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Pandemia: cómo calmar la angustia de los niños

Los niños son más intuitivos de lo que creemos, por eso es importante explicarles cómo seguirán siendo los próximos meses y permitirles preguntar y dar su opinión al respecto.

Pese a la inquietud que nos ha acompañado durante ya un año por la pandemia del Covid-19, estamos en un período cargado de un cierto optimismo debido a la vacuna. “Es importante que durante este año, expliquemos a los niños -desde un lenguaje adaptado a ellos-, cómo van a ser estos meses, pues es importante que lo entiendan, puedan hacer preguntas y dar su opinión”, asegura Julia Moraleda García, neuropsicóloga. “Además, hay que darles una razón por la que ilusionarse”, añade.

“Sabemos que los más pequeños tienen una gran capacidad de adaptación. Lo vemos cada día cuando se adaptan a los formatos de clases online o asumen con entereza la privación a determinado ocio como, por ejemplo, celebrar fiestas con todos sus amigos”, continúa Moraleda. Los niños no son tan conscientes de los peligros concretos de esta pandemia, por lo que los adultos debemos seguir siendo responsables y contribuir con algunos sacrificios para minimizar el riesgo. “Hay que limitar nuestras actividades hasta que una gran mayoría de la población esté vacunada. Y tenemos que hacerles partícipes del compromiso con la sociedad”, subraya la experta en psicología sanitaria.

De primera mano, los menores han sufrido las restricciones, sobre todo a nivel social y afectivo y “no todo va a ser sacrificio”, subraya Moraleda. “Es muy necesario enseñarles que hay que entender que cada uno de nosotros tiene una necesidad distinta y que posiblemente muchas personas mayores sigan con el temor al contagio”, sostiene esta experta en neuropsicología. Asimismo, añade que, aunque exista la vacuna, “deben respetarse las decisiones y miedos de cada uno”.

Según la experta, “los constantes cambios de normativas y de medidas, mientras evoluciona la curva de contagios de la segunda ola, causan una gran incertidumbre y desazón. Sin embargo, a los niños debemos tratar de no proyectarles nuestras preocupaciones”. “Como padres es conveniente validar las emociones de los menores”, continúa, “y no restar importancia a la tristeza, la rabia o impotencia de tener que sobrevivir unos meses más en el contexto actual”. Y ante esto: “Los padres podemos acompañarlos para que sean ellos quienes desarrollen herramientas y estrategias para su gestión”. La recomendación última de la psicóloga sanitaria es agradecer en familia alguno de los aprendizajes incorporados a lo largo de estos meses. “De todas las situaciones difíciles sacamos fortalezas y herramientas para el futuro, algo muy positivo para los niños”.

Los niños necesitan ilusión y esperanza

“En el entorno de los más pequeños, podría ocurrir que algunas de las actividades habituales se vean restringidas, reciban menos refuerzos ambientales y como consecuencia, su estado de ánimo se vea afectado, pudiendo sentirse más tristes de lo habitual y, en ocasiones, enfadados”, argumenta Carlos Antonio Rodríguez Méndez, también psicólogo. Según afirma: “Frente a los retos del entorno, los padres debemos convertirnos en el lugar seguro desde el que nuestros niños se atrevan a explorar y a desarrollar sus recursos personales. Nuestros hijos también sienten la necesidad de control. Cuando esto no es posible, como en la actual pandemia, sentimos miedo, ira o frustración”, declara el psicólogo.

Rodríguez cita uno de los libros sagrados del hinduismo, Mahabharata (Guita), que explica que los tres enemigos de la felicidad son el miedo, la ira y la dependencia: “Nuestra misión como padres es enseñar a nuestros hijos a transitar por espacios donde puedan desarrollar el valor frente a la incertidumbre, la tolerancia frente a la frustración y el goce que genera avanzar en la independencia”.

Claves para calmar la angustia

El psicólogo explica dos claves sobre cómo los padres pueden ayudar a sus hijos en esta experimentación y gestión:

- Frente al miedo de lo incontrolable: podemos explicarles que hay muchas situaciones en la vida que no podemos controlar. Y en esas situaciones hay que aceptar lo que la vida, el mundo y los demás traen de forma imprevista.

- Séneca dice en “El arte de mantener la calma” que la educación que evita el contacto de los niños con las dificultades diarias, genera menores iracundos con baja tolerancia a la frustración. “Lo que les niegues cuando lloran, dáselo cuando se calmen”. Esto supone una magnífica ocasión para educarlos en ese plano. Frente a la ira que aparece con la frustración (por no poder quedar con los amigos, ver a los abuelos o ir de viaje), aprenderán con nosotros a procesarla y enfrentarla.

Para Rodríguez, “si ayudamos a los niños con esta experiencia obligada de la crisis del coronavirus a gestionar sus miedos, inseguridades e ira, estaremos consiguiendo hijos valientes en la exploración, conocedores que tienen un lugar seguro en los brazos de sus padres. En definitiva, estarán avanzando hacia su independencia”.

CLAVES PARA SUPERARLA

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