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Larregain: Las familias no pueden vivir sólo de la ayuda del Estado

El Obispo Auxiliar de Corrientes reflexionó acerca de los duros indicadores de pobreza difundidos, recientemente, a nivel nacional. Pidió por la generación de empleo genuino para contrarrestar las asimetrías sociales que se acentuaron ante la pandemia.

Unos seis millones de chicos menores de 14 años viven en hogares pobres en Argentina, y fueron los más golpeados por el deterioro social impulsado por la inflación y la recesión en medio de la pandemia, según surge de datos difundidos por el INDEC.

En esa franja etaria, el índice de pobreza alcanzaba al 53,6% al finalizar el primer trimestre de este año. Entre adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años, llegaba al 47,5%, según esa medición. El obispo auxiliar de Corrientes, José Adolfo Larregain, dialogó con época acerca de esos indicadores de los cuales la provincia de Corrientes no está exenta.

El Prelado coincidió en que las asimetrías sociales se acrecentaron en el contexto de crisis sociosanitaria generada por el brote de COVID, que lleva ya más de 16 meses de vigencia en esta nación, y señaló a la creación de fuente de trabajo genuino como una de las inexorables vías de salida para esta situación apremiante.

“El incremento de la pobreza se observa a simple vista si uno lo quiere ver. Impacta con mayor fuerza en los niños, adolescentes y en los adultos mayores. Porque son etapas de la vida muy vulnerables. Lamentablemente, esto de la pandemia les restó aún más oportunidades a sectores que ya venían postergados”, semblanteó el religioso franciscano.

En cuanto a lo local, el Obispo señaló que “aquí en Corrientes, en las principales avenidas se ven muchos carros con gente que junta cualquier tipo de cosas con tal de reciclarlas o trasladarlas para obtener algún sustento. También, vi a jóvenes y adolescentes revisando bolsas en busca de algo de comida. Un panorama que nos duele a todos como sociedad”.

Bajo esa línea de observación, el Obispo auxiliar puntualizó que “una realidad que es acuciante es la necesidad de trabajo genuino. Las familias no pueden vivir solamente del sostenimiento del Estado”.

“Es verdad que hay que fortalecer y reforzar la protección social por medio de programas asistenciales -prosiguió-, pero si se quiere enfrentar el problema de fondo, lo que se precisa es generar empleo, para que los núcleos familiares a través del trabajo se ganen el pan de cada día de manera digna”.

“Hoy por hoy, el cuadro familiar se reconfiguró ante la desocupación. Sé de hogares en los que ante la falta de empleo, los abuelos, con sus magros ingresos, aportan para promover el sustento diario”. reflexionó.

Al ser consultado acerca de qué puede hacer la Iglesia y la sociedad toda para colaborar a fin de promover mayores oportunidades para los sectores oprimidos, Larregain indicó que “se necesita un cambio de mentalidad grande. Debemos sentirnos corresponsables todos, sobre todo a la hora de emitir un sufragio”.

“El cambio empieza por uno y aquí en Corrientes hay mucha solidaridad espontánea. Está vigente esa sana costumbre de ayudar y dar una mano al que más lo necesita y no debe perderse. Hace poco vi en Itatí gente que preparaba viandas para las familias que debían permanecer aisladas. En esta capital hay grupos como el de ‘Buen Samaritano’ que también provee alimentos a la gente en condición de calle y eso es valorable, máxime en estos tiempos”. No obstante, el franciscano remató: “Yo como ciudadano común puedo ayudar a una o dos personas a cruzar un río, pero si el número es mayor, es el Estado el que debe construir un puente, ya es su responsabilidad y es eso es lo que se le reclama a los gobernantes”.

OBISPO AUXILIAR DE CORRIENTES ADOLFO LARREGAIN IGLESIA CATÓLICA indec

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