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Estamos ante desafíos en la parte tecnológica

El religioso bonaerense comentó que la iglesia comenzó una capacitación sobre herramientas de la virtualidad en plena pandemia. "Hay que pensar en el otro, en nuestro entorno. Saber que la irresponsabilidad puede traer consecuencias fatales", dijo.

El obispo fray José Adolfo Larregain fue entrevistado en el programa La Otra Campana, que se emite por LT7 Radio Corrientes y LT25 Radio Guaraní de Curuzú Cuatiá.
En conversación con el periodista Rubén Duarte, el prelado, oriundo de la provincia de Buenos Aires, se explayó en torno a su trabajo pastoral en Corrientes, en plena pandemia.

A continuación, la transcripción de la charla.

En medio de una pandemia ¿Qué opinión se formó del correntino?

-Tengo una hermosa opinión. Primero, porque yo de donde vengo, del partido de Merlo, provincia de Buenos Aires, conurbano bonaerense, hay muchísima cantidad de migrantes correntinos que han tenido que migrar y así es que fue creciendo el conurbano bonaerense. Por lo tanto, conozco muchos correntinos que viven allá desde hace muchos años. Había estado en diversas oportunidades aquí en Corrientes, sea por reuniones por orden Franciscana o a veces por algún paseo. He estado por Corrientes cuatro o cinco veces, siempre por visita algunos días, no viviendo. Pero la fraternidad, la cordialidad, la cercanía, es algo muy notorio en el pueblo correntino, algo muy hermoso y lindo.

Le pido que nos hable de su Orden.

-Yo soy Franciscano, que aquí en Corrientes tiene dos presencias, una es La Merced, la otra es la San Francisco Solano, con la diferencia que yo pertenezco a otra provincia Franciscana, es decir, no es la provincia que justamente está presente en Corrientes. Hay dos provincias de la Argentina en este momento, una se llama la Asunción de la Santísima Virgen, a la cual pertenecen las presencias que están aquí en Corrientes y la que yo pertenezco, San Francisco Solano, cuya curia está en Rio Cuarto, Córdoba.

¿Cuál es su función en este momento?

-Ser Obispo auxiliar, es colaborar, ayudar, acompañar a monseñor Andrés, que es el arzobispo de la Arquidiócesis de Corrientes, y hacer las tareas que se me designan y hacer las propias del Obispo, en este contexto tan particular de la pandemia, que se hace lo que se puede con todas las restricciones y todo esto que estamos viviendo.
¿Cree que la fe muy fuerte que tenemos los correntinos nos mantiene fuertes ante esta pandemia?

-Sí, totalmente. La fe del correntino es muy fuerte. A veces, en el conurbano bonaerense lo puede expresar, otras veces no tanto, porque tiene la dificultad de los horarios, cambios de costumbres, hábitos, el transporte. Hay muchas cosas que hacen que no se pueda expresar del modo que se expresa aquí en Corrientes. Puertas adentro, por ejemplo, la presencia de la Virgen de Itatí es algo que es muy fuerte. Aquí en Corrientes la piedad mariana, la devoción, es algo muy pero muy fuerte. Eso precisamente ayuda muchísimo en este contexto de tanto dolor, tanto sufrimiento, muerte y todas las demás dificultades que está acarreando la pandemia.

¿Qué nos puede decir a quienes perdimos familiares y amigos por Covid?

-Yo también tengo pérdidas. He tenido cuatro familiares y personas muy cercanas. Después he tenido 9 pérdidas más de personas vinculadas a distintas comunidades, también muy conocidas y amigos vinculadas a Merlo, Río Cuarto, Tartagal, Salta; Ciudad de Buenos Aires. Por lo tanto, la muerte y el dolor es algo que me llega, me ha tocado y lo estoy viviendo. No es algo que lo toco desde afuera, sino muy personalmente. Es una situación de mucho dolor, una situación en los que tenemos fe nos abrimos a la esperanza, dejamos en manos de Dios, nos fortalecemos con la oración y precisamente en eso, es que encontramos la paz. El no poder acompañar, vivir del todo los procesos de duelo, estamos viviendo una etapa muy especial, donde a veces ni siquiera el velatorio o el acompañamiento es algo que hemos podido hacer porque no se ha podido viajar o no nos ha sido permitido. Entonces, es algo que el duelo está muy presente en nosotros. Así que tenemos que tener mucha confianza, fe, esperanza, dejar en manos de Dios, tenernos unos a otros, valorar los vínculos, lo simple, lo sencillo, lo cotidiano, lo de todos los días. Esto que a veces lo vivimos tan automática y naturalmente, que ahora que no lo tenemos, lo estamos extrañando. Así que eso nos enseña a valorar.

