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¿Funciona "la manifestación"? Esto es lo que dice la ciencia sobre poner el foco mental en aquello que deseamos

La idea de que uno puede influir en el universo para obtener lo que más desea a través de la manifestación, es uno de los pilares de la nueva era de la filosofía moderna. Ubiquemos primero el concepto: hablamos de manifestación cuando nos referimos en poner toda nuestra concentración y foco mental en aquello que deseamos.

Pero la peligrosa influencia de las redes sociales lo están pervirtiendo hasta límites insospechados. Así que después de unos cuántos reels de gente manifestando como loca en Instagram y Tiktok, la pregunta que surge es: ¿funciona esto de verdad? ¿es realmente efectivo poner fuertemente el foco en algo para favorecer que suceda? ¿es todo una gran mentira para volvernos todavía más vulnerables?

Sobre ello ha reflexionado el científico social y escritor Arthur Brooks en su newsletter semanal y ha ofrecido una mirada crítica pero, como siempre, con la ciencia como base para intentar explicar y entender todo este fenómeno y sobre todo, cómo nos impacta realmente y si verdaderamente puede funcionar o simplemente… perdemos el tiempo.

Qué dice la ciencia sobre la manifestación

La comunidad científica generalmente ha catalogado la manifestación como un "pensamiento mágico" que arrastra bastante estigma. Los científicos han querido abordarlo y hay desde estudios que sugieren vínculos entre este tipo de expectación fantástica con daños en la región del hipocampo a otros que lo ven como un mecanismo utilizado para evitar el sufrimiento.

"Estos estudios tienden a examinar únicamente la manifestación durante la cual una persona imagina el resultado que desea y no encuentran evidencia que la respalde. Pero una persona también puede imaginar el proceso de trabajar hacia la mejora y esto resulta tener efectos medibles y positivos científicamente", dice.

Y de hecho, si eres un escéptico en este tema, quizás el siguiente estudio te haga cambiar de idea. Se trata de un trabajo publicado en Springer Nature Link, que analizó cómo esas expectativas y fantasías -la famosa manifestación de deseos de la que hablamos- influyó en la pérdida de peso de 25 mujeres con obesidad que formaban parte del programa.

Se evaluaron las expectativas que tenían de alcanzar el peso deseado y las fantasías relacionadas con él antes de iniciar un año de tratamiento y seguimiento. La hipótesis principal del estudio sugiere que realmente esos deseos afectaron en el proceso de pérdida de peso pero de maneras contradictorias: las expectativas optimistas y las fantasías negativas contribuyeron a una mayor pérdida de peso, mientras que aquellas participantes que tenían expectativas pesimistas junto con fantasías positivas obtuvieron los peores resultados en el tratamiento.

Este estudio fue una revelación y destacó que, efectivamente, imaginar de manera realista el proceso a seguir se tradujo en una pérdida de peso significativa tras el proceso de un año. La clave estuvo en observar el proceso más que en el resultado final. Esta "manifestación" impactó positivamente en el comportamiento de esas mujeres.

Manifestar no es invocar una "fuerza mística"

Brooks insiste: no hay evidencia que sugiera la existencia de una fuerza mística que nos dé lo que deseamos simplemente por imaginarlo. De hecho, creer esto sólo nos puede llevar al desánimo y a la desmotivación, especialmente cuando más vulnerables nos encontramos.

Sin embargo, la reflexión consciente que hace el experto es sobre cómo lograr un resultado que deseamos cambiando nuestro comportamiento de manera productiva. Es decir, darle la vuelta a esa fuerza mística y transformarla en fuerza de voluntad propia, el motor de toda acción.

"Si quieres tener un gran saldo en tu cuenta bancaria, pensar en un número grande no te ayudará. Pero pensar en cómo vas a progresar financieramente y anticipar posibles contratiempos puede motivarte a adoptar hábitos útiles de ahorro y responsabilidad: así es como manifiestas una meta elegida", dice.

El mismo principio se aplica a la búsqueda de la felicidad. Brooks argumenta que ver la felicidad como un destino inamovible es absolutamente infructuoso pero entenderla como una dirección basada en hábitos, sí tiene un efecto transformador.

El escritor además comparte 4 consejos para manifestar felicidad:

La meta es ser más feliz, no completamente feliz. Simplemente, porque recuerda que "es posible que nunca alcances la felicidad perfecta en esta vida, pero puedes progresar año tras año". Es decir, imagina objetivos y metas más pequeñas, más medibles. Deseos más ‘smart’. Su recomendación: la lectura del libro de su colega Dan Harris, donde pone esto en práctica ("10% más feliz", editado por Oberon).

Visualiza el proceso. "Si pudieras volverte, por ejemplo, un 10 por ciento más feliz en un año, ¿qué significaría eso? Sé realista: ser un 10 por ciento más feliz no significa que todo será perfecto, sino que harás un progreso notable y mejorarás tu perspectiva básica y tu sentido de optimismo", dice.

Crea la estrategia. Porque para hacer estos avances incrementales, hay que trazar sí o sí una estrategia, una una lista de hábitos y comportamientos con la que ir haciendo check.

COMIENZA. Sin duda, "el paso más importante es tomar acción", recuerda Brooks.

Queda claro que la manifestación, entendida como una herramienta para visualizar el progreso y para comprometerse con unos objetivos claros y medibles, sí puede ser verdaderamente efectiva. Y es que no se trata de cambiar el universo mediante un simple deseo, sino de cambiar nuestro enfoque interno y nuestros esfuerzos para conseguir nuestras metas.



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Fuente:https://www.telva.com/bienestar/2025/05/01/680f2d0b01a2f150a88b457b.html

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