Interior

El Obispo de Goya envió un mensaje a los peregrinos de la Cruz Gil

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 Monseñor Adolfo Canecin, obispo de la Diócesis de Goya, como en años anteriores, expreso su cercanía a quienes peregrinan hacia la Cruz Gil, con una carta pastoral que titula: “En la Cruz Jesús nos dio a Su Madre”. Este año propone a los peregrinos reafirmar su devoción a la Virgen  "recibiendo a la Madre de Itatí como propia".

 

En el inicio de su mensaje recuerda que desde que asumió como titular del Obispado de Goya "como Padre Obispo (24/9/15) quise acompañarlos en su peregrinar y devoción, con diferentes Cartas Pastorales:  “Mira la Cruz, fue por ti, porque te amo” (2016);  “Mirando la Cruz, aprendemos a amar a Dios y a los Hermanos” (2017) y  “La Cruz, camino de los discípulos-misioneros de Jesús” (2018)".



El obispo expresa que este año desea "estar junto a ustedes" reflexionando con este lema: “En la Cruz Jesús nos dio a Su Madre”. Recuerda un pasaje de l " la Palabra de Dios: “Junto a la cruz de Jesús, estaban su Madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, al ver a su Madre y junto a ella al discípulo a quien tanto amaba, dijo a su Madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Después dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu Madre.» Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya.” (Jn 19, 25-27).



"La Virgen María, siendo la Madre de Jesús, es su mejor discípula. Lo acompañó desde la Anunciación hasta la Cruz ¡La vemos de pie junto a la cruz de su Hijo! La sostenía de pie la fe y la esperanza en la Resurrección" expreso. Profundizo en su reflexión remarcando que "el propio Jesús entrega a María como Madre del discípulo amado y en el a todos los hombres-varones y mujeres-de todas las épocas hasta el fin de los tiempos; y el discípulo, acatando la indicación de Jesús “la recibió como suya”.



En ese linea de meditación propone que "cada uno de ustedes, junto a la Cruz, puedan hacer la misma experiencia del discípulo amado, recibiendo a la Madre de Itatí como propia".



De esta manera un peregrino devoto de la Cruz Gil, al regresar, “debe llevar a la Madre a su casa”.

Monseñor Canecin sugiere -en su carta- realizar dos cosas durante el año: "marcar cada día con el agua bendita la cruz sobre sus cuerpos, familiares, casas y cosas, y saludar al que encuentren en el camino de la vida con un “¡Ave María Purísima, sin pecado concebida!”.



Finalmente por intercesión de la Virgen de Itatí impartio la bendición de Dios, en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. 

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