Con la conciencia que el estado nacional, provincial y municipal dentro de sus obligaciones básicas tiene que atender la salud de su población. Considero que la desigualdad en prestaciones de salud, es una de los desafíos que cualquier gobierno que se precie de justo tiene que resolver.

Cuarenta y largo de millones de habitantes, de los cuales muy pocos cuentan con una cobertura integral y de excelente calidad.

A pesar de la salud pública es casi buena en la Ciudad Capital y no tanto en las capitales de provincias, el acceso a ella es difícil y tedioso.

Hay cifras astronómicas que se manejan en todos los estamentos de la salud pública pero esos números no se condicen con los resultados.

El estado se ocupa de atender a la mayor porción de la población y luego los sindicatos, mutuales y privados se hacen cargo del resto.

Quienes tienen acceso a los números del estado y estadísticas conocen bastante bien estos; y con seguridad, unificando todo el sistema en una Prestación Universal con acceso igualitario de toda la población; se llegarían a niveles de servicios de salud impensados y de excelente calidad que redundaría en beneficio del país todo.

Ahora quien le pone el cascabel al yaguareté.

Sindicatos, empresarios y gremios poderosos aceptaran perder el poder económico dejando que el estado maneje sus ingresos por salud, aunque paguen las prestaciones a sindicatos, empresarios y gremios en concepto de prestadores de salud; pero no recaudadores y administradores de los aportes de empleadores, empleados, autónomos, jubilados y pensionados.