
El obispo de Goya, Monseñor Adolfo Ramón Canecin, escribió un mensaje con motivo de las peregrinaciones que se realizan anualmente en estos días de enero al santuario de la ¨Cruz Gil¨, ubicado en el departamento de Mercedes. El prelado expresa “mientras peregrinan, quiero invitarlos, a mirar y contemplar la Cruz de Cristo para rogar por nosotros y por nuestra salvación¨. En el mensaje anticipa que se va a “levantar el Templo a la Santísima Cruz, cercano a la ´Cruz Gil´ donde brindaremos todos los servicios que la Iglesia les ofrece”.
Dando continuidad al celo y cuidado pastoral de los anteriores Obispos de la Diócesis de Goya; quiero acercarme y peregrinar junto a ustedes, por eso les escribo unas líneas como Hermano, Padre y Pastor.
Estamos viviendo a nivel Universal el Año de la Misericordia; y como Argentinos, el Bicentenario de la Patria, preparándonos además para participar en el Congreso Eucarístico Nacional a realizarse en el mes de junio en Tucumán.
Mientras peregrinan, quiero invitarlos, a mirar y contemplar la CRUZ.
Observamos que tiene una doble dirección: vertical – como un puente entre el cielo con la tierra- y horizontal – como un puente entre todos los seres humanos-. La CRUZ, es la síntesis de la iniciativa, y la máxima expresión del Amor Misericordioso de nuestro Dios.
En el palo vertical de la CRUZ descubrimos que: Dios es Amor ( 1Jn 4,8 ), nos primereo amándonos primero. Por amor creó todo lo que existe, y a los seres humanos libres “a su imagen y semejanza”(Gn 1,26). Por instigación del diablo y usando mal de la libertad caímos en el pecado rompiendo la relación con Dios, los hermanos, con nosotros mismos y la creación. Pero Dios, no nos abandonó, sino que “tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo” (Jn3,16), el cuál por obra de Espíritu Santo se encarnó en María y nació en Belén – verdadero Dios y verdadero Hombre-.
En el palo horizontal de la CRUZ nos enseña el grande amor de Jesús por nosotros. Jesús decía “nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13 ) y “Él nos amó hasta el extremo” ( Jn 13,1 ), hasta dar la vida muriendo en la CRUZ. Pero Dios lo Resucitó, está vivo y permanece en medio nuestro hasta el fin de los tiempos (Mt 28,20).
De esa manera nos redimió del pecado- raíz, causa, origen de todos los males de ayer, hoy y siempre – y abriéndonos las puertas del cielo, nos posibilitó vivir como hijos de Dios y hermanos entre nosotros.
Los invito a marcar cada día sus cuerpos con la señal de CRUZ mojando sus dedos en el agua bendita, y a bendecir con la misma (agua y Cruz) cada día a todos los miembros de sus familias, sus casas y sus cosas. Esto les permitirá experimentar el Amor de Dios y surgirá poco a poco el deseo de corresponder con amor a Aquél que nos amó primero.
Como Iglesia Diocesana queremos acogerlos y acompañarlos más de cerca, por eso vamos a levantar el “Templo a la Santísima Cruz” cercano a la “Cruz Gil” donde brindaremos todos los servicios que la Iglesia les ofrece.
Deseando que Dios los bendiga y la Virgen de Itatí los proteja, los bendigo a todos en el Nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo.