Se perdieron 4.000 hectáreas y genera una merma del 40% de la producción. En 2021 se alcanzó el récord de consumo en el país: 283 millones de kilos. Subió de 5,9 a 6,17 kilos de yerba mate per cápita.
Transcurrieron poco menos de tres meses desde que se sofocaron todos los focos ígneos en la provincia de Corrientes, y hace tiempo que se evaluaron las pérdidas millonarias que significaron los incendios rurales y forestales. El sector yerbatero, al igual que el arrocero, forestal, agrícola ganadero, entro otros, sufrió pérdidas importantes al nivel de las plantaciones. De hecho una evaluación de la Mesa yerbatera, reunida a fines de febrero en Casa de Gobierno, reconoció que por el fuego y la sequía se perdieron más de 4.000 hectáreas de plantas de yerba mate y que esas pérdidas se traduciría en una merma en el 40 por ciento de la hoja, necesaria para la elaboración de la yerba, que llega al supermercado.
Ayer, la ministra de Industria, Trabajo y Comercio de la Provincia, Mariel Gabur, ratificó que, pese al intenso trabajo de recuperar las plantaciones o cultivar nuevas plantas, saben que se podrá extraer materia prima recién dentro de cuatro o cinco años, por lo que mientras tanto, si hay un mayor consumo (más demanda) habrá que importarla desde otros países productores.
"Vamos a tener una falta de materia prima. Le estamos poniendo mucha ficha a las plantas que tenemos para comenzar porque vamos a tardar cuatro o cinco años en volver a reponer", indicó -en declaraciones a radios Dos- la ministra sobre el sector yerbatero de la provincia tras los incendios y la sequía.
"Estamos esperando que sea un invierno tardío, va faltar hoja verde, producto primario lo que va a hacer que tengamos que importar yerba", remarcó. "‘Esto tiene que ver con la naturaleza, cómo se comporta el clima. La planta noble se está comportando muy bien", pero ratificó que mientras tanto "habrá que importar yerba".s
El panorama para el 2023 abre varios interrogantes
"Vamos a tener una falta de materia prima, va a faltar hoja verde, producto primario, lo que va a hacer que tengamos que importar yerba", advirtió ayer la titular de la cartera de Industria, Trabajo y Comercio de la provincia, Mariel Gabur, durante una entrevista radial.
Está claro que tras la sequía y los incendios de principios de año, se quemaron más de 4.000 hectáreas de plantaciones de yerba mate, lo que se traduce en una caída en la producción yerbatera del orden del 40 por ciento. Esta situación llega en una etapa en la que el consumo de yerba en el país es muy alto. Y si bien la Argentina es el principal productor y exportador de yerba mate en el planeta, frente a la merma en la materia prima, habrá que importar más cantidad al país.
El año pasado se produjo en la Argentina (Corrientes y Misiones) 882 millones de kilos de yerba, un volumen que -según los especialistas del sector- no alcanzaba para abastecer el consumo interno y las exportaciones y de hecho, durante el 2021 se importaron más de 25 millones de kilos de yerba mate desde Paraguay y Brasil. En tanto se exportaron 35,5 millones de kilos en 2021 con destino a Siria, Chile, España, Estados Unidos, Líbano y Francia, mientras que se abrieron los mercados de India y Vietnam.
Por la misma razón, el panorama para el 2023 incluye muchos interrogantes, porque a la sequía en la cosecha se suman los incendios en Corrientes, considerada una de las productoras de yerba más importantes junto con Misiones. Habrá que evaluar a cuánto y a qué precio se comprará materia prima a los países vecinos.
LA POBREZA Y LA PANDEMIA, FACTORES DECISIVOS
Se consume más, pese al aumento del precio
Mientras la inflación se lleva por delante el poder adquisitivo de los argentinos, las empresas reconocen que muchos apelan al mate para sustituir comidas durante el día.
Más allá de los pronósticos sombríos y la suba del precio de la yerba, el consumo de mate no sólo resistió a una pandemia que aún no concluyó, sino que tiene terreno para continuar creciendo. El 2021 fue un año de alto consumo de yerba mientras que este año la producción se vio impactada por los incendios en Corrientes.
Una de las causas del sostenido consumo de mate, a pesar de los fuertes aumentos que tiene todo el rubro alimentos y bebidas, es indeseada: la suba de la pobreza. El otro es la pandemia y el hecho de que no se recomienda compartir el mate, lleva a un mayor consumo particular.
La venta de yerba crece, en parte, por familias pobres que toman mate para reemplazar alguna comida, admiten empresarios del rubro.El gerente comercial de la empresa CBSé, Gustavo Redondo, dijo que lejos de impactar sobre el consumo, la pandemia permitió alcanzar un récord en el consumo de mate.
Llegó a los 283 millones de kilos en 2021, año en que el consumo per cápita subió de 5,9 a 6,17 kilos. En el primer trimestre de 2022, el consumo siguió creciendo, y tocó los 68 millones de kilogramos, según el Instituto Nacional de la Yerba Mate (Inym).
Las empresas destacan que el mate resiste y tiene una penetración del 94% en los hogares.
Con una pobreza que ronda el 40%, uno de los motores de crecimiento del consumo es que la gente que ve deteriorado sus ingresos recurre al mate para reemplazar una comida.
"El mate genera la sensación de sentirse lleno", explica el gerente de Producto de una de las principales compañías productoras, en un sector que tiene más de 200 marcas y en el que se pelea cuerpo a cuerpo por captar al consumidor mediante el precio. Según un informe económico publicado por IProfesional, hay argentinos que sustituyeron el almuerzo con mate cocido con galletitas.
Hay que tener en cuenta también, en abril, el Gobierno anunció que destinó 640 millones de pesos a la compra de yerba para incluir en los bolsones que se distribuyen en barriadas pobres.
Pero, desde CBSé también destacaron que el hecho de que por la pandemia cada uno pasó a usar su propio mate multiplicó el consumo. "Antes con 35 o 40 gramos de yerba tomaban dos o tres personas y ahora esos 35 se transformaron en 140 gramos. Además, la gente consumió más colaciones con yerba mate al estar en casa con home office", explicó.