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Mons. Castagna: la Semana Santa es una 'oportunidad de fundar nuestra fe en el misterio del amor de Dios'

En sus sugerencias para la homilía del domingo, el arzobispo emérito de Corrientes invitó a vivir este tiempo litúrgico "deteniéndonos ante la cruz de Cristo, para adorar a quien así nos redimió".

En sus sugerencias para la homilía del domingo de Ramos, el arzobispo emérito de Corrientes, monseñor Domingo Salvardor Castagna, señaló que la Semana Santa “nos ofrece la oportunidad de fundar nuestra fe en el misterio del amor de Dios. Se colman los templos y los corazones de muchos que manifiestan el hambre de Dios”.

En esa sintonía, el prelado expresó que “es preciso indicar el camino y la manera de recorrerlo”. “Nos hemos detenido ante la Cruz de Cristo, para adorar a quien así nos redimió”, agregó.

“Detengámonos ante Él, no permitiendo distraernos de su exposición, destinada a un mundo que asesina al inocente sin saber lo que hace. Jesús decía: ‘Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen’”, exclamó.

Texto completo de las sugerencias

1. Dos expresiones del mismo pueblo. Hoy se destacan dos actitudes, en el Evangelio de San Mateo, irreconciliables entre ellas: la de un pueblo humilde y creyente, que ovaciona a Jesús, atribuyéndole la profetizada identidad mesiánica; y la protagonizada por quienes reclaman su crucifixión y muerte. El mundo está marcado por estas contradicciones; y por una lamentable y frívola opción en favor de Barrabás asesino, confrontado con el Santo de Dios, dechado de inocencia y santidad. Porque Dios es Dios no destruye a este mundo, que alardea de una explícita sumisión al demonio, encarnada en muchos de sus dirigentes. En la Liturgia de la Palabra, se expone el drama de la crucifixión. La intención de la Iglesia es que los cristianos se involucren afectivamente en su dolorosa trama íntima. Es verdad lo que ha ocurrido entonces. Su memoria se hace re-presentación, en este otro contexto histórico. Para San Pablo, él y los hermanos cristianos aportan lo que “falta” para actualizarlo. Es la manera auténtica de celebrarlo, o de re-presentarlo.

2. Nicaragua, con la esperanza de la resurrección. La Iglesia en Nicaragua, apacentada por sus legítimos Pastores, está padeciendo una verdadera persecución. Está en las mejores condiciones para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de su Señor y Maestro. Pero acontecerá de inmediato la resurrección, y logrará un rejuvenecimiento de la fe religiosa de su noble y cristiano pueblo, a pesar de los poderosos enemigos que la martirizan. Tertuliano decía: “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”. Los padecimientos causados por la incalificable persecución son ya semillas de una Iglesia renovada en su espíritu y en sus métodos evangelizadores. Los perseguidores, como Nerón y Hitler, dejan un recuerdo triste y repudiable en la historia universal. No se entiende, que los actuales contradictores de la fe cristiana, no aprendan de esa tristísima experiencia. Cristo, pasando por la Cruz, es el vencedor del pecado y de la muerte. Lo sigue siendo hoy: la glorificación es fruto de la cruz. Los mártires son los verdaderos vencedores de sus ocasionales victimarios. Es entonces cuando el amor extremo derriba el muro y vence al odio. La meditación de la Pasión es parte central de la espiritualidad cristiana, ya que nos ofrece la ocasión de medir, hasta la ternura, el amor de Dios: “Así podrán comprender, con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios” (Efesios 3, 18-19).

3. El drama de la Pasión. La Pasión del Señor se convierte en revelación divina, y despeja el camino hacia la Verdad, a quienes la buscan con honestidad. Celebrada, como lo estamos haciendo, produce una apertura saludable al contenido auténtico de la fe y a una vida nueva. Es preciso que trascendamos lo que pueda haber de teatral y nos detengamos en el núcleo del mensaje. El drama relatado hoy por San Mateo, es un hecho históricamente verificable. No es un teleteatro. Cuando San Juan Pablo II presenció el film “la Pasión”, y su impresionante realismo, hizo un breve comentario: “fue así”. Es importante que nos dejemos atrapar por el hecho. Así lo hacían los grandes contemplativos: San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Jesús, San Pablo de la Cruz y muchos más. Se dejaron enternecer por el conmovedor espectáculo de la Cruz.

4. Fundar la fe en la Cruz de Cristo. La Semana Santa que hoy iniciamos, nos ofrece la oportunidad de fundar nuestra fe en el Misterio del amor de Dios. Se colman los templos y los corazones de muchos manifiestan el hambre de Dios. Es preciso indicar el camino y la manera de recorrerlo. Nos hemos detenido ante la Cruz de Cristo, para adorar a quien así nos redimió. Detengámonos ante él, no permitiendo distraernos de su exposición, destinada a un mundo que asesina al inocente sin saber lo que hace. Por eso Jesús, agonizando en la Cruz, intercede por él: “Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23, 34).

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HOMILÍA MONS. CASTAGNA

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