Se trata de Darío César Encina, quien fue hallado culpable del homicidio de Pablo Sebastián Correa, alias “Sonrisa”, en una pelea ocurrida el 12 de mayo del año pasado en una zona de pasillos del barrio Molina Punta.
El Tribunal Oral Penal N° 1 de Corrientes condenó a un hombre a 14 años de prisión por asesinar de un disparo en el corazón a Pablo Sebastián Correa, alias “Sonrisa”, de 33 años y con antecedentes penales, luego de una violenta discusión en el barrio Molina Punta de la capital correntina.
Darío César Encina, de 38 años, fue hallado culpable del delito de homicidio simple. Permanecerá alojado en la Unidad Penal N° 6 de San Cayetano hasta que la sentencia quede firme.
El tribunal estuvo conformado por los jueces Ana del Carmen Figueredo, Cynthia Godoy Prat y Raúl Guerín. El representante del Ministerio Público fue Gustavo Schmitt.
Cabe recordar que el homicidio se produjo la mañana del 12 de mayo frente a una vivienda situada por calles Caá Catí y Las Dalias, en la zona de pasillos del asentamiento Conin, en inmediaciones del Colegio John F. Kennedy del barrio Molina Punta, donde se encontraba reunido un grupo de personas.
De acuerdo a las primeras averiguaciones, por causas que se tratan de establecer se produjo una fuerte discusión entre Correa y Encinas. El hermano de Correa salió a pedir por la presencia policial para que cesara la violencia, y cuando regresó lo encontró tendido en el piso. Quiso auxiliarlo, pero ya estaba muerto. Presentaba un disparo en el pecho.
A los pocos minutos llegó al lugar un patrullero de la Comisaría Décimo Séptima. Fue socorrido por los efectivos, que decidieron trasladarlo de inmediato hasta el Centro de Asistencia Primaria de la Salud (Caps) 10, situado a unas siete cuadras.
El personal médico que recibió al herido constató que ya no presentaba signos vitales. El balazo en el lado izquierdo del tórax le dañó órganos vitales.
Entre Correa y Encinas, al parecer, había un antecedente de violencia. El homicida habría manifestado que para llegar a su domicilio debía pasar por ese pasillo, en el que en una ocasión trataron de cobrarle “peaje”.
En esta ocasión habría sucedido lo mismo, lo que derivó en una pelea en la que Encinas resultó herido. Por ello se fue y, al rato, volvió portando el arma con la cual mató a su rival.
Las autoridades actuaron con suma rapidez en la búsqueda del homicida, para detenerlo y evitar nuevos enfrentamientos.
Encinas estaba en la casa de su hermano, que también vive en esa populosa barriada. Lo apresaron sin que opusiera resistencia. A su familiar también lo demoraron, puesto que en el fondo de la propiedad los investigadores encontraron enterrado el revólver calibre 38 usado para cometer el crimen. NG