Las dos últimas semanas de discurso y luchas internas que se han vivido en los cónclaves republicano (Cleveland, del 18 al 21 de julio) y demócrata (Filadelfia, del 25 al 28 de julio) dan ahora paso a una ardua contienda de 100 días para conquistar la Presidencia de Estados Unidos.
Como si fueran la noche y el día, el magnate inmobiliario -un novato en el mundo de la política- y la ex secretaria de Estado -una experimentada candidata en ese terreno- ofrecen dos visiones del país diametralmente opuestas.
La semana pasada en Cleveland, Trump se ganó el apelativo de "candidato del apocalipsis" al trazar un dibujo sombrío de unos Estados Unidos en decadencia a causa de las políticas del presidente demócrata Barack Obama, cuyo legado defiende Clinton.
"Nuestra convención ocurre en un momento de crisis en nuestra nación. Los ataques a nuestra policía y el terrorismo en nuestras ciudades amenaza nuestra forma de vida. Cualquier político que no perciba este peligro no está listo para liderar nuestro país", subrayó el multimillonario neoyorquino, al abogar por el "cambio".
"Yo solo puedo arreglarlo", aseveró Trump, quien se postuló como "el candidato de la ley y el orden" y hoy prometió, en su activa cuenta de la red social Twitter, reavivar "el sueño americano".
Frente al pesimismo del magnate, Clinton, que ha hecho historia como la primera mujer que logra la nominación de uno de los dos grandes partidos para aspirar a la Casa Blanca, pintó esta semana en Filadelfia un cuadro luminoso de un país vibrante y diverso.
"No permitáis a nadie decir que nuestro país es débil. No lo somos", aseveró este jueves la ex primera dama, quien reprochó a su rival no comprender que "Estados Unidos es grande porque Estados Unidos es bueno" y abrazó el lema "Más fuertes juntos".
"Basta de intolerancia y grandilocuencia. Donald Trump no está ofreciendo un cambio real, está ofreciendo promesas vacías", zanjó Clinton, quien hoy realizará actos en Ohio y Pensilvania, estados "bisagra" que pueden decidir las elecciones.
Tras caer el telón en Cleveland y Filadelfia, Trump y Clinton afrontan una intensa carrera que, marcada por la descalificación del adversario, muchos observadores vislumbran como "la más desagradable" en mucho tiempo en el país norteamericano.
Alrededor del 60% de los estadounidenses ve con malos ojos al magnate y la ex secretaria de Estado, según las encuestas, reportó la agencia de noticias EFE.
Sobre el papel, el mapa electoral y demográfico parece favorecer a Clinton, dado el desprestigio de Trump en electorados clave como las mujeres, los afroamericanos y los hispanos (la principal minoría de Estados Unidos), más proclives a apoyar a la ex primera dama.
Sin embargo, el aparente hambre de cambio de la ciudadanía (una encuesta del centro de estudios Pew reveló el pasado mes que el 71% de los estadounidense está insatisfecho con la marcha del país) podría favorecer a Trump, que representa la novedad.
El magnate ha aventajado a Clinton en varias encuestas efectuadas tras la convención republicana en Cleveland, pero los demócratas esperan que la ex primera dama reciba un impulso en los sondeos tras la convención de Filadelfia.
Con todo, algunos dirigentes demócratas no ocultan una cierta inquietud porque la ex secretaria de Estado no termina de abrir un margen amplio de ventaja en las encuestas respecto a Trump, a quien no parece que le pasen factura sus frecuentes polémicas.
En un año electoral tan volátil con sonadas sorpresas, como el ascenso de Trump a la candidatura presidencial republicana, resulta complicado hacer predicciones, pero una certeza parece indiscutible: la campaña hasta noviembre será a cara de perro.