Economía

Argentina afronta la segunda ola de COVID-19 con menor déficit que el presupuestado

Las restricciones por la segunda ola de la pandemia podrían impactar en el resultado fiscal por el necesario incremento de la ayuda social a los sectores afectados.


Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), la segunda ola de la Covid-19 hace prever mayores gastos y un posible freno en los ingresos fiscales, que podrán empeorar el resultado fiscal. En este marco, un informe de la entidad señaló que el piso para el déficit anual 2021 se estima en 2,7% del PIB, alrededor de 1,5 p.p. más bajo que el 4,2% presupuestado.


"Este sería el colchón fiscal para enfrentar al coronavirus en 2021 sin empeorar el déficit anual originalmente previsto. El mismo es equivalente a la mitad del gasto covid del año pasado", relevan.

Como marco de referencia, apuntaron desde IARAF, para 2021 se esperaba que el resultado primario mejore, pasándose de un déficit primario del 8,3% del PIB a uno del 4,2% del PIB. Para cumplir esta previsión, se presupuestaba una mejora en los ingresos junto a una baja en el gasto primario. Si tal evolución se cumpliera respecto al dato efectivo de 2020 (déficit antes de intereses del 6,5% del PIB), el rojo primario del 2021 estaría en el 2,4% del PIB.


En términos de ingresos, se estima que los tributarios crecerían, fundamentado por la expectativa de recuperación del nivel de actividad con una base superior dada por el mejor cierre fiscal de 2020.

Otra fuente de recursos que no se incluyó en el Presupuesto 2021 es el Aporte solidario extraordinario. Sin embargo, en este último caso no corresponde asignarle un efecto fiscal neto por considerar que el ingreso que se obtenga ya tiene asignado su gasto por ley. Solo en la medida que surja un rezago entre el ingreso y el gasto podría generarse un excedente atribuible al ejercicio 2021.

En el primer trimestre IARAF observó que los ingresos totales crecieron un 10,5% real respecto a igual periodo de 2019, mientras que el gasto primario se ubicó casi al mismo nivel en pesos constantes (creció solamente un 0,7%). El gasto total (incluye intereses) cayó un 5,7% real debido a la fuerte reducción de los intereses pagados (cayeron un 52% real, basicamente por la reestructuración de la deuda). En este periodo se pudieron ver reducciones reales del 6% en rubros como el gasto en salarios públicos y las prestaciones sociales, compensadas con subas en rubros como los subsidios a la energía y el transporte (23,6% real y 19,3% real, respectivamente), que ganaron asi participación en la estructura del gasto público nacional. El crecimiento real de la obra pública, frente a la relativamente baja base de comparación que resultó el primer cuarto de 2020, fue significativo, llegando al 84,3% real.

En comparación con el año pasado, hubo una mejora en los resultados fiscales en el primer trimestre. El déficit primario se redujo un 69,7% en términos reales, y el déficit fiscal resultó un 60% real inferior al de 2020.

Con los datos disponibles del comportamiento de ingresos y gastos del sector público en los tres primeros meses del 2021, y teniendo en cuenta la estructura temporal habitual de los diferentes rubros, se estima que el resultado primario del sector público nacional no financiero para el 2021 será deficitario y podría ubicarse en 2,7% del PIB, es decir algo más elevado que el déficit del presupuesto “corregido” por cierre efectivo 2020, pero definitivamente más bajo que el 4,2% que figuraba en la ley escrita para 2021.

Claramente, la “confirmación” de la segunda ola de la COVID-19 desde abril, sumada al aumento de las restricciones a la movilidad y a la economía asociadas a la estrategia para su contención, generarán la necesidad de mayores transferencias de ingresos a familias y empresas afectadas. En ese sentido, estos mayores gastos y el posible freno en los ingresos fiscales podrán empeorar el resultado fiscal. El punto es que el piso para el déficit se estima en un nivel alrededor de 1,5 p.p. más bajo que el presupuestado. Este 1,5% del PIB sería el pulmón o colchón fiscal para enfrentar al coronavirus en 2021 sin empeorar el resultado deficitario originalmente previsto. El mismo es equivalente a la mitad del “gasto covid” del año pasado. Resulta clave que, dada la experiencia lograda en 2020, los recursos se focalicen de manera tal de lograr la mayor eficacia y eficiencia posibles.

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