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"Que Rafael Bofill vaya preso", el pedido de los familiares de Juani

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Familiares de Guillermo Juani, atropellado y asesinado por el hijo del chamamecero, protagonizaron una marcha en el centro capitalino para exigir que se haga efectiva la pena de cuatro años de reclusión que se le impuso al joven, por el hecho ocurrido en 2012.



Una mo­vi­li­za­ción en re­cla­mo de jus­ti­cia tu­vo co­mo es­ce­na­rio las ca­lles del mi­cro­cen­tro co­rren­ti­no du­ran­te la me­dia ma­ña­na de ayer, cuan­do se ma­ni­fes­ta­ron fa­mi­lia­res de Gui­ller­mo Jua­ni, el hom­bre que fue atro­pe­lla­do y ase­si­na­do por Ra­fa­el Bo­fill, hi­jo de Ma­rio. Los ma­ni­fes­tan­tes re­cla­ma­ron que se ha­ga efec­ti­va la pe­na de cua­tro años que se le im­pu­so al mu­cha­cho, al ca­bo de un jui­cio que fi­na­li­zó el año pa­sa­do.



De­be se­ña­lar­se que allí se dis­tin­guió la pre­sen­cia y so­li­da­ri­dad de los fa­mi­lia­res de víc­ti­mas de otros ca­sos fa­mo­sos: la de la bom­be­ra Va­ne­sa Sau­ce­do -­quien mu­rió cuan­do el co­che bom­ba en el que iba se in­crus­tó con­tra una casa-­ y las víc­ti­mas de fe­mi­ci­dio Ta­ma­ra Za­la­zar y San­dra Sil­gue­ro. Es­tos tres ca­sos, más allá de sus par­ti­cu­la­ri­da­des, aún no en­cuen­tran jus­ti­cia.



El día de la mar­cha no fue ele­gi­do al azar, ya que ayer se cum­plie­ron seis años des­de la muer­te de Jua­ni. El jui­cio en tan­to, fi­na­li­zó en no­viem­bre del año pa­sa­do.



Ayer los ma­ni­fes­tan­tes se con­gre­ga­ron en la es­qui­na del pa­sa­je Agus­tín Gon­zá­lez y La Rio­ja, fren­te a pla­za Ve­ra, lu­gar del que par­tie­ron, rum­bo al Su­pe­rior Tri­bu­nal de Jus­ti­cia. La viu­da de Jua­ni, Ma­rie­la Ga­llar­do, brin­dó un en­cen­di­do dis­cur­so pa­ra re­cla­mar que la sen­ten­cia de Bo­fill, con­de­na­do a cua­tro años de cár­cel, que­de fir­me y el hom­bre sea en­ce­rra­do. “No que­re­mos que si­ga ha­bien­do de­mo­ras, que Ra­fa­el Bo­fill va­ya pre­so”, ex­cla­mó la mu­jer.



En ese sen­ti­do, re­cor­dó que el hi­jo del cha­ma­me­ce­ro “vol­vía de una no­che de ex­ce­sos, con 1,76 de al­co­hol en san­gre (lo per­mi­ti­do es 0,5), y sin im­por­tar­le lo que po­día pa­sar, con su au­to em­bis­tió a Gui­ller­mo (que iba en mo­to). Él (por Bo­fill) sa­bía el es­ta­do en el que es­ta­ba y de­ci­dió ma­ne­jar igual; y no só­lo eso, si­no que lue­go, en vez de lla­mar a una am­bu­lan­cia o a la co­mi­sa­rí­a, de­jó ti­ra­do a mi ma­ri­do pa­ra ir a su ca­sa y bus­car a sus pa­dres”, in­di­có Ga­llar­do.



Una vez que la ma­ni­fes­ta­ción lle­gó a la se­de del Su­pe­rior Tri­bu­nal, ubi­ca­do por ca­lle Pe­lle­gri­ni, el mi­nis­tro Ale­jan­dro Cha­ín re­ci­bió a Ga­llar­do y a su abo­ga­do, Gui­ller­mo Es­ca­lan­te.



De­be re­cor­dar­se que la sen­ten­cia es­tá sien­do de­ba­ti­da en las al­tas es­fe­ras de la Jus­ti­cia co­rren­ti­na, an­te lo cual de­be­rá aguar­dar­se por sa­ber que le es­pe­ra al mu­cha­cho. La mar­cha, lle­gó has­ta la Le­gis­la­tu­ra.

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