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Panorama semanal: Capitanich a micrófono abierto

El gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, puso en blanco sobre negro la oportunidad que los gobernadores opositores se perdieron cuando decidieron o ausentarse (Rodríguez Larreta) o enviar representantes no titulares (Corrientes, Jujuy) a la reunión convocada por el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, para explicar los alcances de la negociación con el Fondo Monetario Internacional.
Los mandatarios que formaron parte del oficialismo cuando el presidente Mauricio Macri hiperendeudó a la República Argentina, enviaron representantes sobre la base de la interpretación de Gerardo Morales, gobernador de Jujuy y presidente del Comité Nacional de la UCR, dejó en off side al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que impulsaba la postura más rígida de los fundamentalistas de su partido de no concurrir a la convocatoria.
Morales provocó polémica dentro de su propia coalición al afirmar "me parece que ya está, no hay que jugar a las escondidas con este tema. Esta deuda la contrajimos nosotros y lo menos que tenemos que hacer es ir a escuchar".
En la relación el ministro Guzmán puso en evidencia cuáles son las diferencias con el Fondo para cerrar un acuerdo. Básicamente la resistencia oficial a aplicar políticas de ajuste que terminarían asfixiando la reactivación económica argentina que pende de la complicadísima situación macroeconómica el país.
Fue la duda que expresó el gobernador chaqueño que estuvo presente en el encuentro Durante su intervención, Capitanich hizo una serie de consultas sobre el acuerdo al presidente y al ministro de Economía, enfocadas principalmente en la posibilidad o no del aumento de tarifas, un esquema de equilibrio entre precios e ingresos, y especialmente sobre las políticas para la recuperación del salario real.
"La pregunta es si el sendero de negociación entre tarifas, salarios y precio de los bienes forma parte también de esta agenda de los detalles de negociación", inquirió el mandatario de nuestra provincia.
Algo parecido ocurrió con otros mandatarios. Algunos como Axel Kicillof se enfocaron en la responsabilidad del macrismo que se ausentó en relación con la cuantiosa deuda. Otros, como el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Sáa, prefirieron cuestionar el origen mismo de la deuda y su legitimidad, planteando concretamente denunciarla ante tribunales internacionales.
Ambas cuestiones merecieron el rechazo de la Nación. Pero quedó claro que el temario no estaba condicionado. Era la oportunidad ideal para los opositores.
Claro que el punto central en un encuentro de ese tipo y con la cuestión específicamente de la deuda, los mandatarios radicales o el jefe porteño del PRO no pueden correrse de lo que planteó Morales. Son los responsables de haber contraído ese endeudamiento.
Tampoco encuentran eco para plantear sus controversiales requerimientos. La oposición argentina está solicitando más ajuste, o por lo menos anticipándose más que el Fondo Monetario.
No quedan dudas de qué lado de cada vereda se pone cada uno de los actores en la política argentina. Una cosa es dejarle ese papel a la ultraderecha vernácula. Es el discurso esperable en Milei o Espert, pero en la oposición que es alternativa de poder, conspirar de esa manera contra la mayoría de los argentinos podría poner en fojas cero la expectativa que se generó tras los resultados de las legislativas de noviembre del año pasado.
Precisamente la postura de Juntos por el Cambio coincide con las exigencias del gobierno de Estados Unidos, principal “accionista” del FMI que flexibilizó sus posturas para empujar la reelección de Mauricio Macri. Eso no ocurrió, más allá del deseo de la gestión de Donald Trump. Las penas son de nosotros. Las vaquitas son ajenas.
Ahora, Estados Unidos exige que Argentina ajuste sus gastos para llegar al 2023-2024 al déficit cero. Es el macrismo el que ahora está de acuerdo con EEUU, sin recordar cuál fue el veredicto del electorado nacional.
Deberá la oposición encontrar más que el argumento norteamericano para enfrentar la postura que encabeza el gobierno nacional que la economía se recupere de los impactos que pegaron el gobierno macrista y luego el que produjo la pandemia en el 2020, un fenómeno que se dio en todo el planeta.
Todavía falta, se espera cerrar el acuerdo con el FMI en marzo próximo, pero no existen dudas respecto del cariz positivo que para esas conversaciones tendría frente al organismo multilateral una posición argentina unificada. La interna de Juntos por el Cambio lo impide. Bloquea incluso la posibilidad de que los sectores que lo integran realicen una serena y precisa autocrítica de su gestión económica.
Por el contrario, sus referentes económicos, Alfonso Prat Gay o Federico Sturzenegger, incluso el ex ministro de Economía, Nicolás Dujovne, se permiten dar consejos. Algunos que le sirven a históricos referentes del radical-macrismo chaqueño, como Carim Peche, respecto de temas que desconoce como la deuda, quien todavía no parece haber digerido el último resultado electoral en la provincia.

CHACO

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