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Víctima de abuso sexual en Caá Catí: La gente humilde también tiene derecho a la justicia

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Rocío Ávalos, víctima de abuso en Caá Catí, habló sobre los imputados que recuperaron en en libertad. Cuestionó la decisión judicial y dijo  que su vida "es muy difícil" en el pueblo. “Pido que se haga justicia, que el juez me escuche y ruego a Dios que me de fuerzas, no voy a parar hasta que se haga justicia. Parece que acá hay que morir para que te crean, la gente humilde también tiene derecho a la justicia”, se lamentó la joven. Sobre los acusados expresó que dos  "están circulando por el pueblo como si nada y yo tengo muchísimo miedo".

 

Rocío Ávalos, víctima de abuso en Caá Catí, contó en radio Dos que “estoy no muy bien, después de dos años, volví a sentirme muy mal, al saber que mis agresores iban a quedar en libertad, me cuesta un montón seguir `porque es horrible todo lo que tuve que pasar y sigo pasando”.

 

Sobre los tres imputados, Almeida, Contin y Chávez, que fueron liberados expuso que “dos de ellos ya están libres, ya se encuentran circulando por el pueblo como si nada, lamentablemente tengo muchísimo miedo, desde ése día vivo encerrada, es imposible continuar con mi vida. Todo el tiempo estoy en mi casa, encerrada, no puedo salir a la vereda porque tengo miedo”.

 

“Quise continuar con mis estudios y me fu imposible, la familia de ellos tres se encargaron todo el tiempo de decir muchísimas cosas que no eran ciertas, traté de seguir con mi carrera y no pude, yo estudio  Lengua y Literatura y en ese lugar estuvieron dos chicas que estuvieron ése día del ataque, que vieron lo que me hicieron y me hacían la vida imposible, no me dejaban en paz”, sostuvo.

 

Y destacó que “mi vida es muy difícil acá, yo siempre fui muy arreglada y por eso la gente cree que no me pasó nada, solo yo sé lo que tuve que pasar ése día, y lo que me costó y me sigue costando”.

 

“Me cuesta muchísimo, la familia de ellos tres, las veces que intenté salir adelante, porque los cruzaba se burlaban, me decían cosas”, manifestó la joven. 

 

A cerca del trato que le dio el doctor Leiva, abogado de los imputados, Rocío manifestó que “sí, ese abogado siempre me trató mal, es un violento, nunca me animé a escuchar la raido de acá porque sabía todo lo que decía ese señor de mi persona”.

 

Si tiene miedo, la joven expresó que “sí, muchísimo, vivo encerrada, cierra las ventanas, las puertas, cuando cae el sol, me dijeron que Lucas Almeida anda manejando un auto, como si nada. En muchas ocasiones mi mamá y yo fuimos amenazadas”.

 

El doctor Leiva decía que las pericias demostraron que las muestras de ADN no correspondían con ninguno de los imputados, a cerca de esto Rocío dijo que “es totalmente mentira, fue compatible con los tres imputados el ADN, por eso los procesan”.

 

Si cree en la justicia, consideró que “ya no sé qué pensar, desde un principio creí un montón, íbamos tan bien con todo y enterarme por redes sociales que iban a salir me nublé totalmente, no podía creer, me puse muy mal, y fui al hospital porque no podía creer lo que estaba pasando, ni siquiera mi abogado sabía”.

 

“No quiero estar en el pueblo porque sé que ellos están acá, circulando como si nada, me cuesta muchísimo, por suerte tengo la contención de mi familia, mi mamá y mis hermanos”, remarcó.

 

Respecto de si pensó en irse de Caá Cati, la joven afirmó que “sí, estoy pensando en eso, no tendría que irme de acá porque yo soy la víctima, tengo miedo por mí, por mi familia y mis hermanos, por eso no quiero salir, estoy acostada y revivo todo al saber que ellos están por acá”.

 

“Pido que se haga justicia, que le juez me escuche y ruego a dios que me de fuerzas, no voy a parar hasta que se haga justicia, tomé esta decisión porque parece que acá hay que morir para que te crean, la gente humilde también tiene derecho a la justicia”, remarcó.

 

Si habló con el juez, mencionó que “no tuve la oportunidad de hablar con el juez, me encantaría, yo necesito hablar con él para que me escuche y me ayude”.

 

Por último, si se siente sola, Rocío mantuvo que “sí, a esta altura sí, creo y confío un montón en mi defensa, pido justicia, nada más”.

 

 

 

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La muchacha se expresó públicamente por primera vez, tras conocerse sobre la pronta liberación de los sospechosos del caso.

 

Ayer las re­des so­cia­les “vi­ra­li­za­ron” una car­ta abier­ta que fue re­dac­ta­da por Ro­cí­o, una mu­cha­cha que ha­ce dos años de­nun­ció que en Caá Ca­tí fue vio­la­da por tres mu­cha­chos, quie­nes ha­bí­an si­do de­te­ni­dos en su mo­men­to. Re­cien­te­men­te se co­no­ció que uno ya fue pues­to en li­ber­tad y pron­to sal­drí­an de la cár­cel los otros dos sos­pe­cho­sos.

