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Martín Terra, acusado de espiar a Santilli: "Esta situación es una pesadilla"

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Crédito: 152554

El ex espía de la AFI dijo que "jamás hizo un seguimiento a ninguno" de los funcionarios ni políticos que se mencionan en la investigación.

 

Martín Terra, ex agente de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante la gestión de Mauricio Macri y ex marido de la actual mujer de Diego Santilli, Analía Maiorana, aseguró en su declaración indagatoria ante la justicia que “jamás hizo un seguimiento a ninguno” de los funcionarios ni políticos que se mencionan en la investigación. Declaró en ese sentido que “nunca” siguió al actual vicejefe del gobierno porteño.

 

“Jamás podría ir contra mi ex mujer, jamás haría algo contra ellos”, y se lamentó porque “todo esto le tajo problemas con sus hijas”. “Esta situación es una pesadilla, y quiero que se resuelva lo más pronto posible”, expresó Terra en su declaración indagatoria.

 

Tras entregarse a la justicia, Terra imputado en la causa de espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri contó que ingresó a la AFI por la relación de amistad que tenía con el entonces director del organismo Gustavo Arribas, en una época en la que no estaba bien económicamente.

 

Terra, de 53 años, se entregó anoche a la justicia, era buscado por la Policía Federal. El juez que actualmente tiene el caso de espionaje ilegal, Juan Pablo Augé le leyó la imputación que Terra escuchó atentamente:

 

“Formar parte de una organización con inserción en el Estado Nacional, Provincial y Local, integrada por una cantidad indeterminada de personas, entre quienes se encontraban funcionarios públicos y agentes de distintas Fuerzas de Seguridad y de Inteligencia. Que esta organización se habría dedicado, mediante el uso abusivo y sistematizado de medios investigativos ilegales o bajo un aparente manto de legalidad, a la realización de seguimientos, toma de vistas fotográficas, obtención de video filmaciones, recopilación de datos y confección de informes personales, acceso ilegítimo a bases de datos, a la infiltración en distintos grupos y organizaciones sociales y a provocar el inicio irregular de investigaciones judiciales, entre otras maniobras ilícitas, afectando la intimidad de las víctimas y colocándolas en situaciones de vulnerabilidad, como ser el desprestigio personal, la violencia moral y la coacción psicológica, entre otras”.

 

“Todo ello, tuvo por finalidad influir en la situación institucional, política, social, judicial y económica del país, en la vida interna de los partidos políticos legalmente constituidos, en la opinión pública, en personas, en medios de difusión o en asociaciones y agrupaciones legales de cualquier tipo, por sus acciones privadas, opinión política, adhesión o pertenencia a organizaciones religiosas, partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, cooperativas, asistenciales, culturales o laborales, así como por la actividad lícita que desarrollaran las víctimas en cualquier esfera de acción”. Terra negó las imputaciones.

 

Sobre el grupo de WhatsApp SuperMarioBros Terra juró que jamás lo integró porque en caso de haberlo integrado, “me hubiera enterado de los seguimientos realizados a las personas que figuraban en los medios televisivos”.

 

Reconoció que “podría ser viable que él haya pertenecido a un grupo denominado Luigi", pero aseguró no integró ningún otro.

 

Terra admitió además haber ido al penal de Ezieza en 2018 junto al entonces director de contrainteligencia Alan Ruiz, también nombró a Mercedes y Dominique Lasaigues. Pero argumentó que él pidió ir al penal "porque nunca había ido a una cárcel".

 

Explicó que hicieron un recorrido en los sectores donde estaban "los presos políticos", pero negó conocer sobre las maniobras de espionaje que se hicieron en el lugar.

 

Terra sí admitió en cambio que uno de los ex directores de Contrainteligencia, Martín Coste a fines de 2017, lo envió a realizar tareas de seguridad y custodia en el edificio del CCK, al hotel Hilton y al Centro de Convenciones que se encuentra ubicado al lado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

 

Según surge de su declaración a la que tuvo acceso minutouno.com, la relación entre Terra y Arribas, comienza cuando él se encontraba casado con su ex mujer, Analia Maiorana y Arribas casado con María Lina Gianneti. “Ellas eran amigas y allí comenzó una relación de amistad social y compartían algún evento, salían a comer, básicamente eso”, explicó.

 

La primera vez que vio a Arribas fue en su casamiento, debido a que su ex mujer invitó a Gianneti y "ella concurrió con Gustavo, ello en el año 1998".


