Opinión del Lector

Sharenting: compartir fotos de los hijos en redes puede atentar contra su privacidad

Aunque para registrarse en redes, los niños deben esperar hasta los 13 años, sus padres comparten fotos desde mucho antes. Así, cuando crezcan, dispondrán de un historial digital que nunca avalaron.

El contexto de aislamiento causado por la pandemia de Covid-19 representa una interrupción de nuestros encuentros sociales y confina a nuestras familias a tener que esperar por tiempo indeterminado para compartir una reunión familiar.


El crecimiento de nuestros hijos y sus logros quedan plasmados en las redes, como un álbum familiar digital de libre alcance. De acceso inmediato para cualquiera a un click de distancia.


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Ante el surgimiento del coronavirus, los cumpleaños, las reuniones y los domingos en familia se vieron interrumpidos. El aislamiento potenció el uso de las redes como un medio para mantener activo el intercambio con aquellos que son parte de nuestro círculo afectivo.

Curiosamente a los niños no se les permite registrarse en la mayoría de las redes sino hasta cumplir los 13 años. Sin embargo, desde mucho antes los padres comparten sus imágenes libremente.

Todo esto que hoy es motivo de alegría podría ser un disgusto el día de mañana. El sharenting es un término que proviene del inglés share (compartir) y parenting (paternidad). Principalmente se refiere a la documentación de todo aquello inherente y anecdótico relacionado a sus primeros logros y que luego puede extenderse hasta incluso a su adolescencia. Se ha vuelto una práctica tan habitual que el diccionario británico Collins lo incluyó en sus páginas en 2016.

Es inobjetable que muchos de estos niños cuando alcancen su vida adulta tendrán un historial digital de sus vidas como nadie. Del mismo modo, la mayoría de esa información no ha sido distribuida por ellos sino por sus padres.

Los adolescentes y sus inseguridades

Van en aumento los casos de adolescentes que manifiestan a sus padres no sentirse cómodos con que compartan su imagen sin su autorización, ya que lo perciben como una violación a la privacidad.

La adolescencia es un período de transición entre la infancia y la vida adulta en la que los jóvenes experimentan cambios físicos y psicológicos. La construcción de la autonomía mediante la necesidad de encontrar un espacio propio y tomar sus propias decisiones resulta vital.

Una investigación realizada por la Universidad de Tartu en Estonia, una de las primeras universidades en estudiar el fenómeno, incluyó en su trabajo a niños de entre 9 y 13 años. El estudio arrojó que no les desagrada que sus padres compartan sus fotos en redes. Sin embargo, la mayoría de ellos estuvo de acuerdo en que no les agrada que compartan material que no los favorezca: que aparezcan despeinados, o poco arreglados.

El acompañamiento de los padres en la construcción de esa individualidad es fundamental para afrontar este proceso satisfactoriamente. Para ello es necesario respetar sus decisiones, brindar consejos y no decidir por ellos.

La imposibilidad de revertir ese contexto de invasión de la privacidad puede llevar a un aislamiento por parte del joven con respecto a sus padres. Los miedos y las vergüenzas irracionales pueden presentarse por la exposición del material no autorizado, y podrían convertirse en motivo de bullying (acoso físico y/o psicológico). Es importante que prevalezca la comunicación y expresión del afecto entre padres e hijos mediante el diálogo, por sobre una imagen viralizada.

*El licenciado Federico Toledo es Responsable de la Licenciatura en Psicología UADE.

Autor: Federico Toledo

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