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A ocho años de la muerte de Alberto Nisman: una causa cruzada por las “casualidades” y las contradicciones

La fiscalía se encontró con una serie de contradicciones en el mundo del espionaje sobre lo que pasó el fin de semana del 17 y 18 de enero de 2015. Los nuevos indicios: la línea del Ejército y la inteligencia extranjera.

”Esta es la causa de las casualidades”. La frase la dispara ante Infobae uno de los investigadores que intenta esclarecer la muerte de Alberto Nisman, el fiscal que hace ocho años denunció a la entonces presidenta Cristina Kirchner por encubrir a Irán en su supuesta responsabilidad en el atentado contra la AMIA y cuyo cadáver apareció, con un tiro en la cabeza, en el baño de su departamento la noche del 18 de enero de 2015. La pregunta, sin embargo, es cómo unir todas las casualidades para dar sentido al misterio. Con Diego Lagomarino acusado como partícipe necesario del homicidio por haber prestado su arma al titular de la UFI AMIA y cuatro policías que debían haber cuidado la seguridad del fiscal en ese fin de semana clave, la causa sigue sin encontrar a los asesinos, en un escenario que cada vez se vuelve más complejo. Las declaraciones de los espías que declararon bajo secreto durante los últimos meses dejaron una certeza: la de las contradicciones.

Algunos datos que la fiscalía reconstruyó tras el desfile de los agentes que aún no terminaron: un espía fue enviado al complejo Le Parc en la noche del domingo 18 de enero del 2015 para monitorear qué pasaba, otros agentes “vigilaron” la fiscalía de Viviana Fein en los primeros días esperando al ex jefe de Contrainteligencia Antonio Stiuso y otro empleado de la AFI que vivía a metros de la casa de Diego Lagomarsino tuvo ese fin de semana una intensa actividad, según sus registros telefónicos. Lo que los investigadores ahora descubrieron es que el experto de informática de la AFI estuvo justo ese fin de semana en la zona de Puerto Madero, según pudo saber Infobae. También detectaron la vinculación de una dirección en Entre Ríos que estaría vinculado al “troyano” que tenía Nisman en su teléfono, un hilo desde el que tirar teniendo en cuenta que el celular del fiscal fue borrado.

Pero además de estos puntos, los investigadores tiene en el horizonte dos hipótesis de trabajo que se reforzaron con la declaración de los espías: las sospechas sobre las tareas de inteligencia que habría hecho el Ejército a cargo de César Milani en ese momento, una línea que denunció la entonces diputada Elisa Carrió en la causa; y el posible vínculo de servicios de inteligencia del exterior con capacidad operativa en la Argentina.

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