Mañana llegaría un buzo científico. El operativo de limpieza que dispuso la Municipalidad de Corrientes en la desembocadura del viejo arroyo Poncho Verde, en la zona del Parque Mitre, activó la alarma de los especialistas sobre los riesgos que implica remover la zona con maquinaria vial sin los resguardos elementales respecto del valioso material que pudiere estar sepultado en el lugar.
El canal, estrecho y en otros tiempo profundo, es un cofre que guarda una parte importante de la historia de la ciudad. Algo de ello se puede observar a simple vista, aún más ahora con la bajante extraordinaria del río Paraná que ha dejado el lecho del arroyo al desnudo.
Los entendidos temen que se barra la zona como si fuera un corredor lleno de desperdicios y en el rejunte se pierda lo importante. Algo de eso podría suceder si las máquinas retroexcavadoras, que la Municipalidad bajó al cauce, sobrepasan el límite que se han impuesto remover primero, como piedras, escombros y chatarras.
Según explicó a este diario el funcionario Porfirio Aquino, el objetivo inicial es sacar el limo acumulado para avanzar luego en la limpieza más profunda. El operativo lleva apenas unos días de trabajo.
La desembocadura del arroyo se parece ciertamente a una porqueriza, hay agua servida y el olor es insoportable ahora que casi no tiene agua de río. Necesita limpieza, pero no se trata de barrer sin mirar, todo lo contrario.
Allí estuvo el denominado Puente de la Batería, centro neurálgico de la ciudad de Corrientes a fines del siglo 19. Por esa zona también corría un tranvía. Fue además escenario de una batalla crucial en la reconquista de la ciudad durante la invasión del ejército paraguayo en la Guerra de la Triple Alianza. Seguramente hay vestigios de más de 200 años de historia que deben ser recuperados y preservados.
La Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y Bienes Históricos, tomó conocimiento del riesgo latente y ordenó intervenir activamente en el asunto. Por eso a través de las gestiones iniciadas por la delegada local, Marisol Maciel, se dispuso la presencia de un arqueólogo subacuático, que además es especialista en campos de batalla. Se trata de Jorge Amaru Argueso, quien es buzo profesional científico y llegaría mañana para trabajar en el lugar.
El lecho del arroyo Poncho Verde ahora está al aire libre como consecuencia de la extraordinaria bajante del río Paraná. Apenas dos hilos de agua (de dudosa procedencia) corren mansamente hacia el curso principal, el resto es un barrial de color oscuro por los restos de combustible y desperdicios que levantan un olor fétido.
A simple vista se ve mucha basura, botellas, plásticos en general, chatarra, líneas de pescar. En la orilla hay piedras de todo volumen, las más grandes ofician de terraplén.
La arquitecta Marisol Maciel también estuvo en el lugar ayer y divisó “algunos pies de madera que posiblemente sostenía el reticulado por donde pasaba el tranvía, paralelo al puente de la batería”; también encontró restos de barcos y hasta un ancla.
“Dimos aviso a la Comisión Nacional de Monumentos y enviarán arqueólogos especialistas en tareas subacuáticas”, adelantó.
La arquitecta Laura Weber, vocal secretaria de la Comisión Nacional de Monumentos, fue quien activó la llegada de los especialistas en arqueología subacuática para revisar lo que hay en la desembocadura del arroyo Poncho Verde, espacio que tiene fijado un destino de negocio privado (la instalación de una marina) según una concesión que ya otorgó la gestión del intendente Eduardo Tassano.
Por lo pronto, el trabajo que inició la Municipalidad tendrá supervisión de expertos. No los convocó el Municipio, sino que se trata de una preocupación de la Comisión Nacional de Monumentos que está advertida del riesgo que conlleva la “limpieza” sin control. En una recorrida que la arquitecta Marisol Maciel, delegada de la Comisión Nacional, hizo ayer por el lugar, detectó elementos de valor histórico que deben ser rescatados y evaluados.
El funcionario Porfirio Aquino, que habló el viernes con este diario, reconoció que el sedimento depositado en el lecho del arroyo -que hoy está al descubierto- le ha quitado profundidad y aclaró que el objetivo de los trabajos es remover el limo para luego definir cómo seguir adelante.
Un dato importante, la profundidad del arroyo es vital para que pueda funcionar la futura marina, que no es otra cosa que un amarradero de yates. Pero, en la Municipalidad dicen que la limpieza que iniciaron no tiene nada que ver con el negocio en ciernes, que las obras forman parte del plan hídrico.
Como sea, ahora los trabajos estarán bajo la lupa de expertos en arqueología pues hay mucho patrimonio histórico en el lugar.
Hay una versión sobre la presunta reformulación del tiempo de concesión que firmó el intendente Eduardo Tassano. Fuentes del Concejo Deliberante deslizaron que en el Palacio de 25 de Mayo y Mendoza evaluaban bajar la concesión a 10 años, quizás 20. En el acuerdo original se le otorgó la explotación por 49 años a un grupo empresario para montar una marina en el Poncho Verde.
Las cañerías del pluvial que no cortan nunca el chorro
Resulta curioso, no ha llovido en días en la ciudad, sin embargo los ductos del arroyo Poncho Verde no dejan de descargar agua en el zanjón vecino al parque Mitre. No debería, al menos no el volumen que vuelca en forma continua. Sin lluvia no tendría que desaguar, sin embargo el chorro de agua (pardusca) no cesa en ningún momento.
El entubamiento del viejo arroyo Poncho Verde (que recorre toda esa zona de la ciudad) supuestamente es parte de la red de desagüe pluvial, es decir, para sacar hacia el río el agua de lluvia que se acumula en las calles, pero sucede que aun en períodos de sequía (como el de la última semana) los caños siguen arrojando líquidos. Ayer lo pudo comprobar este diario en su recorrida por el lugar.
¿A qué se debe? Si es agua acumulada en las calles, ¿de dónde sale? Los especialistas que están siguiendo atentamente las obras en la desembocadura del Poncho Verde sospechan que se trata de líquidos cloacales. El color y el olor no dejan mucho margen de dudas. Evidentemente hay conexiones clandestinas de los desagües cloacales en la red pluvial. La zona del Parque Mitre tuvo en los últimos años un crecimiento demográfico con el boom inmobiliario.