El Papa cerró hoy la canonización de Brochero, el primer santo que nació, vivió y murió en la Argentina, con un llamado a luchar contra la pobreza.
"Mañana se celebra la Jornada Mundial contra la pobreza. Unamos nuestras fuerzas, morales y económicas, para luchar juntos contra la pobreza que degrada, ofende y mata tantos hermanos y hermanas, actuando políticas serias para las familias y para el trabajo", dijo, antes de la oración mariana del Angelus, ante unas 80.000 personas que llenaban la Plaza.
También saludó "cordialmente" a todos los que llegaron de distintos países para rendirle homenaje a los siete nuevos santos (al margen del "Cura gaucho", dos franceses, dos italianos, un español y un mártir mexicano). Cuando mencionó especialmente a la delegación oficial de nuestro país, encabezada por el presidente Macri, estallaron aplausos del nutrido público argentino presente.
Francisco saludó luego, uno por uno, a los más de 200 obispos venidos a la ceremonia, así como a los centenares de sacerdotes, cálido, sonriente y de muy buen humor, que hasta le ofrecieron un mate. Para alegría de la multitud, el Papa se subió luego al papamóvil para saludar a los miles de fieles presentes, entre los cuales muchos mexicanos venidos por su nuevo santo. Entonces, como no podía ser de otra manera, fue vivado por los argentinos, eufóricos.