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Panorama semanal: La carrera por la sucesión está lanzada

El intendente de Resistencia, Gustavo Martínez, comenzó a recibir fuego desde el propio peronismo, no parece raro si lo que se aprecia son las señales del gobernador Jorge Capitanich más dispuesto a buscar espacios nacionales antes que disputar una segunda reelección en esta segunda etapa de su gobierno.

Todavía no hay espadas de peso que salgan a confrontar con Martínez, por eso sorprendió que el intendente se prenda dándole entidad a un viejo adversario interno que nunca pudo jugar en primera división. El ex ministro de Economía de Capitanich que el propio gobernador hizo senador nacional, Eduardo Aguilar, pretendió denunciar al jefe comunal desde las redes sociales.

Martínez que hace gala de no tener calificados asesores legales pretendió a su vez intimarlo a Aguilar a retratarse con una carta documento, buscando amedrentar a su contrario con una carta documento en el que amenaza con iniciar acciones legales a partir de las publicaciones de Aguilar.

El ex ministro, hace un repaso de denuncias que los propios opositores del intendente del CER ya lanzaron en diferentes medios, especialmente redes sociales, con lo que la estrategia judicial del alcaide capitalino más impacto tiene en el debate político interno y público que lo que realmente pueda conseguir en los estrados si es que prefiere distraer su tiempo en demandas.

El intendente tiene en su espacio político vertientes que no surgen del peronismo y que tiene que contener, tal vez por eso anime desde territorio chaqueño la pretensión del presidente de la Nación, Alberto Fernández, de consolidar un espacio propio que le permita tener protagonismo partidario dentro del Frente de Todos.

Es también el oxígeno que el jefe de Estado está demandando en un momento en que su relación con el principal aportante del caudal de votos del oficialismo es cuanto menos difusa a partir de las diferencias que ambos sostienen en relación con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Tal vez por la misma causa, Capitanich volvió a recalcar esta semana que tiene intenciones de ser candidato presidencial. En medio de las tensiones internas que vive el Frente de Todos, todos los espacios están abiertos a la discusión. Alberto no tiene cuestiones aseguradas, mucho menos si la guerra contra la inflación no termina como él quiere. Los vaticinios de marzo, son peores que las cifras de febrero.

Pero una eventual incursión de Capitanich por la escena nacional abre como nunca la discusión sobre el futuro candidato oficial del peronismo en la provincia. ¿Será por eso que el embajador en Asunción, Domingo Peppo, ¿está visitando intendentes que le respondieron cuando lanzó la efímera campaña por su reelección hace un par de años?

¿Tendrá también que ver con esto que el kirchnerismo duro y otros espacios del PJ salieron a denunciarlo a Gustavo Martínez? Por ahora es temprano, pero tampoco tanto. El oficialismo se prepara para la sucesión de Capitanich y eso no siempre fue amable en la historia del peronismo.

Se vio también en los actos por el Día de la Memoria, la provincia y el municipio hicieron actos diferenciados. Algo parecido ocurrió a nivel nacional. El presidente tuvo su acto y La Cámpora el propio.

El termómetro indica que la tensión nacional es mucho más complicada y hay cierto temor en que aquellas diferencias que no se sabe hasta dónde pueden llegar ponen a la derecha que espera abiertamente el retorno en condiciones de hacerlo.

A nivel provincial, en cambio, por el momento parece una cuestión meramente de la interna del PJ. La oposición no parece en condiciones de pegar el zarpazo.

El escenario nacional es otro. Porque los resultados de la reactivación y del fin de la recesión no parece traducirse en efectos visuales dentro de la microeconomía y si sacan las palabras, los hechos no acompañan.

Lo saben todos los dirigentes de la derecha. Javier Milei incluido que dese una posición de poder llama a Mauricio Macri a acompañarlo. Difícil digestión para el radicalismo. El ex presidente de Cambiemos a su vez sale a reivindicar a Carlos Menem. No parece haberlo pensado mucho, pero en cierto modo, toda la campaña que haga el ex presidente de Boca parece ser capitalizada por el radicalismo, y particularmente por Gerardo Morales, puertas adentro de Juntos por el Cambio.

Falta saber hasta dónde lleva ello, y si como dijo Milei, algunas de las decisiones cruciales quedarán en manos de la gente. Probablemente entonces Morales comprenda que Cambiemos es un partido de derecha, al estilo del Partido Popular español o mucho peor, tipo VOX.

Un plebiscito o una interna entre el radicalismo y el PRO, podría dejar a Morales con la boca abierta y su incompatibilidad para mantenerse dentro de la alianza opositora. Falta, pero no tanto.

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