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La buena y la mala de El Niño: ya está instalado “con mucho vigor”, pero su llegada será “lenta e irregular”

Los vientos polares y el anticiclón de Santa Elena son factores que están oficiando en contra de que se consolide la recuperación del régimen de lluvias. El invierno transcurriría con las precipitaciones normales de esta estación.

La buena noticia es que El Niño ya está oficialmente establecido en el sistema agroclimático y su influencia se hará sentir en la Argentina. La no tan buena es que esa acción, por ahora, tardará en llegar, debido a otros factores que están soplando en contra de las corrientes cálidas que arriban desde el Océano Pacífico Ecuatorial.

La Bolsa de Cereales de Buenos Aires publicó su informe agroclimático estacional correspondiente a junio y consideró que “El Niño ya se encuentra instalado en el Pacífico Ecuatorial con mucho vigor”, pero advirtió que “su activación en el Cono Sur es lenta e irregular, debido a la interferencia de los vientos polares”.

Según recordó la entidad porteña, El Niño contribuye a la circulación tropical, moderando tanto los fríos invernales como los calores estivales, y ayuda a causar precipitaciones superiores a lo normal en la mayor parte del Cono Sur, mientras produce efectos de signo contrario en el norte de Sudamérica, Bolivia, el oeste del Paraguay y el NOA Argentino.

En este marco, son los vientos polares el problema: ya provocaron en febrero una serie de insólitas heladas que no ocurrían de manera tan temprana desde la década de los ’50, y a la vez “deprimen los mecanismos de producción de precipitaciones”.

Por eso, aunque a lo largo del otoño se produjeron numerosos episodios de circulación tropical dando tiempo cálido y húmedo de corte casi estival, recién hacia fines de mayo logró quebrarse la estabilidad atmosférica y se comenzaron a producir lluvias, que llegaron en un momento justo para mejorar la perspectiva de la campaña fina.

¿CÓMO SIGUE EN LOS PRÓXIMOS MESES?

En este marco, la Bolsa porteña considera que es probable que durante el invierno haya un patrón de anomalías acentuado: el NOA argentino, donde tradicionalmente El Niño suele reducir las precipitaciones, tendría lluvias superiores a lo normal; mientras que, al contrario, las regiones de Argentina donde los efectos del fenómeno suelen ser positivos, tendrían acumulados todavía por debajo de lo normal.

Luego, durante la primavera, El Niño alcanzaría su “plenitud”, reduciendo los contrastes zonales, pero sin lograr eliminarlos totalmente.

A modo de resumen, el reporte puntualiza que “con un adecuado manejo y haciendo buen uso de la tecnología disponible, la mayor parte del área agrícola del Cono Sur podría obtener buenos resultados productivos. Contrariamente, el área alrededor del Noroeste de Buenos Aires sufrirá limitaciones hídricas a lo largo de la mayor parte de la temporada”.

SANTA ELENA TAMBIÉN SOPLA EN CONTRA

Por su parte, la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sumó otro factor que actúa como interferencia del Niño: el anticiclón del Atlántico o “Santa Elena”.

“La primera quincena de junio culmina con ausencia casi total de precipitaciones sobre la zona núcleo. Sin embargo, según el último informe de la NOAA ya está formalmente establecido el inicio de un evento Niño. La temperatura del Pacífico actualmente se encuentra casi 1ºC por encima de la temperatura normal, lo que indica claramente la presencia de un Niño que, según las proyecciones, se irá intensificando con el transcurso de los meses”, subraya el informe semanal de la GEA.

Entonces, ¿por qué no aparecen las lluvias? El consultor Alfredo Elorriaga formula dos respuestas:

“Lo primero a destacar es que la circulación atmosférica todavía no se está acoplando con el aumento de la temperatura superficial del mar y, por lo tanto, no responde a las condiciones Niño de manera suficiente para aumentar el aporte de humedad desde el oeste hacia la cuenca del Plata”, destaca.“Por otro lado, el Atlántico presenta una importante anomalía positiva de su temperatura superficial, pero el anticiclón semipermanente (o de Santa Elena) se encuentra posicionado muy al este, provocando una diferencia de presión que aleja de las costas argentinas cualquier aporte de aire más cálido y húmedo”, agrega.

Así, “el resultado es una mayor facilidad para la circulación de aire muy frío y seco desde la Patagonia hacia el norte del país. Esto disminuye fuertemente las temperaturas y además se contrapone al ingreso de humedad, que pudiera capitalizarse en lluvia, desde el sur de Brasil hacia el centro del país”, finaliza.

De esta manera, considerando la totalidad de las variables mencionadas, lo más probable es que la región pampeana deba atravesar el invierno con una provisión de agua ajustada a los valores normales históricos.

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