras semanas peleándole al fuego cara a cara y junto a decenas de vecinos, bomberos y brigadistas, Martín abandonó San Miguel, pero con algo cambiado dentro. "Me estoy llevando un tremendo aprendizaje de toda esta experiencia. Me llevo el cariño y el respeto de esta gente, pareciera que las conozco de toda la vida, por como me han tratado", relató Martín con alegría en la voz, quien quedó "enamorado de San Miguel".
Martín y su familia vuelven a Entre Ríos cansados, pero felices. La tan famosa camioneta tiene trofeos de guerra: se lleva un montón de rayones por todos lados, cicatrices que se portan con orgullo.
La gente de San Miguel recordará al Loco de la camioneta como lo que es: un loco bueno de los que no abundan, un héroe y la inyección de esperanza que el pueblo recibió cuando más lo necesitaba.
Fuente: ElLitoral