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Panorama semanal: El desacuerdo de la política

El Congreso se apresta a sancionar la ley que posterga el cronograma electoral del 2021. El dramático crecimiento de los casos de coronavirus hizo entrar en una mínima razón a la oposición nacional que prestó su acuerdo para que las primarias se lleven a cabo en septiembre y las generales en noviembre. La oposición por la oposición misma cedió, pero una de las grandes deficiencias del sistema democrático fue precisamente la falta de consenso en temas que no admiten discusión, como el caso de la pandemia.

De acuerdo a las propias definiciones del gobernador Jorge Capitanich el movimiento del cronograma nacional debería replicarse también en la provincia. Ese reacomodamiento debería desembocar en una unificación del calendario electoral. En cuanto se plantee la cuestión, comenzará a develarse el verdadero posicionamiento de los principales frentes políticos. Lo que se develará el resultado chaqueño en las elecciones unificadas es si el que tracciona es el gobierno nacional o el provincial.

El Ejecutivo es el que tiene que convocar a elecciones por Decreto, y las previsiones de la Constitución Provincial permitirían elecciones en la fecha acordada para hacer las nacionales, no habría inconvenientes en efectuarlas. El dato es la unificación, pero concurrir a las urnas en una fecha única, (PASO y Generales) sería crucial en medio de una creciente ola de contagios y con una escasa provisión de vacunas.

Es oportuno subrayar en este momento que los diferentes estados están tomando medidas para evitar contagios, en un lento retorno a la normalidad. En estos días, llegarán al país un millón de vacunas chinas Sinopharm, pero no será hasta después de julio cuando esa marca pueda volver a ser importada para continuar con el programa de vacunación.

En julio la República Popular China celebra el centenario del nacimiento del Partido Comunista. El país asiático quiere concentrar todas las dosis que produzca para aplacar al coronavirus en un momento para el que está prevista una multitudinaria convocatoria. No controlando la producción y contando con limitada cantidad de dosis, Argentina debe tomar el camino contrario, limitar la movilidad social y la unificación del calendario electoral sería precisamente eso.

Por estas horas el Gobierno nacional define nuevas restricciones para enfrentar el crecimiento de contagios, la provincia del Chaco ya ha mostrado que está dispuesta a acompañar las medidas que tome el presidente Alberto Fernández. En esta parte del país ya se puso en práctica la “presencialidad cuidada” cuando todavía no se pudo resolver la situación porteña por el desacato del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.

La presencialidad en las escuelas chaqueñas fue reducida todavía más a partir del decreto de necesidad y urgencia presidencial.

La actitud de Rodríguez Larreta no está sometido el escarnio al que los grandes medios provinciales sometieron al gobernador de Formosa, Gildo Insfrán. El mandatario de la vecina provincia fue arbitrariamente acusado de gestionar un feudo y de graves violaciones a los Derechos Humanos. Potencialmente, riesgo para las vidas humanas es más grave por la actitud del mandatario porteño, que por la política de aislamiento de casos de contagio que impuso Insfrán.

Rodríguez Larreta no solo desacató el DNU del presidente Fernández que ordenó que las clases continúen en la Ciudad de Buenos Aires de modo virtual, sino también desobedeció una resolución judicial en el mismo sentido, a contrapelo del discurso institucional y republicano que abunda en los dirigentes del PRO y el radicalismo. Pero semejante acto de barbarie política no merece ninguna autocrítica.

En el Chaco la situación es de expectativa. Los prestadores privados y los funcionarios de Salud Pública advierten que la cuestión es complicada, pero no crítica, que no estamos todavía cerca de una situación de colapso.

Pero el ritmo sostenido de un promedio de 250 nuevos contagios diarios podría llevarnos indefectiblemente a una situación no querida. Dos cuestiones deben mejorar para evitar el colapso. La primera de ellos, que la curva de casos estabilizada, comience a descender como consecuencia de las restricciones que en el Chaco vienen impuestas desde hace tiempo.

La segunda, que el ritmo de vacunación mejore. A pesar de las disponibilidades informadas oficialmente por el Ministerio de Salud la aplicación de dosis para menores de 60 años se demora, cuando por ejemplo en Corrientes, con población parecida a la del Chaco y menor cantidad de dosis recibidas ya se está vacunando a personas mayores de 55 años. Tampoco avanza la vacunación de menores de 80 años para las segundas dosis. A la vez se ha paralizado sin explicación la vacunación al sector docente, aunque allí deberá tallar fundamentalmente la provisión de vacunas chinas, que por meses estará suspendida.

Todo ello ocurre cuando, por el contrario, el mensaje del gobierno es extremadamente triunfalista. El clímax ocurrió esta semana cuando para decir que las cosas en el Chaco “se están haciendo muy bien”, la agencia oficial de noticias provinciales destacó la opinión de un “médico veterinario” que incluso llegó a compararlo con la campaña antiaftosa del rodeo ganadero.

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