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Cultura

Corrientes y un poco de Historia

La primera moneda de papel correntina

Los historiadores evocan la decisión de Pedro Juan Ferré de dotar a la provincia de su propia moneda. Sólo emitieron tres mil pesos.

Dr. Carlos María Vargas Gómez- Dr. Jorge Enrique Deniri

Antes de trasladar a los lectores los resultados de nuestras pesquisas sobre la Escuela Experimental de Esquina, según la cosmovisión del gran educador Ángel C. Bassi, cuando allá por 1898 se explayaba sobre la primera década de labor del establecimiento y sus fundadores, hacemos hoy un breve intervalo para no dejar pasar la oportunidad de recordar que el 12 de mayo de 1826, como resultado de la iniciativa de Pedro Juan Ferré, uno de nuestros grandes gobernadores, el Congreso Permanente sancionó una norma por la cual se autorizaba al primer mandatario a "emitir papel moneda según el método que juzgue conveniente". La necesidad de imprimir billetes en papel era consecuencia de una falta de circulante en plata, el metálico más corriente, que según consignaron los legisladores, "…no sólo paraliza y hace cuasi imposible los pagos en la Colecturía general, sino que trasciende cada vez más el perjuicio y quebranto escandaloso que sufre no sólo la tropa, sino también las clases de familias, en el cambio y reducción de las onzas de oro a plata, para subvenir a las primeras necesidades; y no siendo justo que la autoridad del país mire con semblante apático los perjuicios de los ciudadanos, ha tenido a bien la H.S. de RR. (Honorable Sala de Representantes) de la provincia, con fecha 12 de mayo, autorizar…etc.".

PEDRO FERRÉ.

La ley fijaba la emisión de "tres mil pesos en otros tantos vales", por lo que los billetes serían conocidos luego indistintamente como "pesos" de papel o "vales". El valor reconocido estipulaba al cambio que por 17 pesos en papel, la Colecturía general entregaba una onza de oro. Además cada billete llevaba media firma (rúbrica) del gobernador, y las firmas del colector y el contador principal. El número estaba colocado al principio. El reconocimiento de cada billete, por valor de un peso subdividido en 8 reales, era obligatorio para todos los habitantes, en todos los mercados de la provincia, y se recibían como forma de pago en la Colecturía general. El gobierno se reservaba el derecho de hacer un recuento general de esa nueva forma de circulante, o de renovar parcialmente los billetes cuando se notasen deterioros. Con respecto a las falsificaciones, el colector general y el contador eran los responsables de prevenirlas e identificarlas en caso de producirse, y se las sancionaba con el máximo de rigor, homologando al falsificador de billetes con un monedero falso. A fines de aquel mes, Ferré promulgó el decreto reglamentario respectivo de la Ley, sin embargo, en él se observa una modificación destinada a dificultar el cambio de "vales", ya que en vez de una (o sea 27 billetes de un peso), se requiere el equivalente de 5 onzas (135 billetes) para poder hacerlo efectivo. Estos billetes, y los documentos vinculados, constituyeron además la primera impresión de la "prensa de brazo" que Ferré comprara en Buenos Aires, y al parecer, recién estuvieron listos a mediados del mes de junio de 1826.

FERMÍN FÉLIX PAMPÍN.

La máquina había sido adquirida en Buenos Aires por cuenta de Ferré, obsesionado por dar publicidad a sus actos de gobierno. A tal efecto, comisionó a Remigio González Moreno, que la compró a principios de marzo, y la embarcó el día 10 rumbo a Corrientes en dos cajones grandes y uno pequeño, además de alambre y papel sellado. El ingenio llegó a Corrientes unos días después de la decisión de la Cámara de Representantes, hacia el 15 de mayo de 1826, de manera que todo indica que prácticamente apenas desembarcado se comenzó a alistarlo para cumplir su cometido, bajo la dirección de José Hilario Machado, su primer director. Considerando el tiempo transcurrido aparece notoria la premura con la que se procede para lanzar los billetes al mercado, lo que nos habla de las expectativas que tenían puestas en ellos los notables de la época, con Ferré a la cabeza, y del modo expeditivo como implementaban sus decisiones. La imprenta fue instalada en el antiguo convento de los dominicos, donde hoy funciona nuestro Concejo Deliberante, y allí permaneció a través de los agitados avatares de nuestra historia, hasta que los paraguayos la destruyeron en el año 1865, antes de retirarse del territorio provincial. En ese dilatado lapso, en varias oportunidades se la empleó para imprimir nuevamente moneda de papel, en especial durante las luchas contra Juan Manuel de Rosas, siendo, según Manuel Vicente Figuerero, "…el nervio con que se pudo equipar y armar los siete ejércitos libertadores…". Los Madariaga, sobre todo, financiaron sus acciones con emisiones prácticamente sin control. La primera tirada que evocamos, se hizo sobre papel de hilo en octavos de pliego, y llevaba, además de la rúbrica de Pedro Ferré, las firmas de Sebastián de Almirón y Fermín Félix Pampín. Los billetes, en teoría estaban respaldados por las tierras públicas, otro arbitrio al que se recurrió sistemáticamente en la provincia, no habiendo otro viable. Aquellos "vales" llevaban además el sello provincial en el anverso, y el de la colecturía general en el reverso, pero no obstante el gran número de recaudos adoptado para prevenir las falsificaciones, la realidad es que la emisión tuvo que ser cancelada y retirarla de la circulación, aproximadamente un año después de haber salido de la prensa, por el gran número de falsificaciones.

BILLETE DE PAPEL DE 20$ IMPRESO EN ÉPOCA DE ROSAS.
BILLETE DE PAPEL DE 20$ IMPRESO EN ÉPOCA DE ROSAS.

BILLETE DE PAPEL DE 20$ IMPRESO EN ÉPOCA DE ROSAS.

Desde luego que los hombres de aquella época desconocían la figura y los efectos de lo que nosotros denominamos inflación, o sea el fenómeno económico que, básicamente, se produce cuando se cae en el llamado "emisionismo", vale decir, cuando el exceso de moneda fiduciaria (basada esencialmente en la confianza de la comunidad) impresa por el estado, produce un aumento generalizado de los precios. Hubo que aguardar a Juan Bautista Alberdi para que un pensador argentino afirmase que "Mientras los gobernantes tengan el poder de imprimir moneda como simples tiras de papel que nada prometen ni obligan a reembolso alguno, el poder omnívoro vivirá permanentemente como un gusano roedor dentro del corazón de la Constitución misma". Empero, esta última reflexión nuestra, cabe puntualizar que, creemos, no hace mella en la modesta emisión de Pedro Ferré y los pioneros que lo secundaron, ya que sólo se arriesgaron a imprimir tres mil pesos. Lo que no podemos dejar de destacar es lo que cabría llamar el espíritu de progreso de Ferré, tan fundamentalista sin embargo en otras cuestiones, como para que Vera y González lo haya acusado de no ver "más allá del campanario de la iglesia de su pueblo". Nosotros resaltamos que, aún con sus altibajos a la hora de emitir papel moneda, según dejamos asentado, aquella primera imprenta resultó tan valiosa como para prestar servicios a los gobiernos correntinos de todos los colores, imprimiendo periódicos y documentos de toda laya durante casi medio siglo. Epoca

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