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El FMI debe poner en marcha un programa de recompra de deuda para evitar una nueva crisis mundial por el coronavirus

El premio Nobel de Economía de 2001, Joseph Stiglitz, y el jefe de supervisión económica global del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, Hamid Rashid, advierten en un artículo conjunto publicado este lunes de que el mundo afronta una crisis global de deuda a causa del coronavirus.

Los expertos cifran en 110.000 millones de euros los costes derivados de la deuda durante 2020 y aseguran que es posible evitar la crisis mediante acciones coordinadas a escala mundial que eviten que los países con un mayor endeudamiento suspendan pagos.
Stiglitz y Rashid proponen que el Fondo Monetario Internacional (FMI) lidere un programa de recompra voluntaria de deuda soberana que "minimice la exposición a acreedores privados de riesgo".

Los economistas afirman que "las recompras de deuda están muy extendidas en el mundo corporativo y han demostrado su eficacia tanto en América Latina en la década de 1990 como, más recientemente, en el contexto griego, y tienen la ventaja de evitar los duros términos que generalmente acompañan a los canjes de deuda.

El mundo se aproxima, una vez más, a una nueva crisis de deuda soberana. A pesar de esta posibilidad lleva cerníendose sobre los mercados de deuda pública y privada desde hace 2 años, la crisis provocada por el coronavirus y los costes que están generando las medidas para paliar su impacto están empeorando la situación a marchas forzadas.

Este es el punto de partida del artículo que acaban de publicar en Project Syndicate el premio Nobel de Economía de 2001, Joseph Stiglitz, y el jefe de supervisión económica global del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, Hamid Rashid, y que recoge este lunes el diario británico The Guardian.

En él, los 2 economistas advierten de que el mundo afronta una nueva crisis global de deuda a causa del coronavirus y cifran en 130.000 millones de dólares (unos 110.000 millones de euros) los costes derivados que los países deberán afrontar durante 2020, de la que aseguran que "más de la mitad se debe a acreedores privados".

"Con gran parte de la actividad económica suspendida y los ingresos fiscales en caída libre, muchos países se verán obligados a suspender pagos", advierten los expertos en su artículo, destacando que otros estados "reunirán apresuradamente sus escasos recursos para pagar a los acreedores, recortando en los gastos sociales y sanitarios que tanto necesitan", o seguirán endeudándose aprovechando la liquidez que ofrecen los bancos centrales.

En el texto, los economistas señalan que llevan advirtiendo de este hecho desde junio de 2013 de que "la miopía de los mercados financieros, trabajando con gobiernos miopes", estuviese "sentando las bases para la próxima crisis de deuda del mundo. Ahora, ha llegado el día de rendir cuentas", advierten.

El artículo critica que los acreedores privados han hecho poco caso al llamamiento de la ONU para ofrecer un alivio de la deuda para los países menos desarrollados, que por el momento solo han seguido varios países del G20 y el Fondo Monetario Internacional (FMI). No obstante, Stiglitz y Rashid proponen una alternativa para evitar que se repita una crisis de deuda a escala global, que pasa por acciones coordinadas por el propio FMI.

Así, ambos expertos defienden que el Fondo Monetario Internacional (FMI) lidere un programa de recompra voluntaria de deuda soberana que "minimice la exposición a acreedores privados de riesgo", afirmando que "las recompras de deuda están muy extendidas en el mundo corporativo y han demostrado su eficacia tanto en América Latina en la década de 1990 como, más recientemente, en el contexto griego".

Además, los expertos señalan que este tipo de alivio "tiene la ventaja de evitar los duros términos que generalmente acompañan a los canjes de deuda", al tiempo que destacan que su principal objetivo sería reducir la carga de la deuda "asegurando importantes descuentos en el valor nominal de los bonos soberanos".

Por otra parte, Rashid y Stiglitz estiman que este programa de recompra "también podría diseñarse para avanzar en los objetivos ambientales y de sanidad, al exigir que los beneficiarios gasten el dinero que de otro modo habría ido al servicio de la deuda para crear bienes públicos". Para ello, proponen que el FMI administre el programa haciendo uso de recursos ya disponibles y de "fondos suplementarios de un consorcio mundial de países e instituciones multilaterales".

En caso contrario, advierten los economistas, "una crisis de deuda global hoy en día empujaría a millones de personas al desempleo y alimentaría la inestabilidad y la violencia en todo el mundo. Muchos buscarán trabajo en el extranjero, lo que podría abrumar los sistemas de control de fronteras e inmigración en Europa y América del Norte", recalcan los expertos.

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