Opinión del Lector

Pandemia, un cambio radical en nuestras vidas

Todo cambio genera resistencias y requiere una elaboración para adaptarse. Esta pandemia es un hecho inédito en todos los seres vivos, y ha sido un cambio radical en nuestras vidas. Su adaptación depende de la estructura psíquica previa de cada persona. Cada uno puedo oscilar entre el extremo de la omnipotencia, por la cual se niega todo riesgo y se concluye que el riesgo lo tiene sólo el otro. Y la vivencia paranoide, por la cual se vive en la persecución permanente del virus invisible que ataca, paraliza y y dificulta el actuar de manera racional.


En el medio estaría la posibilidad de tener un respetuoso temor al virus y al riesgo de contagio tomando las medidas aconsejadas para morigerar el riesgo. Sin olvidar que somos mortales, y que más allá del Covid-19, siempre existe un riesgo incompresible. El riesgo cero no existe, aún sin la existencia del Covid 19, 20 o 21.


Sin duda, lo más difícil ha sido y sigue siendo reprimir manifestaciones de afecto, como el abrazo, el beso y el contacto corporal , tan arraigados en nuestra cultura. Quizá el compartir el mate sea una costumbre que se dejará de lado luego de la pandemia, no sólo por este virus sino por la cantidad de enfermedades transmisibles que puede vehicular esta modalidad social. Pero las manifestaciones de afecto expresadas a través del cuerpo pienso que volverán como una necesidad intrínseca a nuestra cultura.

Creo que el mundo virtual ya estaba presente antes de la pandemia, en particular entre los más jóvenes. La pandemia no ha hecho más que acelerar un proceso en germen que se ha instalado para permanecer. La virtualidad cobró un viso de real, se comunica y hacen reuniones vía Zoom. Se dan clases on- line, reuniones de directorio, home-banking, psicoterapias on-line, tele-medicina, etc. Las coordenadas espacio-temporales adquieren otro paradigma. Esto genera ventajas evidentes en cuanto al manejo del espacio y evitar desplazamientos o permitir el acceso a personas que viven lejos de centros urbanos. Pero por otro lado supone que todo el mundo no sólo tenga acceso a la conectividad, sino también que sepa utilizarlo.

Asistimos así al analfabetismo digital de algunas personas mayores, o a la falta de conectividad de los excluidos del sistema por carencia de internet o del soporte que les permite acceder.

El sentimiento de existencia está siendo dado por el manejo de la tecnología. Se puede aplaudir o cuestionar esta evolución, pero parece inexorable. El desarrollo del individuo (y del país) y su grado de inserción en la sociedad dependerá en parte del desarrollo de las nuevas tecnologías y en caso contrario quedará al margen del mundo. Esta pandemia ha revelado el desafío tecnológico imprescindible que requiere todo Estado moderno, y el esfuerzo que dicha tecnología esté al alcance de mayor número posible de personas.

Autor: Juan Eduardo Tesone
Coronavirus PANDEMIA

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