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Bella Vista: Se cumplen 31 años de la tragedia de los chamameceros

Lo que se conoce como la tragedia de Bella Vista fue, en realidad, la tragedia del chamamé, porque puso a las provincias del Litoral de luto. El 8 de septiembre de 1989, un colectivo que transportaba a una delegación de artistas chamameceros se quedó sin frenos y cayó al río Paraná. En el accidente murieron el cantautor chaqueño Zitto Segovia y el percusionista de su grupo, Jhonny Behr; el presentador y recitador del espectáculo que estaba ofreciendo esta delegación de artistas, Daniel "Yacaré" Aguirre; dos de los hermanos Sheridan: Miguel Angel ("Michel") y Joaquín ("Gringo") y "Chango" Paniagua, que era integrante del grupo Trío Corrientes. Lograron sobrevivir Carlos Miño, César González, Ricardo Scófano, Ricardo "Tito" Gómez y Cacho Espíndola.

El proyecto del espectáculo que realizaban juntos era llevar al chamamé fuera del país. De hecho, lo prepararon especialmente para participar en un festival folclórico en Niza, Francia (por eso se autodenominaron La Delegación). Sin embargo, la presencia del seleccionado fue cancelada poco antes de subir al avión. De todos modos, el show se difundió de manera local. Michel y Gringo Sheridan integraban el grupo Reencuentro junto a otro de sus hermanos, "Bocha", a Tito Gómez y a Carlos Miño. Por otro lado, Paniagua, Scófano y Espíndola se agrupaban en el Trío Corrientes. El espectáculo también contaba con otros cantores hoy famosos, como Mario Bofill, dos niños talentosos que tocaban guitarra y acordeón (los hijos de Scófano) y con un ballet que aportaba coreografías de un chamamé contemporáneo, con tradición pero también con proyección, que contó con la puesta en escena de Dante Cena.

El día del accidente varios de los integrantes de la delegación habían ido a un programa de radio para promocionar el show. Luego debían reunirse con el resto en el club donde horas después actuarían. La idea era hacer un ensayo general previo a la función. Según algunos relatos, una camioneta mal estacionada en el camino al club obligó al chofer del micro a hacer una maniobra brusca. El ómnibus quedó con una rueda contra el cordón de una calle en bajada y como no lo pudieron sacar marcha atrás, Ricardo Scófano, que había nacido en Bella Vista, le propuso al conductor que bajaran por la costanera y retomaran el camino por otra calle. El vehículo bajó por la calle Buenos Aires de Bella Vista hacia la costanera cuando perdió el control; como el recorrido es en forma de "Z" en un momento salió del curso de la calle, chocó contra una palmera y atravesó una plazoleta, sin poder volver a estabilizarse, en dirección al río. Rompió la baranda y cayó. Según las pericias posteriores, el micro llegó a los 100 kilómetros por hora antes del impacto contra la baranda de la costanera. Y por el relato de los sobrevivientes, el chofer había gritado: "Se quedó sin frenos". Debido a la velocidad con la que cayó al Paraná quedó a unos 30 metros de la costa y se hundió de trompa. La mayoría de las ventanillas estaban cerradas, por eso muchos quedaron atrapados en el interior.

Dos días después del accidente el diario El Litoral de Corrientes titulaba en la tapa de su edición: "Un Sapukay de dolor correntino". "Fueron inhumados Paniagua y Aguirre. Prosiguen los patrullajes. Imponente manifestación popular". Debajo, una fotografía que mostraba cómo la gente había salido masivamente a las calles para manifestar su dolor".

El mismo día de la caída al agua del micro la Prefectura encontró sin vida a uno de los choferes, José Toledo. 48 horas después se pudo sacar el micro del fondo del Paraná. Pero no encontraron a nadie. A los tres días del accidente se halló el cuerpo de "Zitto" Segovia, a tres kilómetros de Bella Vista, en una zona cercana a Itá Punta.

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