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El cambio climático, ¿incidirá en las áreas de distribución del quebracho blanco?

Un estudio del Instituto de Botánica del Nordeste (UNNE-CONICET) busca conocer cómo incidirían distintos escenarios futuros de cambio climático en las áreas de distribución del quebracho blanco. Se trabaja en la elaboración de “modelos de nicho ecológico” en combinación con datos genéticos para definir áreas potenciales y/o estrategias para la conservación de la especie en la región del Gran Chaco argentino.

Actualmente, el Gran Chaco, en Sudamérica, constituye una de las regiones boscosas más amenazadas del planeta y con menor representación en el sistema de áreas protegidas en comparación con otras zonas de gran diversidad del mundo.

Dentro de la región chaqueña, “Aspidosperma quebracho-blanco” (“quebracho blanco”) es una de las especies arbóreas más emblemáticas y de gran importancia socioeconómica y cultural en esta región.

El área de distribución de esta especie abarca Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y el centro y norte de Argentina, país donde alcanza su mayor extensión.

Pero la explotación de su madera, el cambio de uso del suelo para la producción agrícola y el desarrollo urbano de las últimas décadas se han convertido en las principales amenazas actuales para este reconocido árbol.

Ante ese contexto, un grupo de investigadoras del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE, CONICET-UNNE) se encuentra desarrollando estudios sobre la potencial incidencia de escenarios de cambio climático en la distribución de la especie.

Se trata de estudios de modelados de nicho ecológico combinados con genética del paisaje en el quebracho blanco para evaluar el papel potencial de los factores ambientales (climáticos y edáficos) en la determinación de los patrones actuales de distribución de la especie y para analizar la asociación entre los patrones de variabilidad y diferenciación genética de las poblaciones con las características del paisaje.

Este conocimiento servirá de base para hacer predicciones ante escenarios futuros de cambio climático y disturbios antropogénicos, y sobre la base de estas predicciones orientar estrategias de conservación en la región del Gran Chaco argentino.

El estudio es realizado por la Dra. Gisela Via Do Pico y la Lic. Noelia Almirón, pertenecientes al grupo de investigación “Genética y evolución de especies del Dominio Chaqueño” dirigido por la Dra. Viviana Solís Neffa (IBONE). Además, se trabaja en colaboración con la Dra. Andrea Cosacov del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV, CONICET-UNC, Córdoba).

NECESIDAD DE ESTUDIOS

Según explicaron las autoras del proyecto, los estudios de conservación en general son muy complejos, porque se deben considerar numerosos factores en forma simultánea para tener una visión global de la amenaza o vulnerabilidad de la biodiversidad.

Por tal motivo, una alternativa es el empleo de “indicadores ecológicos”, que son herramientas para el estudio y monitoreo de objetivos de conservación.

Estos indicadores pueden actuar a diferentes niveles jerárquicos (genes, especies, poblaciones, comunidades y paisajes) y determinar diferentes componentes de la biodiversidad (composición, estructura y función).

A nivel de especie, se encuentran las “especies indicadoras”, que poseen características particulares como sensibilidad a contaminantes, distribución, abundancia, éxito reproductivo, entre otros.

El uso de estos indicadores en combinación con otras herramientas y otros tipos de análisis, como los que aportan la genética del paisaje y el modelado de nicho ecológico, potencia los resultados y optimizan las decisiones futuras en materia de conservación.

“Diversas características del quebracho blanco lo identifican como una especie indicadora y el conocimiento de su nicho ecológico puede aportar información de interés a los gestores ambientales para la toma de decisiones sobre las mejores prácticas a implementar para la conservación y uso sostenible de los recursos naturales” destacó la Dra. Via do Pico.

DETALLES DEL PROYECTO

Para la realización del estudio se trabajó con “modelados de nicho ecológico”. Éstos se construyen a partir de la correlación de los registros georreferenciados de presencia de la especie con las condiciones ambientales (clima, suelo, altitud, uso del suelo) asociadas a ellos, utilizando diferentes algoritmos matemáticos.

El establecimiento de estas relaciones permite identificar dos aspectos: el nicho ecológico y la distribución potencial de una especie.

El nicho ecológico es una propiedad directa de las especies y son todas aquellas condiciones óptimas (bióticas y abióticas) en las cuales la especie puede y podría lograr su desarrollo y subsistencia.