Luego relató que comenzó a desarrollar una amistad por un tema de empatía por los deportes que practicaban en común como el tenis, el golf y el fútbol.

 

Así la relación de Terra con Arribas fue creciendo. “Gustavo para esa época ya era empresario ligado al fútbol y siempre hablaban del tema porque el vivía del fútbol”.

 

Terra por esa época trabajaba en una empresa de instalación de pisos industriales, cosa que sigue haciendo hasta el día de hoy.

 

Al juez le contó sobre la relación personal y laboral que tenía con Arribas, y su trabajo con éste en el fútbol, "viajando con él, yendo a Europa, donde colocaba jugadores”.

 

Luego recordó que Arribas se fue a vivir a Brasil y ahí dejó de verlo.

 

La relación se reanudó cuando a Arribas lo designó Macri como director de la AFI. Terra asistió a su asunción.

 

A fines de 2016 Terra se encontraba mal de trabajo, debido a que “la construcción en Argentina se encontraba muy mal, sobre todo su rubro” y a principios de 2017, lo contactó.

 

Arribas lo invitó a almorzar en su despacho, a las oficinas de la AFI, ubicadas en 25 de mayo y le ofreció empezar a trabajar en la Agencia.

 

Así contó sobre los cursos que tuvo que realizar, bajo la dirección de quien estaba en Contrainteligencia en ese momento, Dalmau Pereyra.

 

Terra fue aceptado para ir a la base denominada 95 o CITEFA donde estaban lo que era contrainteligencia, por ejemplo asuntos de trata, narco, que eran los que a él le interesaban.

 

Hizo diferentes cursos, uno de ellos en el edificio de Gendarmería ubicado en Puerto Madero que fue a dictar gente del FBI.

 

En su declaración aseguró que era otro de los jefes, Martín Coste quien le decía lo que tenía que hacer.

 

Explicó además que las operaciones se anotaban en un pizarrón, habló de un tal “Chiqui” que le decía que “nunca se podía realizar ningún trabajo hasta que no tenga una orden de trabajo”. “Esa orden era un papel con un número de registro, en el cual se detallaba el nombre del caso, con el que se formaba una carpeta y se le agregaban las tareas que se realizaban en consecuencia”

 

Terra dijo que le interesaba trabajar en el mundo de las drogas, de la noche, ya que piensa que "es un flagelo muy grave para la juventud, tomando conciencia que tiene dos hijas muy chicas y es una problemática que él cree que puede hacer algo”.

 

Así bajo el ala de Dalmau Pereyra comenzó a trabajar con el objetivo de “tratar de empezar a encontrar distribuidores de drogas de diseño”. Explicó que “nunca” se logró el respaldo jurídico que necesitaban, por ello las investigaciones en ese aspecto quedaban estancadas.

 

Con la salida de Dalmau, y la llegada de Alan Ruiz, las cosas cambiaron. Terra se tomó vacaciones, y luego “lo único que hacía, era concurrir a 33 a cobrar el sueldo”.

 

Cuando la fiscalía le preguntó sobre unas unas pegatinas que aparecieron en televisión, Terra respondió: “Era una amenaza contra el procurador de la provincia de Buenos Aires, Conte Grand (Julio) y simplemente Alan en ese momento, preguntó si alguien podía llegar a tener algún tipo de información”. Recordó que se podía llegar a imprimir en la Editorial Atlántida, debido a que tenían las máquinas para realizar esos carteles que aparecían en la vida pública. Que su familia había sido dueña y tenía conocimiento que esa imprenta tenía máquinas de huecografia. Que el hecho en cuestión estaba relacionado con una pegatina de carteles con amenazas a Conte Grand y a su hija”.

 

Sobre el Legajo de Hugo Moyano se le preguntó sobre los chats que figuran allí. Terra manifestó que “siempre pensé que era una amenaza contra Conte Grand y su familia”.

 

“Jamás hice algo pensando que estaba haciendo algo mal y que tanto el tema de los carteles como el buscar un lugar físico, no sabía que estaba cometiendo un ilícito, que de hecho no participé más de nada, porque tampoco me convocaban ya que quizás temían que se lo contara a Gustavo Arribas. Que en estas dos ocasiones que participé no sabía que estaba haciendo algo ilícito”, aclaró a la justicia.

 

Tras constituir domicilio, el juez Augé le levantó la orden de captura, pero le impuso por ahora la prohibición de salir del país.

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