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Panorama Semanal: La nueva pelea será por los protocolos

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El comercio es el más interesado en la desescalada. La supervivencia se les va en esta nueva posibilidad. La realidad es que sólo el microcentro sufrió las consecuencias del confinamiento. Todavía resta saber si la masa de clientes está dispuesta a salir para con ese movimiento alimentar nuevamente la actividad.

 

Hay indicios que indican que una mejora en el movimiento impacta positivamente en el retorno de la actividad. Según datos del Indec, el nivel de la actividad económica registró en mayo un retroceso de 20,6% en relación a igual mes del año pasado. Este dato que parece desalentador, en verdad tiene una consecuencia positiva. Recortó en parte la caída de 26,3% de abril último.

 

Si se compara interanualmente la situación es dramática en relación con el año 2019. Pero de mes a mes del mismo año los números tan malos empiezan a revertirse. No es poco el precio que va a pagarse. Pero que no queden dudas de quienes están impulsando la “desescalada”. Las organizaciones empresarias se han impuesto a un Gobierno que no tiene ideas. Que agotó el discurso de la cuarentena, especialmente en el Chaco y en el AMBA. En la provincia, fundamentalmente, luego de tanto sacrificio sin resultados.

 

En un informe preparado por el portal Chaco Día por Día, Soledad Retamar, ingeniera en sistemas de información e investigadora de la Regional Concepción del Uruguay de la Universidad Tecnológica Nacional, relativizó uno de los principales indicadores que el Gobierno de la Provincia erigió para celebrar los resultados positivos después de 120 días de encierro. “Cuando uno tiene tanta cantidad de casos”, no tiene importancia el indicador conocido como “días de duplicación”, que mide la cantidad de tiempo que requiere la enfermedad para multiplicarse “porque no está teniendo en cuenta las variaciones que tienen los casos por los acumulados que arrastra”, explicó. Uno de los comunicadores oficialistas por excelencia, independientemente del partido o persona que gobierne también fue pesimista “lo único que disiento no creo que estamos en descenso de la curva COVID-19”.

El discurso durante la semana fue el turno de la responsabilidad social. No varía prácticamente en nada lo que fue el trámite de la pandemia en la provincia. Es probable que los ciudadanos hayan regulado el movimiento de casos en la provincia. Tanto el alza como la baja. Es bueno recordarlo en momentos en que empieza a mostrase un presunto acuerdo social para iniciar la “desescalada”.

 

En los hechos, ya existía. En lo formal, algún sector del comercio del microcentro, efectivamente estaba restringido.

 

El mecanismo de control se verá igualmente reflejado en las estadísticas. Si las cosas no empeoran. Si se mantiene este promedio de 50 casos por día, probablemente se deba a la continuidad de un statu quo que el Estado nunca pudo modificar. El problema es si la situación empeora.

 

Por ahora ese temor está instalado en el AMBA, en donde ya empiezan a correr rumores sobre la realidad de las cifras, especialmente las que aporta la Ciudad de Buenos Aires. El diario Clarín agita noticias negras con imágenes de fosas que esperan cadáveres. De repente, para esos medios que silenciaron los resultados de la larga cuarentena durante el tiempo que las estadísticas pusieron en relieve las medidas de prevención que se tomaron en el país, empiezan a destacar la posibilidad de que la situación se desmadre.

 

La militancia anticuarentena se revirtió. ¿Pasará lo mismo con los sectores que forzaron la “desescalada” en la provincia? Un juez del Superior Tribunal de Justicia, Mario Modi, se opuso a reactivar completamente la actividad judicial. El resto, por mayoría, acató el pedido de los colegios de abogados, con una resolución tan ambigua que hizo que algunos magistrados consideren que la mitad de los empleados deben volver a trabajar, y otros que entienden que todos tienen que hacerlo en dos turnos rotativos.

 

La administración pública es el principal sector de la fuerza del trabajo en la provincia. En la Justicia, por lo menos, la desescalada estará cerca de ser total. El riesgo es enorme.

 

La reactivación vendrá también por el lado de la obra pública. Para provincia que viene deprimida tras los cuatro años anodinos de la gestión de Domingo Peppo aliada a la de Mauricio Macri parece un riesgo interesante de correr. Pero en el fondo la cuestión de la que el Estado no puede abstraerse es el control de cumplimiento de los protocolos.

 

No parece una tarea sencilla. Menos en una jurisdicción que no pudo controlar al virus. Pero es algo que hay que hacer. A diferencia de lo que ocurrió hasta ahora, en donde la pelea era contra el COVID-19, el contralor del cumplimiento de los protocolos será más sencillo. La cuestión es ya entre humanos.

 

Todas las actividades que vuelven deben cumplir requisitos. No evitará que haya nuevos casos, pero sí que los daños sean lo menor posible. Ese es el nuevo desafío que tiene la gestión provincial. Pero este Gobierno no siempre resuelve bien las cosas.

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