Por Daniel Caran
La vorágine de lo cotidiano nos lleva, muchas veces, a pasar por alto cuestiones importantes pero que en la mundanidad no son percibidas. Algunos hechos esta semana: se cumplió un año de un hecho político sin resolver por la Justicia provincial. Un ataque durante un cierre de campaña en agosto de 2021 en el que fue herido un legislador de la provincia. Extrañamente, 365 días después, funcionarios judiciales hablaron para decir que siguen trabajando.
Extraño. Justo en momentos donde la Justicia en el país, la credibilidad sigue en niveles bajísimos. Pero por sobre todo, su manipulación política que según los o las involucradas actúa con celeridad y en otros ni siquiera se esmera en guardar las formas y los modos.
Como lo sostenemos hace tiempo desde este espacio: no sólo hay que parecer sinó serlo. Por eso es importante ser claro en la gestión y administración de los recursos institucionales y esto también cabe para el Poder judicial.
La seguridad jurídica y confianza en un sistema de derecho también es lo que atrae inversiones y genera mejores condiciones de vida y de desarrollo en una comunidad.
Decía el General: todos somos buenos, pero si nos controlan mejor, es aquí donde deben ser prioritarios los sistemas de control y es para todos los ámbitos, municipal, provincial y nacional.
Allí radica la importancia del sistema Judicial, eficaz y no contaminado de maniobras espurias. Necesitamos reglas claras, pero por sobre todo que nos pongan en igualdad de condiciones a quienes integramos la casa común.
Lamentablemente es habitual escuchar que todo es lo mismo y que da igual cualquier proceder, por eso, asistimos a una época donde pareciera ser que mucho más importante es parecer que ser.
Busquemos y exijamos ese sendero que nos lleve a una sociedad mucho más justa, equitativa con justicia social y en especial, cuide de los más desvalidos. Solamente en ese principio de justicia podremos llegar al otro lado del túnel por el que parece que llevamos lustros atravesando.
