Interior

Monseñor Canecin: Tenemos que superar las brechas y las grietas hondas y profundas

Crédito: 111283

“El Adviento nos dispone y nos prepara a vivir una experiencia de encuentro: el Encuentro de Dios con el hombre. Cada vez que Dios y el hombre se encuentran por haberse puesto de acuerdo ocurren maravillas”, aseguro monseñor Adolfo Canecin, obispo de Goya, en un audio que se difundió en las redes sociales, especialmente en los grupos de whats app y, en los medios de comunicación.

 

Este domingo 2 de diciembre, con toda la Iglesia, comenzamos según la pedagogía litúrgica de nuestra madre la Iglesia, un nuevo tiempo litúrgico denominado tiempo fuerte: el tiempo de Adviento

 

Dios por amor tomo la iniciativa de hacerse hombre en la plenitud de los tiempos y eligió el modo y una manera humana de hacerse hombre: nacer de una mujer que después de todo un tiempo y proceso de gestación en el seno materno, bendito tabernáculo es el vientre de la mujer que acuna la vida, la gesta y la alumbra en el momento oportuno.

 

Un Dios que quiso aprender a ser Hombre. Aprender a ser un ser humano. Aprender a ser criatura. En ese aprendizaje, como le pasa a todo niño, tuvo necesidad de una madre: MARÍA.

 

Tuvo necesidad del contexto de una familia: la de  Nazaret.

 

María y José, es el modo humano, natural y correcto para que todo ser humano llegue a este mundo

 

El Hombre, varón – mujer, cuando cree, valora a aquel que vino, viene y vendrá por amor se dispone  recibirlo.

 

María es la creatura que representando a la humanidad y a toda la expectativa del Pueblo de Israel, fue la que más y mejor creyó y espero, por eso, no solo abrió su mente y su corazón, por la fe sino también permitió en sus entrañas virginales y purísimas fueran receptivas para que la obra del Espíritu Santo hiciera que el Verbo se encarne, este misterio que celebramos el día de la anunciación el 25 de marzo y como la naturaleza prevé, nueve meses después, el 25 de diciembre celebramos el misterio del amor de Dios que acampa en medio nuestro.

 

Navidad es Jesús, fruto de la iniciativa de Dios y la respuesta de María con la obra del Espíritu Santo.

 

Sin Jesús no hay Navidad, por eso, en la pedagogía litúrgica de la Iglesia, durante nueve meses fue gestándose en el seno materno.

 

En este tiempo, queremos prepararnos, no solamente para hacer memoria, como una tarea intelectual, sino para actualizar el misterio que aconteció muchos siglos atrás. Ese mismo misterio quiere hacerse presente hoy, aquí y ahora. Así como ayer fue María la que lo permitió, hoy tenemos que ser vos, yo y cada uno de nosotros.

 

Que en cada familia y en cada comunidad, como una nueva María que se abre de mente y corazón, para recibir la iniciativa de Dios y tenemos que permitir que el Espíritu fecunde, mente, corazón, vidas, personas, matrimonios y familias para alumbrar a Jesucristo, con pensamientos, sentimientos, palabras y gestos concretos que tengan por destinatarios los hermanos, sobre todo, los débiles, frágiles, pobres, descartables, para tener gestos de solidaridad y de compartir.

 

Así como Dios supero la enorme distancia que separa el cielo de la tierra, también nosotros tenemos que superar las brechas y las grietas hondas y profundas que tenemos como humanidad, que tenemos como Argentinos, o a veces, en las comunidades y en nuestra propia casa.

 

Imitando la actitud de Dios tender puentes de reconciliación, otorgando perdón, retomar el dialogo, volviendo a mirarnos a los ojos, volviendo a esbozar una sonrisa, una mano tendida, un compartir con un plato de comida ofreciendo al otro.

 

Deseo que el Señor les regales, personal y comunitariamente, una hermosa experiencia de Adviento, para actualizar el misterio de la Navidad. Deseo un fecundo Adviento y de ser así, será sin lugar a dudas, una feliz Navidad para todos. 

Estás navegando la versión AMP

Leé la nota completa en la web