Mujeres de hoy

Rejuvenecimiento vaginal: por qué hacerlo y para qué

Una reflexión interesante de la sexóloga Analía Lilian Pereyra sobre revujenecimiento vaginal.







"¿Te miraste la vulva?". Suele ser una pregunta frecuente que hacemos las profesionales a las consultantes en una sesión sexológica. ¡La mayoría responde que no, que nunca se miró AHÍ ABAJO! Parece que el ahí abajo, está tan abajo que no puede adquirir visibilidad. La visibilidad de la que sí gozan los penes, los que vemos dibujados en buses, bancos de escuelas y baños y así nos acostumbramos a convivir.







Pero qué sucede si una mujer (persona con vulva) tiene la sensación de que su vulva llamada el ‘’ahí abajo’’ es tan abajo que ni siquiera quiere mirarlo, ni siquiera se anima a tocarlo, menos aún a que otra persona ponga el OJO o la boca en la zona. Mirarse, conocerse, reconocerse son algunos de los pilares que en sexología consideramos fundamentales para disfrutar.







Transitamos una época en la que ni las vulvas se salvan de las miradas estigmatizantes prometiendo cirugías, blanqueamientos y hasta el HIFU. Mujeres presas del estándar de belleza propuesto por la industria que pone en el foco en este caso en la zona genital, señalándola de oscura, con labios grandes estilo mariposa, vagina seca, vagina ancha y arrugada, entre otras.







Estas cirugías íntimas que prometen mejorar la funcionalidad y el aspecto de los genitales femeninos, se ofrecen como procedimientos quirúrgicos para reducción de labios internos y externos, infiltración de ácido hialurónico para engrosas labios externos, estrechamiento vaginal o rejuvenecimiento vaginal, himenoplastia que consiste en ‘’recuperar la virginidad’’ y se suman a la lista procedimientos que proponen corregir la simetría, longitud, forma y grosor de los labios, rediseñar la vulva-vagina. ¡Y te lo venden diciendo: ¡Podrás mejorar tu zona íntima a una relación calidad-precio inmejorable!










Revisemos cuanto nos cuesta a las mujeres apropiarnos de nuestro placer sexual, sentirnos libres con nuestros cuerpos, disfrutar sexualmente en un encuentro con otro y encima cargar con la imposición de que nuestras vulvas-vaginas deben ‘’caer’’ en una normatividad impuesta por la industria de la estética… ya es mucho, ¿no les parece?










También bajo el ofrecimiento del rejuvenecimiento vaginal, subyace la idea de que las vulvas de las mujeres adultas tienen que parecerse a las de las niñas, tienen que volver a ser vaginas vírgenes, vulvas sin pelos, rosaditas y con sólo una rayita.










Procedimientos que te piden ponerte a la altura de ciertos estándares de belleza que esconden concepciones acerca de lo que es lindo o feo, exaltando la juventud y denigrando la vejez. Tanta es la presión por responder a esos estándares que muchas mujeres se exponen a las mas crueles cirugías, a verdaderas mutilaciones, a la cera caliente y a las toxinas venenosas para no tener las tan odiadas ‘’arrugas’’.










Mujeres padeciendo procedimientos médicos en la zona vulvar que producen daños en las conexiones o terminaciones nerviosas del mismo, lo que incluye dolor, deterioro del funcionamiento sexual o disfunción sexual permanente y hasta lesiones físicas.










Siglos y siglos venimos cargando las mujeres de imposiciones, maltratos, silenciamientos de nuestras voces y ni hablar de la culpa al disfrute, para que ahora encima tenemos que sacarnos la grasita del monte de venus!










Basta de decirnos cómo ser bellas, basta de disponer de nuestros cuerpos para ‘’arreglarlos’’ porque están viejos y defectuosos. Por una sexualidad libre de edadismo, de capacitismo, de estereotipos sexo-genéricos que naturalizan formas hegemónicas de representación de nuestros genitales. ¡Por una sexualidad libre y placentera!





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