LABOR PASTORAL

La juventud muchas veces no toma los recaudos necesarios de prevención, le pido que les hable a ellos.

-Hay que tener conciencia, en el cuidado de uno mismo y que del cuidado de uno, también depende el cuidado de otros. En esto hay que ser muy responsable. Una cosa es cuando uno vive una determinada situación y tal vez al ser joven, no tiene la incidencia que puede tener en una persona mayor. Aunque también hay casos de jóvenes que han sido fatales. Hay que ser muy responsables, pero no solamente pensar en uno, sino también pensar en los seres queridos, la familia, porque la persona que no se cuida, también tiene gente a quien cuidar. Es importante tomar conciencia de eso, de no sólo pensar en nosotros mismos, sino al contrario, salir de nosotros mismos y pensar en nuestro entorno. A veces, algunas actitudes no asumidas con responsabilidad, pueden traer consecuencias que pueden ser fatales. Me acuerdo cuando se inició la pandemia, por abril más o menos, en Moreno se dio un caso -yo vivía en Merlo en ese momento- que un joven no respetó la cuarentena y contagio, y eso ocasionó la muerte de familiares y seres queridos, entre ellos, su abuelo. Se imagina después lo que es el dolor, el cargo de conciencia y la responsabilidad que hay.
Tenemos que aprender a convivir con el virus y no es fácil. El Arzobispado ¿Ha discutido ya sobre esto? Y de ser así ¿Qué tienen pensado para implementar una tarea pastoral necesariamente diferente?

-Algo que nosotros tenemos, que es muy bueno y que ha venido ya acompañando la práctica ya desde que comenzó la cuarentena y que estamos todos aprendiendo, es una pastoral, por ejemplo, a través de las redes. Cuando hemos tenido las restricciones que no se ha permitido hacer celebraciones con presencia de gente, se ha permitido, por distintas redes sociales. Eso es algo que es muy bueno y ayuda muchísimo a un acompañamiento pastoral donde se evita el contacto con la gente, la aglomeración o el contacto personal que puede ser riesgoso. Así que creo que esa es una práctica que ayuda muchísimo y es un aprendizaje, porque no todos estamos capacitados o aggiornados a las tecnologías de este momento. Creo que es un gran desafío y muy importante de ser dóciles a las disposiciones que el Estado, tanto sea lo municipal, provincial o como lo nacional también, va indicando.

¿Se siente cómodo en Corrientes?

-Muy cómodo. Lo que dije el día de la Virgen del Rosario en Caá Catí, esto de que me encuentro con gente como si me conociese de siempre, eso es algo hermoso. Me siento muy cómodo. Es algo maravilloso sentirse así recibido, con gente como si nos conociéramos de toda la vida.

Para finalizar esta entrevista, le pido su bendición.

-La bendición para todos los oyentes de La Otra Campana, para usted Rubén, Inés, para todos los oyentes. La bendición hoy en este día que estamos celebrando, comenzando el año y tantas cosas que tenemos en el corazón y especialmente en este año que no sabemos cómo va a transcurrir. Pedirle a Dios la confianza, la fuerza y serenidad para este tiempo. Una bendición para todos los oyentes, para sus seres queridos, sus familiares y los trabajos de cada uno. Que el Señor los bendiga y los guarde, le muestre su rostro y tenga misericordia de ustedes, los mire bondadosamente, le conceda su paz y que el Señor lo bendiga. El que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.

OBISPO AUXILIAR IGLESIA CATÓLICA

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