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K-9: Así es el grupo especial de perros de la Policía de Corrientes

El Día del Animal se celebra en el país los 29 de abril en conmemoración del fallecimiento del abogado Ignacio Lucas Albarracín, que fue pionero en la lucha por los derechos de los animales. Pero más allá del motivo, esta es una fecha propicia para reconocer a estos seres que comparten el mundo con nosotros, y que en muchos casos son considerados miembros de la familia o están al servicio de la comunidad.

En Corrientes, la Policía es la institución con más tradición animalera. Incluso, aún sigue fresco el recuerdo del mítico Sargento Cartucho; aquel perro mestizo que solía acompañar en los patrullajes a los efectivos de la Comisaría 7ª de la Capital, seccional que fue su hogar hasta su trágica muerte el 31 de mayo de 2020.

Pero además de Cartucho y otras mascotas que viven en comisarías de la Capital y el Interior, la fuerza de seguridad de la provincia cuenta con la División Especial de Canes K-9, liderada por el comisario Isidro Rodríguez y conformada por 23 animales (entre cachorros y adultos) y 23 humamos.

Este grupo especial puede realizar tareas de detección de narcóticos, rastreo de personas, patrullaje y seguridad en manifestaciones o eventos multitudinarios. Además, por fuera de los deberes policiales, se encargan de llegar a la comunidad con demostraciones de destreza en distintos ámbitos.

La base de la División K9 se encuentra al costado del aeropuerto Piragine Niveyro y hasta allí llegó El Libertador. El primero en recibirnos fue el imponente Arthur, de pelo amarillo canoso y rasgos de Labrador. Con más de una década de vida ya está retirado, luego de una destacada carrera como detector de narcóticos. Su gran tamaño lo hace intimidante, pero rápidamente demuestra ser extremadamente dócil y juguetón, a tal punto que uno de los instructores aseguró que “sigue siendo un cachorro”.

El predio es inmenso y cuenta con una casa para el personal de guardia, una larga hilera de caniles, un amplio patio de esparcimiento y un área de entrenamiento. Vale destacar que todos los perros estaban en un estado físico excelente, bien alimentados y exultantes de energía.

El encargado de hablar con este medio fue el oficial principal Walter Ramírez, quien antes de la entrevista organizó una pequeña demostración de habilidades de la que participan Dexter, un Border collie de 9 años y los jóvenes pastores Mbappé, Cambá y Coli, todos con poco más de 2 años de vida.

Ellos demostraron sus destrezas con una serie de acciones, como saltos, piruetas, detección de droga y otros trucos de obediencia. En ese contexto fue notorio que cada ejercicio es concebido como un juego por los perros, ya que luego de ejecutarlos reciben una recompensa.

“Mucha gente cree que a los canes se les droga (para la detección de narcóticos), pero no es así. Todo lo que nosotros les enseñamos es por medio del hábito. El perro rápidamente se habitúa a algo que nosotros quisiéramos enseñar y lo premiamos. También los reprobamos si hacen algo que no deben, sin necesidad de llegar a la violencia, y el can entiende rápidamente. Con el método adecuado, nosotros vamos canalizando la energía del cachorro y lo vamos llevando a la disciplina que le queremos enseñar”, explicó Ramírez.

Sobre cómo llegan los perros a la K-9, comentó: “La gran mayoría de los canes de la división son criados acá. Muchas veces se tiene una raza y luego se elije una madre y con un ejemplar de la misma raza se saca una camada de crías”.

Luego, agregó: “En el caso de los perros de seguridad, ocurre muchas veces que son perros que no pueden convivir en un domicilio, entonces el personal de Canes, con su idoneidad, va y observa el conflicto que pueda tener cachorro. Lo traemos acá y con el método que utilizamos se lo termina jerarquizando, y ese can, que por ahí era agresivo en el domicilio, puede servir como un can de patrullaje o seguridad. También son donados cachorros que por ahí no los pueden tener en las casas”.

En la división canes no existe distinción de razas, ya que hay varios mestizos junto con ejemplares de Pastor alemán, Pastor belga malinois, Border collie, Dogo y Labrador, entre otros. “Con el método que utiliza la división, cualquier perro puede aprender cualquier tipo de disciplina. No obstante, muchas veces está la genética de predisponerse a ciertas diciplinas. Por ejemplo, la raza del Border collie siempre es más apta para el salto; el malinois, que es muy ágil, nos sirven para detección de narcóticos y realizar seguridad y el Ovejero alemán siempre nos acompaña, porque es muy leal”, detalló el oficial.

Posteriormente, expuso cómo es el proceso de entrenamiento de los canes en sus primeros años de vida. “En principio, desde cachorros, comienzan realizando sus trabajos de disciplina básica; se van acostumbrado y teniendo vínculo con un guía. Llegando a cierta edad, se va viendo las aptitudes que pueda tener ese cachorro. Si es de imponerse, iría a un área de seguridad; si es un cachorro dócil al que le gusta el juego, iría a narcóticos; si se ve que es un perro ágil, que no tiene inconvenientes de miedo y equilibrio, seguramente iría para destreza y hay cachorros que naturalmente son de oler mucho y rastrear, entonces van a para rastreo (de personas)”, describió.

Un factor fundamental para el desarrollo y bienestar de los animales es el vínculo que tienen con sus adiestradores, que llega a ser de extrema lealdad y obediencia. “Es algo inexplicable, pero ambos se tienen que elegir”, mencionó Ramírez sobre cómo se gesta la relación entre el humano y el can. “Desde la Jefatura de Canes, el jefe va observando qué vínculo va teniendo cada guía con cada perro… y, llegando a cierta edad, decide asignarle un guía al perro. Entonces, dependiendo el área que se haya elegido para ese can, el guía le va enseñando lo específico”, indicó.

Como sucede con los uniformados humanos, los perros policías también se retiran del servicio activo a cierta edad o por motivos de salud, y es en ese momento es donde queda más expuesto que el vínculo alcanzado entre los animales y sus guías.

“Un cachorro que nació en la División Canes puede llegar a vivir 17 años; es casi la carrera entera del personal. Una vez que cumplieron su ciclo, que vemos que por la edad tiene algún problema o no tienen la misma atención, ese perro por le general, en un 70 por ciento de las veces, se va a vivir con el guía… el guía por su puesto le quiere dar la atención que le dio toda la vida. En el caso de que el guía no pueda recibirlo en su casa, quedan viviendo acá, con nosotros, como una mascona”, cerró el oficial Ramírez.

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