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Día de la Cruz de los Milagros: Stanovnik pidió "generar un pensamiento verdaderamente integrador"

Con la celebración del Día de la Cruz de los Milagros, este miércoles finalizó el Mes de Corrientes. Durante la siesta, hubo una multitudinaria procesión por las calles del centro capitalino y luego se realizó la misa central, que fue encabezada por el arzobispo Andrés Stanovnik, en el templo que alberga el madero sagrado del mito fundacional de la Capital correntina.

La procesión, que inició poco antes de las 16, fue multitudinaria, ocupando más de cuatro cuadras.

Entre las imágenes religiosas que desfilaron, se destacaron la réplica de la Cruz de los Milagros y la imágen peregrina de la Virgen de Itatí, que vino especialmente desde la Basílica para formar parte de la festividad.

Una vez finalizada la procesión, se realizó en la iglesia La Cruz la tradicional misa central, donde el Arzobispo de de Corrientes brindó una extensa homilía que realizó la importancia del madero santo en la historia de la ciudad de Corrientes y en la identidad de su pueblo.

“El milagro de ese madero está en su capacidad de generar amor en el corazón de los hombres y convertirlos en familia, en pueblo y en pueblos hermanados. Porque fue abrazado por Jesús libremente y por amor, ese madero es la señal definitiva de la derrota del odio y de la venganza”, comenzó Stanovnik.

Más adelante, destacó: “No hay otro signo que concentre mayor atención, desde la fundación de Corrientes hasta nuestros días, que el signo de la cruz al que está íntimamente unida la imagen de la Virgen de Itatí. Estos dos signos concentran y representan lo esencial del mensaje cristiano, a saber: que Dios se hizo cercano al ser humano a tal punto que asumió su condición y, mediante sus palabras y sus gestos, nos mostró cuál es el camino para llegar a Dios, no como individuos aislados unos de otros, sino como personas, familias y pueblos. Y lo hizo a su manera porque él es así, un misterio de comunión y misión”.

Posteriormente, repasó la historia del mito fundacional. “El madero que se encuentra hoy en el retablo mayor de este Santuario fue obra de los españoles, que llegaron a las orillas del Arazaty en el año 1588. Es mucho más que un madero histórico, es el símbolo de que es posible el encuentro entre pueblos muy diversos. Ese madero permaneció allí en una ermita hasta el año 1730, cuando se trasladó a este lugar, donde se había construido el primer templo. Luego se construyó un segundo templo hasta que, en el año 1888, con motivo del tercer centenario de la fundación de la ciudad, se bendijo la piedra fundamental el 3 de mayo de ese año. Estos datos no son solo fechas de acontecimientos pasados, sino historia viva que fue configurando la identidad cristiana de este pueblo”.

En ese contexto, destacó el relato del acontecimiento histórico hecho por el párroco de la Iglesia La Cruz, Ramón Billordo. “El autor de la historia de la Cruz de los Milagros, hoy párroco y rector de esta iglesia, logra con una pluma ágil, clara y accesible, presentar el acontecimiento de la Cruz de los Milagros con los datos objetivos que le proporciona la documentación de la época. Sin enredarse en aspectos secundarios, reflexiona sobre el significado más profundo del misterio de la Cruz cristiana, recogiendo cuidadosamente los efectos impredecibles que la misma provocó tanto sobre los españoles que se instalaron en el Arazaty, como sobre los grupos de nativos, favoreciendo el encuentro y facilitando grandemente el inicio de la evangelización de los naturales, y la difusión de la fe cristiana en estas tierras”.

Respecto al encuentro mencionado, subrayó: “Se produjo en los orígenes de la fundación de Corrientes, no fue un encuentro ideal, desprovisto de errores y desaciertos. Y, sin embargo, dio lugar a una convivencia posible en la que ninguno de los “convivientes” arrasó con la vida del otro. Prueba irrefutable de ello es el pueblo correntino, con sus rasgos hispano-guaraníes, con su lengua propia, sus cantos y danzas, sus mitos y sus leyendas, y su fe hondamente arraigada en los valores cristianos, resumidos brillantemente en el signo de la Cruz y la imagen de la Virgen de Itatí”.

Luego, Stanovnik habló sobre la importancia de la identidad y las raíces de los pueblos. “La identidad de una persona o de un pueblo no se construye a partir de las ideas, sino a partir de la realidad. Podemos afirmar que alguien es aquello que recibió de quienes lo engendraron, educaron y equiparon para la vida, con mayor o menor suceso. Esa persona puede continuar su proceso de crecimiento y maduración en tanto y en cuanto no corta sus raíces. De modo semejante sucede con los pueblos. Si se debilitan, dañan o destruyen sus raíces, se desfigura su identidad”.

“Las raíces de un pueblo son lo que son, no lo que nos gustaría que fueran. El modo de ser, de sentir y de actuar nos viene de la cultura a la que pertenecemos, enriquecidos con la contribución creativa de las generaciones sucesivas. Libre es la persona o el pueblo que asume su propia historia y la va recreando, y no aquellos que pretenden destruir lo que recibieron, para imponer en su lugar algo que está solamente en sus cabezas. Tampoco es libre aquel que pretende conservar todo tal cual fue siempre. Unos y otros son esclavos de sus ideologías”, enfatizó.

A partir de todo lo anterior, la autoridad eclesiástica pidió: “Sigamos aprendiendo a caminar juntos, con la convicción de que el otro siempre tiene algo que aportar, que las diferencias no deben convertirse en amenazas sino en oportunidades. La Cruz Redentora de Jesús es la señal más universal con capacidad para generar un pensamiento verdaderamente integrador, y con la potencia real de forjar la fraternidad entre todos los pueblos. Lo atestiguan de modo irrefutable los hechos concretos de nuestra historia de más de cuatrocientos años”.

“Que la celebración del Mes de Corrientes nos ayude a actualizar nuestras tradiciones, iluminados por el providencial mensaje que se plantó con la Cruz de Jesús cuando se gestaba un nuevo pueblo en estas orillas. Al mismo tiempo, encomendemos a Nuestra Tierna Madre de Itatí a nuestro pueblo y a sus gobernantes, y esforcémonos todos en transitar caminos de encuentro, cultivando el buen trato con todos, cuidando a nuestros hermanos y hermanas más desprotegidos, y creando en todas partes ambientes de seguridad y de paz”, concluyó.

Fuente: El Libertador

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HOMILÍA MONS. STANOVNIK CRUZ DE LOS MILAGROS

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