La celebración del santo de los enfermos tuvo la misa central ayer a las 17.30 y fue presidida por el Obispo Auxiliar José Adolfo Larregain.
Desde horas tempranas el santuario de San Pantaleón en el barrio Laguna Seca tuvo mucha actividad, las siete misas que estuvieron previstas para toda la jornada se realizaron cumpliendo con los protocolos sanitarios establecidos. A las 17.30 dio comienzo la celebración eucarística central que fue presidida por el obispo auxiliar, monseñor José Adolfo Larregain.
La imagen del santo estuvo expuesta durante casi toda la jornada en las puertas del santuario, donde los fieles pudieron pasar a saludar, pedir y agradecer. Luego durante la homilía el obispo destacó la vida de San Pantaleón y puso de relieve su confianza en Dios, que hoy debe estar más vigente que nunca.
“Hoy le venimos a pedir por los enfermos, por todos los que están internados, por todos los que están sufriendo la pandemia. Le pedimos por los que están solos, los que sufren adicciones, por los que cuidan de la salud, por los enfermos oncológicos, pero también le pedimos para que podamos sanar nuestro mundo emocional, las heridas que tenemos en nuestra vida”, dijo el prelado.
Para más adelante resaltar: “Le pedimos a Dios que por intermedio de San Pantaleón podamos superar las pruebas que enfrentamos todos los días, los problemas con la familia, la falta de trabajo, la pérdida de un ser querido, para eso necesitamos la esperanza”.
Además el obispo, haciendo referencia a la lectura del Evangelio resaltó que “el que quiera seguirlo a Jesús debe identificarse con la cruz. La cruz siempre es dolorosa, pero es mi cruz, nunca tenemos que comparar las cruces porque la peor cruz es la de uno, por eso tenemos que pedir al Señor de poderla llevar, de no arrastrarla, sino de llevarla con alegría y de seguirlo. En este tiempo pidámosle al Señor la confianza en medio de las pruebas que nos toca vivir, que tengamos confianza, que no nos desanimemos, que no bajemos los brazos”.
Para finalizar, monseñor enfatizó: “Hay que ser personas con grandeza de alma, en lo simple, en lo cotidiano, pidámosle a Dios por intermedio de San Pantaleón también la gracia de la paz y de la felicidad. No podemos vivir con odio porque nos enfermamos, no podemos vivir así, pedirle la gracia de la paz, la paz que se construye, que es fruto de la verdad, de la justicia, del compromiso. Porque donde hay paz podremos tener un mundo feliz, no un mundo feliz de las apariencias, sino un mundo auténticamente feliz”.