La distribución potencial de una especie hace referencia a las áreas que tienen condiciones ambientales muy similares a los sitios donde se encuentra la especie y que tienen muy altas probabilidades de ser ocupadas por la misma.

Actualmente, el modelado de nicho ecológico es una herramienta muy utilizada para diversos tipos de estudios biológicos.

Algunas de sus aplicaciones incluyen una mejor descripción de las distribuciones geográficas de las especies, el descubrimiento de nuevas poblaciones, el reconocimiento de patrones biogeográficos, evaluación del riesgo potencial de invasión de especies exóticas y su efecto sobre las comunidades nativas, la evaluación de los efectos del cambio climático (pasado y futuro) en las especies y en los ecosistemas.

En el área de la conservación posibilita la evaluación del estado de amenaza de poblaciones, especies y ecosistemas, la identificación de áreas prioritarias para su conservación y de áreas para reforestación o reintroducción de poblaciones.

En el marco del estudio del IBONE, se utilizaron variables climáticas y edáficas para construir dos modelos de nicho para el quebracho blanco: uno para el tiempo presente y otro en el futuro, bajo diferentes escenarios de cambio climático (uno optimista y uno pesimista) y diferentes períodos de tiempo (desde el año 2060 al 2100).

RESULTADOS PRELIMINARES

Los resultados preliminares del estudio han llegado a la construcción de un modelo de nicho ecológico de quebracho blanco para el tiempo presente.

Los resultados muestran que el área modelada coincide con el área de distribución actual de la especie, y también predice áreas donde la especie no está presente actualmente.

Las variables más importantes que estarían influyendo en la distribución de la especie son las derivadas de la temperatura y en segundo lugar las edáficas, tales como el contenido de limo, arena, arcilla y el pH del suelo.

Los resultados a futuro muestran que en unas pocas décadas el cambio climático podría afectar profundamente a las zonas potencialmente adecuadas para el hábitat del quebracho blanco.

Los modelados a futuro predicen una importante disminución del área de distribución de la especie y las tendencias observadas son similares para todos los escenarios futuros analizados.

Según las predicciones, existe una pérdida potencial del área de distribución del quebracho blanco que va del 5% al 42%.

En el marco de su tesis doctoral, la Lic. Noelia Almirón analizó la diversidad y estructura genética de poblaciones argentinas de quebracho blanco, utilizando marcadores moleculares (AFLP).

Los resultados obtenidos hasta el momento revelaron que en el quebracho blanco existirían, al menos, tres grupos de poblaciones genéticamente diferenciadas que deberían ser considerados de manera independiente en los planes de conservación, manejo sustentable y restauración de los bosques del Gran Chaco.

“La idea del trabajo es combinar los datos genéticos con los de los modelados de nicho ecológico e identificar, a nivel regional, potenciales unidades de manejo o vacíos de conservación”, según resaltó la Dra. Gisela Via do Pico.

PERSPECTIVAS

De acuerdo a la IUCN (International Union for Conservation of Nature) el quebracho blanco no está considerado en peligro crítico, vulnerable o casi amenazado. Es considerada una especie estable y de menor preocupación, ya que es abundante y de amplia distribución.

Sin embargo, con el avance acelerado y desmedido de la desforestación y los cambios en el uso del suelo que actualmente ocurren en la región del Gran Chaco, es muy probable que en muy poco tiempo la especie cambie de categoría y pase a ser una especie amenazada o en peligro.

“Por eso la necesidad de promover su preservación antes que actuar sobre escenarios más pesimistas”, señalaron las autoras del trabajo.

Reiteraron que proteger al quebracho blanco implicará a su vez proteger a muchas otras especies, al paisaje y al ambiente en general.

“Si bien estos resultados son preliminares, el análisis del efecto de la fragmentación del bosque chaqueño en los patrones de la variabilidad genética de los renovales sumado a los análisis de la distribución geográfica de los linajes genéticos (filogeografía) en curso permitirán detectar riesgos de erosión genética y evaluar si existen poblaciones de quebracho blanco con componentes de variabilidad genética que no están bien representados en las áreas protegidas actualmente” indicaron.

Para finalizar, resaltaron que la información a obtener también será de importancia para identificar las áreas de la distribución de la especie donde es necesaria la realización de mayores muestreos genéticos para la toma de decisiones de conservación y manejo bien sustentadas.

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