Señalaron que los registros se aproximan a los de 1944, pero ahora en un contexto que podría generar mayores daños ambientales. Piden estar atentos a la calidad del agua.
La bajante que está atravesando el Paraná batió ya varios récords que tienen que ver con la altura y el escaso caudal que sostiene casi de manera ininterrumpida desde mediados de 2019.
Así, esta situación que hoy alarma es histórica por los registros, pero ahora también por su duración, de acuerdo a lo expresado por especialistas de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE).
Desde la casa de estudios expresaron que, según los registros oficiales, el promedio histórico de altura del río Paraná para esta época es de 3,85 metros en Corrientes. Esto, si se toma en cuenta el período 1966-2020. Actualmente se sostiene por debajo de los 0,50 metros, llegando incluso a 0,16 metros en las últimas jornadas, para cerrar ayer en 0,36 metros.
Según las alertas del Instituto Nacional del Agua (INA), se trata de la peor bajante desde 1944, cuando se registró el año más bajo desde que se relevan datos, en 1884. A esta preocupación se le suma el factor tiempo, ya que se está dando el período de mayor duración de una bajante extraordinaria, según señalaron desde el Departamento de Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la UNNE.
En este sentido, el ingeniero Carlos Depettris, investigador y profesor titular de Hidrología dijo que “no se observa un período tan duradero del río Paraná, a lo que debe sumarse que las perspectivas no prevén una recuperación en el trimestre entrante.
El especialista comparó este período con aquel de 1944. Al respecto, señaló que “la situación actual está tomando características similares a la de aquel año, sin que aún se llegue a igualar semejante bajante”. Pero advirtió: “Se debe considerar que falta atravesar buena parte del invierno y el inicio de la primavera, que son meses de valores normalmente bajos”.
Pero la realidad es todavía más alarmante si se tiene en cuenta que el Paraná, hace varias décadas, había incrementado su caudal, lo que hace que esta bajante pueda ser considerada aun más fuerte que la de mediados del siglo pasado.
En este sentido, desde la UNNE señalaron que la bajante actual se registra en un nuevo contexto del Paraná, que desde la década del 70 incrementó su caudal promedio anual un 25 %.
Uno de los problemas principales ocurre con las tomas de agua, que quedan al descubierto, aunque por el momento en Corrientes Capital no se dieron dificultades gracias a trabajos de adecuación realizados por la empresa que presta el servicio.
Desde la Universidad alertan también sobre la calidad del agua, debido a un mayor transporte de sedimentos, lo que incrementa los costos de tratamiento y potabilización.
