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CRUZ DE LOS MILAGROS! "Tengamos presentes con nuestro compromiso a los heridos y débiles de nuestra sociedad" pidió Monseñor Larregain

Palabras de monseñor José Adolfo durante la Misa de la fiesta de la Santísima Cruz de los Milagros

"Nos convoca celebrar el Milagro de la Cruz, como dice la oración: «origen de nuestro pueblo correntino y signo de tu inmenso amor por nosotros». El Evangelio que propone la liturgia tiene mucho para iluminar, haciendo ver algunos puntos de contacto que se generan entre Palabra, liturgia y vida cotidiana.

Reconocer a Jesús cuando invade la oscuridad, tiniebla y tenebrosidad al corazón es un desafiante camino interior a transitar. Los discípulos han pasado toda la noche y no han pescado nada, el esfuerzo ha sido en vano. Seguramente la extenuación, agotamiento, decaimiento y muchas preguntas les rondaban por la cabeza y el corazón. Pedro es el que tuvo la iniciativa de ir a pescar seguido por el grupo que adhirió a la propuesta: «vamos contigo».

El desconocido que se aparece y comunica desde la orilla les pide algo para comer, ellos responden que no tienen. Allí viene una indicación a la cual son dóciles y se produce el signo de pasar de una red vacía y estéril a llena, abundante, completa y fecunda. Llama la atención la docilidad de Pedro que al escuchar lo que dice el discípulo amado –«Es el Señor»-, se ciñe la túnica (lo único que llevaba) y se arroja al agua. ¡Qué percepción la del primero y coraje, valentía y confianza del segundo!

En la orilla Pedro vuelve a subir a la barca, arrastra la red completa de peces, que eran ciento cincuenta y tres (especifica con precisión el autor sagrado)… la red no se rompe… todos están maravillados, no se atreven a hacer preguntas aun sabiendo quién es. En otra ocasión entraremos en el profundo simbolismo que encierra.
El texto nos traslada a una escena cotidiana, de un grupo de siete trabajadores, que compartieron los últimos tres años del Maestro. Llena de esperanza saber que a la orilla de lo cotidiano, en las actividades y experiencias de cada día, en las relaciones y vínculos, en el trabajo, en los momentos difíciles… en todo está Jesús. Quizás la oscuridad, preocupaciones u otras situaciones hacen que se entretenga la mirada corriendo el riesgo de encapsularse. Salgamos de estas situaciones, busquemos el horizonte, ampliemos la mirada, agudicemos el oído.

Ante el cambio de enfoque, contemplamos que Jesús está allí, observando en silencio, respetuoso ante el cansancio y la resignación de mantener una red toda la noche en el lugar equivocado. Él está presente en lo ordinario de nuestras vidas, su voz nos llama y convoca para escucharlo y obedecer. Es simplemente hacer un giro para que el gran milagro se realice: pasar de la oscuridad a la luz hace ver y descubrir al Resucitado.
Conmueve la docilidad a la escucha ante un desconocido, ante el nosotros sabemos, al siempre se hicieron las cosas así, ¿por qué hay que cambiar?… seguramente muchas otras interpretaciones podemos deducir desde este texto. El gran desafío de estos hombres será volver a retomar el llamado inicial que tuvieron en su momento, en el cuál fueron convocados a ser pescadores de humanidad. Hoy la invitación es nuevamente a construir lazos y echar las redes de la Pascua, construyendo comunidad, familia, en torno a la convocatoria de Jesús en su comida al descampado invitando a volver a lo esencial: sencillez, simplicidad, apertura, experiencia providente, alegría, etc.

Recordemos nuestro origen junto al gran Milagro de la Cruz, desde allí es que comprendemos nuestra historia y encontramos sentido a cada acontecimiento. Ella es un símbolo fundamental que representa la fe, la historia y la identidad de nuestro pueblo. Es centro de devoción y de fe, testimonia la capacidad de entereza y fortaleza ante las adversidades, su presencia en el corazón de la ciudad la convierte en símbolo histórico de unidad a través de las generaciones, es inspiración de unión, solidaridad, esperanza y protección, su presencia inspira paz, bienestar y prosperidad.

Volvamos a arrojar las redes de la esperanza ante tantas realidades que nos desafían, duelen y superan. Tengamos presentes con nuestro compromiso a los heridos y débiles de nuestra sociedad. Pidamos al Espíritu Santo la docilidad para realizar con confianza los cambios transformadores que son necesarios. Tengamos nuestra mirada puesta en el Señor de la historia, en Él está el alimento de los valores que nos identifican como pueblo y nos invita a celebrar".

CORRIENTES MONSEÑOR LARREGAIN CRUZ DE LOS MILAGROS

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