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La llegada de EE.UU. a la Luna, la hazaña que Trump quiere repetir

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ra el 20 de julio de 1969. Eran años de Guerra Fría. Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban el poderío político, económico, social, militar, informativo y científico. La carrera espacial también estaba en pugna: ambos países buscaban pasar a la historia y conseguir la superioridad tecnológica.



Fueron los estadounidenses, bajo la presidencia del republicano Richard Nixon pero con el impulso del asesinado John Kennedy, los que lo lograron. Si bien el soviético Yuri Gagarin fue el primer hombre en ser enviado al espacio, ese 20 de julio los astronautas Neil A. Armstrong, Edwin E. Aldrin Jr. y Michael Collins pisaron la Luna.

 

Habían viajada con la misión Apolo 11 cuatro días y 400 mil kilómetros para llegar allí. Habían sido entrenados por años y vestidos y equipados con todo lo necesario para que no faltara nada, para que la misión saliera perfecta. El miedo estaba, la expectativa era alta, la probabilidad de fracasar amenazaba y Nixon tenía un discurso preparado para brindar a la nación por si no lo conseguían.



No hizo falta. A seis horas de aterrizar en el satélite, ante los millones de personas que alrededor del mundo pararon sus vidas, sus horas, para seguir por televisión lo que estaba ocurriendo, Armstrong dijo la frase que lo hizo famoso: "That´s one small step for a man, one giant leap for mankind" ("Es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad").



Cómo fue la llegada del hombre a la luna



Después fue Aldrin quien dejó su huella en la Luna, mientras Collins miraba todo desde la nave. Entonces los dos, con ese andar pausado, de cámara lenta, ante la ausencia de gravedad, dieron un paseo, sacaron fotografías, tomaron muestras del suelo, clavaron una bandera de Estados Unidos y dejaron una placa conmemorativa del evento que decía: "Vinimos en son de paz y en nombre de toda la humanidad".

 

Desde aquel 20 de julio, 10 hombres más pisaron la Luna hasta que el interés se desvaneció y en 1975 terminaron los viajes al satélite. Hasta ahora. Al menos así parece. Ayer, el mismo día en que Nueva York sufrió un intento de ataque terrorista, el presidente Donald Trump firmó una orden en la que instruye a la NASA a "reenfocar el programa espacial de Estados Unidos hacia la exploración y el descubrimiento".

 

La medida, "marca un paso importante en el regreso de los astronautas estadounidenses a la Luna por primera vez desde 1972, para exploraciones largas", según el republicano.

 

"Esta vez no vamos solamente a plantar la bandera y dejar nuestras huellas. Vamos a establecer una base para una eventual misión a Marte y, quizás algún día, a muchos mundos más allá", dijo Trump.

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