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Hombre rescató a tres hermanitos del incendio de una vivienda

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El héroe anónimo rompió una ventana y sacó a los tres chiquitos de cuatro, cinco y seis años, antes de la explosión de una garrafa.



Lo que ha­bría si­do una ne­gli­gen­cia por po­co ter­mi­na en una au­tén­ti­ca tra­ge­dia, cuan­do tres her­ma­ni­tos de cor­ta edad, fue­ron de­ja­dos so­los en el in­te­rior de una ca­si­lla, la cual su­frió un in­cen­dio que por po­co le cues­ta la vi­da a los me­no­res, de no ser por un hé­roe anó­ni­mo: un ve­ci­no que ad­vir­tió la pre­sen­cia del fue­go y, sin du­dar, res­ca­tó a los her­ma­nos. To­do ocu­rrió ayer en la ciu­dad de Co­rrien­tes.



Apa­ren­te­men­te, la cau­sa de las lla­mas fue por un ac­ci­den­te do­més­ti­co que ocu­rrió en mo­men­tos en que los tres me­no­res, de cua­tro, cin­co y seis años, es­ta­ban so­los en una pre­ca­ria ca­si­lla del ba­rrio Pa­to­no.



Los chi­qui­tos es­tu­vie­ron a pun­to de ser al­can­za­dos por la ex­plo­sión de una ga­rra­fa. Gra­cias a la in­ter­ven­ción de su ve­ci­no, lo­gra­ron sal­var­se.



Asi­mis­mo hu­bo po­lé­mi­ca por la su­pues­ta ra­zón por la que los me­no­res ha­brí­an es­ta­do so­los: los ve­ci­nos di­je­ron que los pa­dres fue­ron a re­a­li­zar una mar­cha po­lí­ti­ca; es­to fue lo ma­ni­fes­ta­do a per­so­nal mu­ni­ci­pal que se acer­có al si­tio del in­ci­den­te. No obs­tan­te, se re­a­li­zó las con­sul­tas per­ti­nen­tes a las áre­as co­mu­na­les que in­ter­vi­nie­ron, pe­ro no pu­die­ron con­fir­mar la ra­zón de por­que es­ta­ban so­los los ni­ños, más allá de que si se ad­mi­tió que es­to fue lo ex­pues­to por ve­ci­nos. Fuen­tes cer­ca­nas a épo­ca, en ese sen­ti­do, se­ña­la­ron que es­to ha­bría si­do así.



Hay que acla­rar que no es el pri­mer ca­so en el que me­no­res son de­ja­dos sin cus­to­dia en un in­mue­ble. Las ra­zo­nes siem­pre va­rí­an (y ex­ce­den el pla­no po­lí­ti­co), an­te lo cual lo re­al­men­te gra­ve, es que me­no­res que­den sin una cus­to­dia, so­bre to­do a una cor­ta edad que los ex­po­ne a pe­li­gros ma­yo­res.



Jus­ta­men­te, se cree que uno de los chi­qui­tos, ha­bría es­ta­do ju­gan­do con un en­cen­de­dor y, ac­ci­den­tal­men­te, in­cen­dió ba­su­ra que ha­bía allí.



Las lla­mas, al­can­za­ron un mon­tón de ro­pa que ha­bía den­tro del in­mue­ble, an­te lo cual rá­pi­da­men­te se ex­ten­die­ron a las pa­re­des y al res­to de la ca­si­lla.



De­be se­ña­lar­se que al tra­tar­se de un pre­ca­rio in­mue­ble, he­cho de cha­pa, ma­de­ra y zinc, el fue­go se des­ple­gó con ra­pi­dez, sin que die­ra tiem­po a ser so­fo­ca­do an­tes de con­su­mir to­do el in­mue­ble.

El hu­mo y las lla­mas, aler­ta­ron al ve­ci­no hé­ro­e, que ad­vir­tió que los ni­ños es­ta­ban den­tro de la ca­sa. Sin du­dar, rom­pió una ven­ta­na y, des­de allí, co­men­zó a sa­car a los tres me­no­res. A los se­gun­dos, ex­plo­tó una ga­rra­fa.



Agen­tes po­li­cia­les se su­ma­ron a la ta­rea de res­ca­te, jun­to a una do­ta­ción de bom­be­ros, que co­men­za­ron a ba­ta­llar con­tra las lla­mas. El res­to de los ve­ci­nos, tam­bién ayu­da­ron.



En pa­ra­le­lo, se so­li­ci­tó la asis­ten­cia de una am­bu­lan­cia de la Di­rec­ción de Emer­gen­cias 107 pa­ra que se­an aten­di­dos los ni­ños.



Ade­más del shock su­fri­do, los me­no­res re­gis­tra­ron prin­ci­pio de as­fi­xia. No obs­tan­te, lue­go de al­gu­nos tra­ba­jos mé­di­cos, lo­gra­ron re­cu­pe­rar­se allí mis­mo.



Co­mo ya se di­jo, los da­ños en la ca­si­lla fue­ron to­ta­les y se per­die­ron los po­cos bie­nes que ha­bía den­tro: una he­la­de­ra, una ca­ma, la co­ci­na, una mo­to­ci­cle­ta.



Lue­go de es­to, lle­gó per­so­nal mu­ni­ci­pal pa­ra to­mar co­no­ci­mien­to de lo ocu­rri­do.



Si bien no se pu­do con­fir­mar por qué ra­zón los chi­qui­tos es­ta­ban so­los en la vi­vien­da, las fuen­tes con­sul­ta­das si pu­die­ron sos­te­ner que los me­no­res se en­con­tra­ban en­ce­rra­dos den­tro de la ca­si­lla.

 

Her­ma­ni­tas go­ya­nas



An­te es­te ca­so de­be re­cor­dar­se que a prin­ci­pios de es­te mes en la lo­ca­li­dad de Go­ya, ha­bía ocu­rri­do un in­cen­dio en el in­te­rior de una vi­vien­da, en la que mu­rie­ron dos be­bas.



Es­te ca­so acon­te­ció pa­sa­da la me­dia­no­che. Se­gún di­jo la ma­dre, ha­bía sa­li­do unos mi­nu­tos pa­ra acom­pa­ñar a una ami­ga de su hi­ja al ho­gar de és­ta, cuan­do ocu­rrió el tre­men­do in­cen­dio.



Se­gún se cree que el fa­tal in­cen­dio se pro­vo­có por un cor­to­cir­cui­to en el sis­te­ma eléc­tri­co.

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