Apodada como "la señora del carrito", Ana Alicia Arízaga es conocida por ofrecer dulces en su puesto ubicado en la vereda del colegio Sagrado Corazón. Este año, para celebrar su aniversario y en el marco del Día Internacional de la Mujer, alumnos y tutores le organizaron un emotivo reconocimiento.
Un simple gesto como comprar dulces a la salida del colegio se vuelve parte de un invaluable recuerdo que acompaña a quienes evocan su niñez con amor y nostalgia. Aún más cuando en el lugar, donde uno fue feliz, encuentra a esas personas que fueron parte de su infancia añorada.
Algo similar les pasó a los tutores, ex alumnos, del colegio Sagrado Corazón, ubicado en Avenida Sarmiento 1953, que decidieron homenajear en el marco del Día Internacional de la mujer y en su aniversario 50 de trayectoria, a Ana Alicia Arízaga.
Apodada como "Anita" o la "señora del Carrito", Arízaga trabaja desde el año 1972 en la salida del colegio ofreciendo dulces, revistas y juguetes. "50 años repartidos entre el Patito, el Sagrado, el Roubineau, y hasta los chicos de la escuela 607 a la vuelta por República del Líbano", comentó un tutor a través de las redes sociales donde posteó el emotivo festejo.
Con torta, ramos de flores y una lona con su foto, ex alumnos y tutores organizaron un agasajo para la mujer que alguna vez los vio salir de uniforme, y hoy los reconoce como padres de los estudiantes que asisten al emblemático colegio fundado en el año 1968.
Según relató uno de los organizadores del homenaje a diarioepoca.com, "Anita" le reveló que este año cumplía 50 años de trayectoria en la escuela, y a propósito de acercarse el día Internacional de la Mujer, los tutores se organizaron a través de un grupo de WhatsApp para rendirle honores como se merecía.
Tal fue el resultado de la convocatoria para obsequiarle algo especial, que ayer la sorprendieron con carteles y una torta alusiva. Sin contener su alegría y grandeza de corazón, Anita repartió con los niños y adultos un pedacito del dulce, y se llevó los abrazos de todos.
"El cariño de ustedes me lo grabé en mi alma porque sabía que me querían y el corazón me dice que los querré por otro tiempo más", reza un poema que mandó a una de las tutoras, y que imprimió para regalar a los estudiantes con bolsitas de golosinas.
Así se resume su trabajo dedicado con amor para con los alumnos, algunos ya cumpliendo el rol de tutores, que se volvieron a encontrar con la dulzura de Anita, la eterna "señora de los carritos".