 

De­be re­cor­dar­se que la pre­sun­ta vio­la­ción, se­gún cons­ta en la de­nun­cia, ha­bría ocu­rri­do en el mar­co de una fies­ta co­no­ci­da co­mo “af­ter”, que se re­a­li­zó en una vi­vien­da de la ciu­dad lue­go de los cor­sos lo­ca­les.

 

San­tia­go C., Cris­tian C. y Lu­cas A. son los sos­pe­cho­sos del ca­so, de los cua­les el úl­ti­mo que­dó en li­ber­tad du­ran­te el vier­nes.

 

“El 27 de fe­bre­ro de 2017 es­tu­ve en una fies­ta con mu­chos otros jó­ve­nes co­no­ci­dos, ami­gos, etc.

Pa­ra mí era una no­che más, no me da­ba cuen­ta que por la per­ver­sa ca­be­za de ellos es­ta­ba la idea as­que­ro­sa de ‘ha­cer­se una fies­ta con­mi­go’”, re­za el tex­to, que fue com­par­ti­do ca­si 4 mil ve­ces en Fa­ce­bo­ok.

 

Asi­mis­mo, la car­ta abier­ta brin­dó al­gu­nos ma­ca­bros de­ta­lles que no se­rán re­pro­du­ci­dos en su to­ta­li­dad te­nien­do en cuen­ta la sen­si­bi­li­dad del te­ma. “E­sa no­che me to­ma­ron, me lle­va­ron a una ha­bi­ta­ción y abu­sa­ron tres hom­bres de mi. Me pa­re­ce men­ti­ra que ten­ga que re­pe­tir es­tas pa­la­bras que ca­da vez me ha­cen más da­ño. Mien­tras me vio­la­ban, tam­bién me arran­ca­ban los ca­be­llos y gol­pe­a­ban; me de­cí­an pu.. rei­te­ra­das ve­ces. Mi ca­be­za no lo­gra­ba en­ten­der; gri­té y gri­té pe­ro afue­ra la mú­si­ca y la com­pli­ci­dad, in­clu­so de mi gé­ne­ro, era fuer­te”.

 

Asi­mis­mo en el tex­to, in­di­có que las prue­bas de ADN que se hi­cie­ron con­fir­ma­ron la par­ti­ci­pa­ción de los tres. Al res­pec­to va­le re­mar­car que es­to con­tra­di­ce lo di­cho por el abo­ga­do de­fen­sor de Lu­cas A., quien ase­gu­ró el vier­nes que los exá­me­nes de­ta­lla­ron que los ma­te­ria­les ge­né­ti­cos no co­rres­pon­de­rí­an a los im­pu­ta­dos.

 

“Mi vi­da en el pue­blo se ha vuel­to un cal­va­rio, aguan­tan­do to­do ti­po de vio­len­cia, ca­da vez que quie­ro sa­lir, me si­guen lla­man­do pu.., lo­ca, men­ti­ro­sa, pro­vo­ca­do­ra, etc. De­jé mi ca­rre­ra de pro­fe­so­ra­do y he te­ni­do que so­por­tar día tras día los co­men­ta­rios ho­rri­bles so­bre mi per­so­na, me de­fien­do co­mo pue­do, me de­fien­do cual ani­mal pa­ra so­bre­vi­vir. Sue­ño a mis abu­sa­do­res y vo­mi­to siem­pre que su­ce­de”, ex­pre­só con res­pec­to a su vi­da lue­go de esa no­che.

 

Co­mo ya se di­jo en an­te­rio­res pu­bli­ca­cio­nes, la li­be­ra­ción de los tres ya es de­ci­sión to­ma­da y so­lo res­tan al­gu­nos trá­mi­tes pa­ra que el par res­tan­te pue­da sa­lir de la Uni­dad Pe­nal Nº6 en el que se en­cuen­tran.

 

La de­ci­sión de li­be­rar a los sos­pe­cho­sos es­ta­ría ba­sa­da en la Ley 24.390 en la cual cla­ra­men­te se es­pe­ci­fi­ca que la pri­sión pre­ven­ti­va no pue­de su­pe­rar los dos años.

 

Si bien la re­gla­men­ta­ción es­ta­ble­ce ex­cep­cio­nes que per­mi­ti­rí­an am­pliar di­cho pla­zo, apa­ren­te­men­te en es­te ca­so no po­drí­an ser apli­ca­das ya que los tres mos­tra­ron bue­na con­duc­ta du­ran­te su en­cie­rro y, ade­más, no tie­nen an­te­cen­den­tes pe­na­les. Tam­po­co ha­bría pe­li­gro de fu­ga o en­tor­pe­ci­mien­to a la in­ves­ti­ga­ción.

 

Al res­pec­to, el pro­ce­sa­mien­to de los tres per­sis­te, se in­di­có, por lo que es­tos lle­ga­rí­an en li­ber­tad a un even­tual jui­cio, en ca­so de que la cau­sa sea ele­va­do pa­ra el de­ba­te oral.

 

“A­yú­den­me, que es­to no que­de im­pu­ne”, sos­tu­vo la mu­cha­cha al fi­na­li­zar su car­ta. “E­llos es­tan­do li­bres, tar­de o tem­pra­no ha­rán lo mis­mo”.

 

Al res­pec­to, aún se des­co­no­ce cuán­do se­rán li­be­ra­dos los otros dos sos­pe­cho­sos.

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