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Realidad virtual: ¿el futuro del gaming?

La industria del gaming no deja de evolucionar, y una de las tecnologías que más expectativa genera es la realidad virtual (VR). Con promesas de inmersión total y experiencias cada vez más realistas, la VR se presenta como un cambio de paradigma en la forma en que jugamos. Aunque durante años fue vista como una novedad lejana o un lujo para pocos, los avances tecnológicos y la creciente oferta de dispositivos han acercado esta experiencia a un público más amplio.



Hoy, cada vez más estudios desarrollan juegos pensados específicamente para realidad virtual, y las grandes marcas, como Meta, Sony y Valve, invierten en mejorar tanto el hardware como el contenido. ¿Estamos frente al futuro del gaming o simplemente ante una tendencia pasajera? En esta nota, exploramos cómo la VR está transformando la experiencia de juego, qué ventajas ofrece y cuáles son los desafíos que aún debe superar para consolidarse como un estándar en la industria.

¿Qué es la realidad virtual?

La realidad virtual (VR, por sus siglas en inglés) es una tecnología que permite al usuario sumergirse en entornos generados por computadora mediante el uso de dispositivos específicos, como cascos o visores, auriculares y mandos especiales. A diferencia de los videojuegos tradicionales, donde el jugador observa la acción desde una pantalla, la VR busca crear la sensación de estar dentro del juego, con libertad para mirar, moverse e interactuar con el entorno desde una perspectiva en primera persona. Esto abre la puerta a una experiencia mucho más inmersiva, donde el cuerpo y los sentidos juegan un rol central.



Aunque la VR moderna parece un concepto reciente, la idea de involucrar físicamente al jugador tiene antecedentes. Un ejemplo clave fue la Nintendo Wii, que en 2006 rompió con la lógica de los controles tradicionales al introducir sensores de movimiento. Si bien no se trataba estrictamente de realidad virtual, la Wii fue pionera en ofrecer una experiencia más física e interactiva, y marcó el camino para dispositivos que buscaban una conexión más directa entre cuerpo y juego.

Más adelante, Sony con su PlayStation VR, Meta con los dispositivos Quest, y Valve con su visor Index, llevaron esta interacción al siguiente nivel, ofreciendo juegos en los que el jugador puede caminar, agacharse y manipular objetos virtuales con una precisión sorprendente.

En la actualidad, la VR continúa expandiéndose, con títulos cada vez más sofisticados y propuestas que van desde aventuras épicas hasta simuladores hiperrealistas. Incluso Nintendo, pese a haber apostado por otras formas de juego más accesibles, volvió a experimentar con esta tecnología a través del kit de realidad virtual de Nintendo Labo para la Switch.

En este contexto, la Wii sigue siendo un referente clave para entender cómo el deseo de involucrar al cuerpo en la experiencia de juego ha sido un motor constante en la evolución del gaming. La realidad virtual representa hoy una de las formas más ambiciosas de llevar esa idea al extremo.

¿Qué necesitas para jugar con realidad virtual?

Para disfrutar de la realidad virtual, se necesita un conjunto básico de elementos que te permitan vivir una experiencia inmersiva y segura. El componente central es el visor o casco de realidad virtual, que se coloca sobre la cabeza y cubre los ojos, mostrando imágenes en 360 grados que reaccionan a los movimientos del usuario. Existen distintos tipos de visores: algunos requieren estar conectados a una consola o a una PC potente (como el PlayStation VR o el Valve Index), mientras que otros son completamente autónomos, como el Meta Quest 2, que no necesita cables ni dispositivos externos para funcionar.



Además del visor, la mayoría de los sistemas incluyen controles o mandos especiales que se sostienen con las manos. Estos permiten interactuar con los objetos del entorno virtual, simular movimientos como agarrar, lanzar o apuntar, y detectar la posición de las manos en el espacio. Algunos juegos también aprovechan sensores de movimiento instalados en el entorno o integrados en el visor para registrar los desplazamientos del cuerpo, lo que hace que la experiencia sea más realista.



Otro aspecto a tener en cuenta es el espacio físico. Aunque no todos los juegos requieren que el usuario camine, muchos sí necesitan que haya cierta libertad para moverse sin obstáculos. Por eso, se recomienda jugar en una habitación despejada, donde no haya muebles, cables u objetos que puedan representar un riesgo. También es importante contar con una buena conexión a internet si se quiere acceder a plataformas de descarga de juegos o experiencias multijugador. En resumen, con un visor, controles, espacio adecuado y buena conectividad, ya estás listo para sumergirte en el mundo del gaming en realidad virtual.

¿A qué edad se puede jugar con realidad virtual?

La realidad virtual puede parecer una experiencia fascinante para todas las edades, pero no todos los dispositivos ni contenidos están pensados para el público infantil. De hecho, la mayoría de los fabricantes de visores de VR recomiendan su uso a partir de los 12 o 13 años, dependiendo del dispositivo. Esta recomendación no es casual: la tecnología de realidad virtual puede generar fatiga visual, mareos o desorientación, efectos que podrían impactar más intensamente en usuarios más jóvenes, cuyo sistema visual aún está en desarrollo.



Sony, por ejemplo, establece que el uso de PlayStation VR está recomendado solo para mayores de 12 años, mientras que Meta (antes Oculus) sugiere que sus dispositivos Quest se utilicen a partir de los 13. Estas edades no solo responden a cuestiones físicas, sino también al tipo de contenido disponible. Muchos juegos VR implican situaciones intensas, movimientos rápidos o estímulos sensoriales que podrían no ser apropiados para los más chicos. Además, el tamaño de los visores suele estar diseñado para cabezas adolescentes o adultas, lo que puede hacer incómodo o inseguro el uso por parte de niños pequeños.



Sin embargo, hay algunas propuestas especialmente desarrolladas para usuarios jóvenes, con experiencias más suaves, educativas o creativas. En estos casos, siempre es importante que los adultos supervisen el tiempo de juego, así como las reacciones físicas y emocionales de los menores. Como con cualquier tecnología nueva, la clave está en el uso responsable: elegir el contenido adecuado, limitar la duración de las sesiones y asegurarse de que el dispositivo se ajuste correctamente al usuario. De esta manera, la realidad virtual puede convertirse en una herramienta entretenida y enriquecedora también para adolescentes.

Un nuevo nivel de inmersión

La realidad virtual ha dejado de ser una promesa futurista para convertirse en una forma concreta y en expansión dentro del mundo del gaming. Con visores cada vez más accesibles, experiencias más sofisticadas y una comunidad de desarrolladores en constante crecimiento, la VR está transformando cómo entendemos la interacción con los videojuegos.

Lo que antes parecía ciencia ficción, hoy permite al jugador sumergirse por completo en mundos diseñados para ser recorridos con el cuerpo, la mirada y los sentidos. Juegos que antes se vivían desde un control o teclado, ahora se experimentan con todo el cuerpo, multiplicando las posibilidades narrativas y sensoriales del medio.



A pesar de las barreras que aún debe superar —como el precio, la necesidad de espacio o las limitaciones para los más chicos—, la realidad virtual tiene un potencial enorme para convertirse en una pieza central del entretenimiento digital.

Su evolución dependerá tanto del desarrollo tecnológico como de la creatividad con la que se diseñen nuevas experiencias. Ya no se trata solo de jugar, sino de habitar mundos virtuales de forma activa, y eso redefine lo que entendemos por videojuego. Si el gaming busca constantemente nuevas formas de sorprender, emocionar y conectar, la VR está claramente en camino de marcar el próximo gran salto.

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